Capítulo 10

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Ariana gozaba de las atenciones y cariño que le proporcionaba Haun, la amaba pero no demasiado y eso la frustraba, quería que sus joyas de entregaran por completo a ella pero ninguna lo hacía, Nell lo hacía pero... Se sentía falso...

-Haun...- llamó su atención Ariana en busca de respuestas -¿Me amas?-.

-Claro que si princesa- contesto el peliblanco con una dulce sonrisa y un delicado sonrojo, no hacía falta preguntarlo, tenía su corazón, aunque tal vez su amiga del pasado le diría que se está encerrando en una nueva jaula.

La peliblanca de ojos amatistas lo dejó para que descansara un rato, mientras iba por los pasillos vió por la ventana como varios de los hombres de Efrit cargaban varias carretas con cajas, al querer saber lo que ocurría fue hacia ellos.

-Princesa Ariana, este es un regalo de parte del principe Efrit para la emperador Eugenia, nos ordenó anoche llevárselo- claro que esa noticia no le gustó.

-¿Puedo saber por qué mi joya le está dando tantos regalos a mi hermana?- le costó decir eso sin ponerse a gritar pero lo hizo.

-Lo lamento pero no conozco los detalles, aunque ya estamos realizando las investigaciones que pidió, tendremos en unos días toda la información- contestó el soldado de Xek, se sentía intimidado por la segunda princesa, a pesar de mostrarle una sonrisa podía sentir venir de ella una enorme sed de sangre.

Una vez cargadas las carreras partieron al Palacio Esmeralda, bajo la celosa mirada de la segunda princesa, de la cual todo a lo que estaba acostumbrada se estaba alterando y no le gustaba nada, quería que Eugenia volviera a casa esa misma noche pero el destino tiene extrañas formas de trabajar.

La votación resultó en que probaran la fuente de poder alternativa, pero eso tardaría al menos tres días en estar listo, aunque no quisieran se quedarían en Arbezela un poco más y por ende estaban invitados (obligadamente) a asistir a la fiesta para darle la bienvenida a la delegación de Darhan y claro, revelar la identidad de Eugenia, al menos sin llamarla directamente "hija de Jaider de Secramise".

Por otro lado el duque Nell Phantom buscaba hablar con Douglas "El alquimista".

Llevaba varias horas esperando al líder de gremio en el Palacio Esmeralda pues el mago de Pangea había colocado un domo mágico que protegía los alrededores y era un tipo de magia que provocaba malestar en las bestias divinas como él.

En la guerra, gracias a sus esfuerzos el emperador le prometió parte del tesoro de las Islas de Orian pero al llegar al pueblo cada caja fuerte estaba prácticamente vacía, incluyendo la bóveda real, ni uno solo de los tesoros nacionales estaba, volvió con gloria pero sin un solo centavo.

No tenía problemas de estar en el harén de la princesa Ariana y ser su joya pero... Sí había alguien que podría ayudarlo a saldar las deudas de la familia Phantom, no era otro que ese pirata, su historia era conocida por todo el mundo... Era su esperanza...

Al cabo de unas horas los carruajes con la delegación de Pangea habían vuelto junto a una Eugenia que estaba más despierta luego de ese viaje, encontrando en la entrada una multitud, una parte era la delegación de Darhan, otros eran los soldados del ejército de Xek y también estaba el duque Phantom, todos retenidos en la entrada por Janeth y Jacob que no permitían el acceso a nadie.

-¿¡Qué está pasando aquí!?- dijo Eugenia abriéndose paso entre las personas.

-¡Ah! Eugenia, estos tipos quieren pasar pero- se le acercó Janeth pero de inmediato se detuvo y tapó su nariz -¡Ahg! Hueles como a una cocina de comida frita sin limpiar ¿Qué te pasó?-.

La emperador se cruzó de brazos enojada y simplemente contestó que hubo problemas con el combustible, atrás de ella llegaron los demás que fueron al barco, Efrit revisó su apariencia y se aseguró de que cada uno de sus cabellos estuviera en su lugar para ir con ella.

-Es un regalo para tí- dijo el pelirrojo apuntando a todas las cajas en las carreras. -Son tantas piedras mágicas como pude traer de mi misión en Xek en la cacería de monstruos-.

-Que nostalgia- comentó Eugenia con diversión, fue así como compraron el primer barco de la tripulación. -Lo sé- respondió Efrit feliz de que lo recordara, abrió una caja para mostrarla y efectivamente, sí ya había muchas en una sola caja, era un enorme tesoro, Douglas ya estaba imaginando nadar en dinero, su sonrisa codiciosa delataba sus pensamientos.

Dejó la caja en las manos de uno de sus soldados y tomó las manos de Eugenia

-Quise traer más pero mi madre se molestó- se inclinó sobre una de sus rodillas soltar una de sus manos y besar delicadamente la que aún sostenía para molestia de la tripulación y Jade -Espero que te guste- le guiñó uno de sus ojos.

-Gracias, supongo. Habrá que meterlas al palacio, Jacob ¿Harías los honores?- con un simple chasquido el gran mago de Pangea hizo levitar todas las cajas, abrió el domo para hacer que todas y cada una de ellas pasara, hasta las puertas del palacio.

-Listo emperador- dijo el chico de ojos y cabello negro para que Eugenia lo elogiara.

-Bien hecho Jacob- contestó ella para acariciar su cabeza con cariño.

-Muy bien ¿Quién sigue?- preguntó la chica viendo a su alrededor -¡Nosotros!- gritó una voz.

El resto de los visitantes se alinearon a los lados y dejaron pasar a dos hombres, ambos con ropas de Darhan.

-Buscamos al Emperador del Cataclismo- dijo el mayor.

-Es ella- dijo Rook llegando al palacio esmeralda -La dama de cabello verde y ojos amatistas- el representante de Darhan dudó por unos segundos pero finalmente se presentó y Eugenia pudo reconocer al peliblanco con quién peleó una vez.

-Yo, Ryuheon Man, representante de la delegación de Darhan y vocero del rey de Darhan...-.

-Y yo, Haun Baek, comandante de la seguridad del rey de Darhan-.

-Saludamos formalmente a la Emperatriz de Pangea- dijeron al mismo tiempo pero no tardaron mucho para corregirlos.

-Emperador- dijo Douglas ganando la atención de Darhan -El cargo oficial de su majestad es "Emperador", no "Emperatriz"-.

El resto de piratas le dieron la razón, los representantes de Darhan se corrigieron y todo quedó en relativa paz.

-Yo, Eugenia Read, "Emperador del Cataclismo", aceptó sus saludos. Sí buscan hablar directamente conmigo me temo que tendrán esperar pero pueden hablar con mi jefe de ministros, Rook Mayer- lo que ambos aceptaron, siendo guiados por Rook a la que solía ser la oficina de la madre de Eugenia.

-Y solo queda el perro guardián de Ariana... Duque Phantom- pensó en voz alta la peliverde mientras iba hacia él -¿Qué busca? ¿Son asuntos privados o de mi semi-hermana?-.

-Son asuntos privados del ducado Phantom, la princesa Ariana no sabe que estoy aquí, buscaba hablar con su líder de gremio de economía, Douglas-.

El de cabellos naranjas se extrañó por esto, no conocía a nadie ahí pero no tardó en darse cuenta del por qué, su historia y la historia de la familia Phantom, sobre su ruina financiera...

-Eso acuerdenlo entre ustedes- declaró Eugenia mientras entraba al palacio. -Duque... Le advierto que Doggy sabe defenderse, no intenté nada de lo que se vaya a arrepentir- era una advertencia y una amenaza, nadie le ponía un dedo encima a sus amigos.

La Princesa Pirata (Fanfic De Las Joyas De La Princesa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora