Cuatro

172 13 22
                                    

“Son mías tus caricias,
Tus besos, tus palabras dulces
Porque llevas tatuado
Mi nombre en tu piel,
En tu alma y en tu corazón.”
Como el Sol y la Luna, Yarumi Eire.

.

El día de nuestra boda fue el más maravilloso de mis días en toda mi oscura existencia, antes de ti ni siquiera creí en esa posibilidad, lo más cercano al compromiso con otra persona que llegue a concebir en mis pensamientos fue la idea de un suicidio doble; porque sería realmente triste morir solo, sería tan simple, mi existencia sería olvidada por siempre, y aún así, el día en que te conocí estaba tan roto que no me importaba más la idea de morir solo…

Aunque tenías secretos, demasiados secretos nunca me anime a preguntar, ni a investigar, por miedo a perderte, porque si, tuve miedo a perderte, aunque al final si te perdí.

.

.

Tengo entre mis manos las invitaciones, son tan elegantes, todo a gusto de Chuuya, lo observo luce feliz, esta tomando un par de las personas a las que invitará, un año ha pasado entre humanos, un año conmigo, en su trabajo ha hecho amistades, al parecer es fácil de querer, deduzco que es parte de su encanto de sirena, aunque él lo niegue.

-¿No invitarás a nadie de tu familia? – le observo, él se tensa.

-No, a nadie – responde sin siquiera dirigirme la vista.

Mi mente revoluciona a mil por hora tratando de encontrar un cause adecuado, no quiero presionar, no ahora que estamos a dos semanas de casarnos.

-Bueno, es tu decisión – me encojo de hombros – será una boda privada – le sonrió – oh, pero aun así mi chibico me está llevando a la ruina – lloriqueo – nunca había gastado tanto…

-Tch, idiota – se sonroja – me gustan las cosas caras eso es todo.

-Lo sé, va incluido en el paquete.

Me lanza el cojín decorativo del sillón, lo esquivo.

-A todo esto, ¿de dónde sacas tanto dinero?

-Simple, de mi trabajo en la Agencia.

-No te creo – frunce el ceño, sus ojos azules son como dagas clavándose profundamente en mí.

-Oh, Chuuya me dueles – llevo mis manos a mi pecho fingiendo dolor.

- Déjate de estupideces caballa, he visto a tu compañero, el chico con el que vas a merodear en la cafetería y siempre esta llorando por su falta de dinero…

-Atsushi-kun es tacaño, eso es todo.

Trato de restarle importancia al asunto, lo cierto es que no quiero ahondar demasiado, aunque quizás un matrimonio con secretos no es la mejor forma de comenzar, no lo sé, aunque me consideren un prodigio soy un idiota en las relaciones interpersonales, mi único amigo y referencia para relacionarme con los demás fue Odasaku, y ahora ya no está aquí para que me aconseje, aunque si soy sincero él probablemente me diría que no debo ocultarle las cosas a mi esposa, las relaciones se basan en  confianza.

-Siempre lo haces pagar, diría que el tacaño es otro.

-Pero es que gasto todo en mi pequeña babosa – lo abrazo.

-Déjate de payasadas – me empuja – anda di la verdad.

Suelto un suspiro.

-Ese dinero es de cuando estuve en la mafia – suelto.

Él totalmente sorprendido deja caer las invitaciones que estaba acomodando, un año en este mundo, suficiente para saber que es la mafia, sobre todo Port Mafia.

Llanto de sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora