Leto, Apolo y Artemisa: Parte 2

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Hera estaba furiosa nuevamente, pues Leto había dado a luz a los bastardos de su marido y lo peor era que Iris e Ilitia ayudaron en eso, sabía en su interior que estaba mal lo que hizo y solo por eso no castigo a ninguna de las dos, pero su venganza no terminaría así, envió a la monstruosa serpiente Pitón hijo de Gea la madre tierra para ir tras Leto y sus hijos, Pitón persiguió a Leto y sus hijos intentando matarlos pero para suerte de la Titánide siempre lograba salvarse, Leto de verdad se arrepentía de meterse con Zeus y lo único bueno que salio de su aventura fueron Artemisa y Apolo.
Leto caminaba al lado de sus hijos que ya con solo un par de días de nacidos podían caminar, Leto empezó a sentir sed y camino hasta un río cercano para poder refrescarse.

— ¡Oigan! ¡váyanse de aquí!—grito un campesino.

— ¡Larguese!—grito otro.

Eran un grupo de campesinos que le gritaban a Leto que se largara, introdujeron sus pies llenos de barro en el río haciendo que la cristalina agua se ensuciara, esos campesinos fueron enviados por Hera, Leto que era una titánide normalmente pacífica se enojo, en sus ojos se veía la furia que tenía.

— ¿Como se atreven a hacer esto? La pagaran muy caro—dijo indignada, los campesinos empezaron a reírse.

Leto entonces hizo que los campesinos sufrieran una transformación, sus pieles se volvieron ásperas y cayosas en un tono marrón, se asustaron al ver sus manos de una manera antinatural y quisieron gritar pero solo de su garganta salieron croar, se empezaron a hacer más pequeños hasta que se convirtieron en unos seres poco agraciados a la vista que en vez de caminar solo saltaban y croaban, estos seres serían conocidos como ranas.
Los gemelos veian asombrados la asaña de su madre con brillos en sus ojos.

— No le digan esto a nadie ¿si?—pregunto Leto a sus hijos con una sonrisa, los gemelos asintieron.

Escucharon unos ruidos y temiendo que fuera Pitón se fueron rápido del lugar. Los gemelos de solo cuatro días de nacidos vagaron de un lugar a otro gracias a que Pitón los perseguía junto con Leto, Apolo cansado de huir y queriendo vengar a su madre decidió darle muerte a Pitón, con ayuda de Artemisa ya siendo de noche y con Leto durmiendo ambos gemelos armados con arcos y flechas se escabulleron y en los alrededores buscaron a la feroz serpiente, hasta que porfin la encontraron la feroz serpiente Pitón de escamas verdes y de un enorme tamaño al reconocer a ambos gemelos intento morderlos con sus venenosos colmillos.

Sin embargo ambos lo esquivaron y se defendieron y entre los dos les lanzaron 100 flechas lastimando a la serpiente y dándole por fin muerte cuando Apolo disparo una última flecha al corazón de la serpiente. Leto se despertó y al no ver a sus hijos con temor a que les pasara lo peor los fue a buscar encontrando una escena que la dejó sorprendida, Apolo y Artemisa sentados en el pasto con arcos cerca de ellos y Pitón, la serpiente que ha estado hostigandolos inmóvil y con un montón de flechas en su cuerpo, la titánide no tardo en darse cuenta que estaba muerta y que fue obra de sus hijos.

Desde el olimpo la reina de los dioses veía lo ocurrido y con un gran enojo dio un grito de furia, de un momento a otro empezó a llorar de frustración siendo consolada por Hebe, Iris y Ares. Una vez se desahogara Hera en un último intento de vengarse por Iris mando a llamar al gigante Ticio para darle una misión que tenía que ver con su venganza.

— Ticio—saludo Hera.

— Mi señora ¿que necesita de mi?—pregunto el gigante.

— Tengo entendido que deseaste a la hija de Febe Leto—ante esto Ticio asintio— como castigo por el adulterio que cometió con Zeus, puedes hacerle lo que quieras asique ve y no vuelvas hasta que termines con lo que te ordene—dijo Hera.

Ticio cumplió con lo ordenado por Hera y fue en busca de la titánide.
Leto estaba buscando fruta mientras que Apolo y Artemisa fueron a cazar, en medio de su búsqueda escucho unos ruidos extraños y de ahí salió Ticio que tomó a Leto por la muñeca con fuerza con intenciones de violarla.

— ¡Sueltame! ¡sueltame! ¡AYUDA!—grito Leto con temor y algunas lágrimas en los ojos.

Los gemelos escucharon los gritos de auxilio de su madre y corrieron a su ayuda, cuando Ticio estaba a punto de someterla Artemisa junto con Apolo le dispararon sentenar de flechas haciendo que el gigante callera muerto. Leto aún aterrorizada se abrazo a sí misma llorando, Apolo y Artemisa la consolaron abrazándola y prometiendo que la protegerian.

El tiempo pasó y Leto se presentó en el olimpo con Apolo y Artemisa ya algo más crecidos, Hera solo miro desde la distancia en sus aposentos.

— Zeus si estoy aquí no es porque quiera, si no porque ya es momento de que mis hijos sean aceptados en el olimpo es su derecho—dijo Leto tranquila pero firme.

Zeus dios una mirada a sus hijos, el niño tenía un hermoso rostro infantil de cabellos dorados como los rayos del sol y ojos azules tal como el cielo, la niña igual poseía una tierna y hermosa apariencia, con cabellos negros tal como el manto de Nix que llegaban a sus hombros, su piel era igual de blanca que la luna y sus ojos eran azul oscuro.

— ¿Como se llaman?—pregunto Zeus a sus hijos.

— Apolo—respondió el niño rubio.

— Artemisa—respondió la niña.

— Esta bien Leto, tu y nuestros hijos desde ahora vivirán en el olimpo, te aseguro que ellos se convertirán en grandes dioses dignos de alabar—le dijo Zeus.

Hera frunció el ceño molesta, ya no perdería su tiempo con esos bastardos y los dejaría en paz, ella se concentraria más en sus deberes y en vengarse de otras amantes de Zeus.

Hera One-Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora