Ocho

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Sonrió, mi mirada se fija en Ranpo, porque él lo sabe, no dirá nada de eso estoy seguro así que no hay problema.

-Sí, lo es, al menos eso creo – canturreo.

-¡Dazai, bastardo! – comienza a gritar Kunikida, mi pequeña hace un puchero dispuesta a comenzar nuevamente con el llanto.

-Oh no, nada de gritos a Dazai – interviene Yosano – o todos acabaremos sordos en el mejor de los casos.

Eso de inmediato calla a Kunikida.

-¿Quién es la madre de esa pequeña? – entorna los ojos.

-Eso es de muy mala educación Kunikida-kun – comienzo a avanzar a mi escritorio – preguntar cosas tan personales como si nada, solo diré que es alguien hermoso y especial.

-Dazai-san, su hija es muy bonita – Atsushi se acerca, aunque mantiene su distancia es obvio que no quiere irritarla, así que sonrió de forma sincera – entonces… ¿la cuidara?

-Por supuesto Atsushi-kun, la cuidare con mi vida – acaricio la nariz de ella.

-¿Y qué edad tiene?

-¿Eh? – es cierto no sé qué edad tiene – no lo sé, creo que apenas nació.

-Acabas de decir que es tu hija – me señala Kunikida - ¿Cómo que no sabes cuándo nació?

-No lo sé, estaba en su cesta…

Me paralizo, mierda se me escapo información de más.

-Oh, creo que entiendo ya un poco – se acerca Yosano – Dazai, me dejarías revisarla, es lo mejor.

Observo a Sonoko que le sonríe a Atsushi, al parecer ya está normal.

-Sí, es lo mejor y gracias.

-No es nada – se encoge de hombros – vamos a la enfermería.

La sigo detrás, a mi espalda Fukuzawa les dice a los demás que ahora todos me ayudarán a cuidar de Sonoko y nada de preguntas personales indiscretas, además al parecer me harán un ajuste de horario.

-Chibi chibi me estás dando tanta suerte – le beso la mejilla regordeta.

-Esa pequeña te favorece más de lo esperado, ahora si podrás evadir tu trabajo con impunidad – cierra la enfermería con seguro – colócala en la camilla.

Con cuidado la dejo ahí, no me despego, me da miedo que se caiga, es tan pequeña que podría romperse; Yosano toma un estetoscopio y se acerca.

-Lo que me digas se queda entre nosotros, secreto profesional – comienza a auscultarla.

-Te lo diré más adelante – concedo.

Ella se concentra en revisarla, incluso la desnuda, juega un poco con mi pequeña que sonríe divertida; la vuelve a vestir.

-Todo en orden, una niña muy sana – la carga y me la entrega – y si, todo indica que es recién nacida, no tiene muchos días.

-Entiendo – un nudo se forma en mi pecho, ¿Cómo estas Chuuya?.

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-Entonces conoces a alguien así.

-Lo hago – Ougai Mori se acerca a su escritorio y busca algo en un cajón – pero solo te pido que no lo asesines, Kouyou-kun esa persona podría ser un activo muy importante.

-Y es mi Hermano mayor – canturrea Elise sin dejar de dibujar.

Mi mirada se endurece, frunzo el ceño.

Llanto de sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora