Capítulo 4

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-Se excedieron- la miraba Jade resentido.

-¡Pero nadie murió!- alegaba Eugenia.

-¡Eso no quita que destruiste gran parte del puerto!-.

-Pero ya lo estamos reparando-.

La razón de esta pequeña pelea fueron los actos extremistas de la pirata cuando dió la orden de disparar los cañones, aprovechando que la princesa ya se había ido, seguida por uno de sus buques para asegurarse de que volvía a su nación, el ejército de Pangea estaba reparando los daños a Marloe.

Ambos jóvenes discutían en la Mansión Meldea mientras comían un poco, debido al caos provocado por Ariana, Ozzie's cerró y perdieron su reservación.

Era un día soleado pero con algunas nubes, Janeth dirigía a los soldados en la reconstrucción, mientras Douglas y Rook hablaban con los señores de Marloe y el rey sobre lo ocurrido.

-A todo esto ¿Por qué me llamaron "compañero"? Somos solo falsos prometidos- se sentía avergonzado por como lo habían defendido, era feliz por ello pero lo hacían sentir culpable, no amaba a Eugenia como lo haría un hombre enamorado.

-Ay, mi pobre Jadecito~- le decía acariciando su cabeza, como sí fuera un gato -Mi tripulación es más como una familia, falso prometido o no, ya haz viajado en el Bello Betty, eso te hace parte de los nuestros te guste o no- explicó con simpleza la peliverde de ojos amatistas.

Eso lo hizo sonreír un poco, al principio temió por su vida cuando viajó con ellos ida y vuelta a un país aliado pero descubrió que era un grupo alegre, muy extraño, con personajes muy coloridos pero no eran malas personas.

-¿Y qué pasará cuando nos separemos?- preguntó viendo su taza de té, mientras que Eugenia bebía limonada.

-Nada, te seguirán queriendo sin importar los términos en que lo hagamos- decía al mismo tiempo que seguía comiendo las delicias que había en la mesa, el peliazul de reflejos dorados la miro incrédulo de sus palabras -Jade, mi tripulación es mixta ¿Tienes idea de cuántas parejas se unen, discuten y se separan? Es el pan de cada día, no les quitará el sueño-.

De alguna forma le aliviaba saber eso pero ahora tenía problemas más grandes ¿Qué pasaría con Pangea y Arbezela? ¿De verdad entrarían en guerra?

Sí Jade se ponía a pensar en ello, prefería estar del lado de Eugenia quien, según las corrientes del destino, tenía todas las de ganar.

Era una situación tensa y eso Eugenia lo sabía, había aprendido con el tiempo que Jade era similar a un gato en muchos sentidos, sí quería calmarlo ella debía de darle razones para hacerlo, lo mejor que pudo hacer por él fue abrazarlo y no dejar de decirle que todo estaría bien.

En la noche, había un pequeño banquete en uno de los buques, la peliverde estaba sobre una mesa bailando con uno de sus amigos al ritmo de la música, cuando llegó el ave que habían enviado a Arbezela con la respuesta.

-¡Paguenme!- gritó feliz Douglas, todos habían estado apostando por la respuesta de Arbezela:

1. La envía antes del medio día.

2. Van a la guerra.

3. Tarda una semana.

4. Tarda un día.

5. La envía al día siguiente.

6. La envía después del medio día.

Y claramente ganó Douglas por ser el único que apostó por la sexta opción, todos los involucrados le estaban pagando entre quejas y lágrimas.

"Estimado Emperador de Pangea:

Pido humildemente que desista de sus intenciones bélicas contra Arbezela por los actos realizados por mi hija y podamos negociar la paz entre nuestros países, no debemos de caer a nuestros bajos instintos y actuemos de forma civilizada..."

-Civilizada, mi trasero. Todos saben lo despiadado que es- alegó Janeth bebiendo más vino.

-Y es por eso que la carta tiene mucho valor, para alguien como él pedir el olivo de la paz antes que tomar el hacha de guerra es una mancha en su orgullo- se unía Rook a la conversación desde su lugar, él no era de los que bailaba y cantaba en los festejos, solo se quedaba en su lugar gozando del ambiente alegre, él tampoco ganó la apuesta había apostado por el día siguiente.

-Como sea, seguiré leyendo- finalizó Eugenia para seguir leyendo.

"... Espero que usted y su séquito se reuna con nosotros en Arbezela para hacer las negociaciones el día XZY del mes MKH a las JXW, dicho esto y con el objetivo de mejorar nuestras relaciones diplomáticas, en la reunión deberá de dejar atrás su máscara y revelar su rostro..."

Todos en el barco se tensaron, su capitana comenzó a usar una máscara en cuanto comenzó a ganar fama, era parte de ella, ocultaba su rostro para poder tener una vida relativamente tranquila, solo su círculo más cercano, sus primeros compañeros de tripulación, sabían el resto de la historia.

-Atentamente, 31° Emperador de Arbezela, Jaider de Secramise- terminó de leer la capitana, los piratas y los soldados comenzaron a discutir el tema, era una ofensa que pidiera verla sin máscara, todos ellos estaban dispuestos a ir a la guerra por su líder, a quien apreciaban y valoraban más que a una deidad, la tripulación principal tampoco querían que les mostrara su rostro por todo el contexto detrás de ella pero era la decisión de Eugenia al final, le tomaría tiempo decidirlo por lo que debían de ser pacientes.

-Muy bien, lo haré- finalizó Eugenia sorprendiendo a los reunidos por la rapidez de su resolución -Tarde o temprano debían de averiguarlo. Además sí quiero honrar a mi madre debía volver...-.

-Pero Eugenia...- Anette quiso hablar con ella pero la peliverde simplemente se fue a la Mansión Meldea, pasaría ahí la noche, sí ella lo había reconfortado en el día, ahora era el turno del Meldea más jóven.

Mientras dormía Eugenia soñaba con ser una niña otra vez, reviviendo las veces que su madre lloró viendo al horizonte con dirección al mar, agonizando por estar lejos de él, deseando morir... Muchas veces le decía que era su tesoro pero ella nunca le creyó, era por su culpa que su madre estuviera en esa jaula para aves de oro...

Según Annette, su madre siempre deseo tener hijos, por eso nunca debía de dudar del amor que sentía su madre por su única hija, ella...

A pesar de esas palabras nunca las creyó.

La Princesa Pirata (Fanfic De Las Joyas De La Princesa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora