Capítulo 1

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La guerra entre las Islas Orian y Arbezela habían concluido, siendo Arbezela el ganador, muchos refugiados llegaron a las costas de Pangea en busca de una nueva vida, con cada expedición en el continente se descubría más del terreno y sobraba espacio para ellos.

Eugenia estaba en compañía de Rook Mayer, un miembro de su tripulación, llenando papeleo y resolviendo problemas internos, siendo más que nada los trámites de los refugiados de Orian para volverse ciudadanos de Pangea.

-Me pregunto sí ya estarán celebrando en Arbezela...- decía al aire Eugenia sentada en su escritorio algo harta de estar rodeada de todo ese papel.

-Lo más probable, después de todo se la tenían jurada desde la guerra anterior en la que perdieron... Pero dudo que sigan así de alegres en cuanto noten que el tesoro real de las Islas de Orian fue saqueado- se burlaba el chico.

-Fue una buena idea vaciarlo mientras todos peleaban en las costas- la idea había venido del navegante de Last Hope, Douglas, un chico mayor que Eugenia por dos años, era alguien de cuidado cuando se trataba de dinero, sí por desgracia terminabas debiendole dinero, te cobraría hasta el último centavo más intereses. En tierra, ejercía como líder del gremio de comercio y economía de Pangea.

-Hay que llevarlo a la República Pironé para que lo destruyan y lo conviertan en materiales o nuevas joyas, que lo trabaje Úrsula como siempre y que las comisiones sean las mismas- dijo Eugenia revisando el manifiesto de los barcos que llevarían las joyas saqueadas de Orian, estaba registrados como "materia prima para artesanos".

-Le diré a Penélope que la acompañe- comentó Rook, la llamaría al palacio mañana a primera hora.

Antes de darse cuenta ya se podía ver el atardecer a través de la ventana, la puerta de la oficina se abrió de par en par, era Annette o como la llamaba Eugenia "Tía Annie", les traía comida y los obligaba a descansar.

Estaba entre las más viejas de la tripulación aunque su físico no delataba su edad.

-Ay, niños. No sé olviden que necesitan descanso, solo mirense, llevan dos días con todo esto y no se han bañado-.

-¡Ey! En mi defensa, quiero acabar esto para poderme ir a Marloe- alegó Eugenia.

-¡Uuuhhhh~! Con tu noviecito- comenzó a molestarla Annette al respecto, ambos jóvenes alegaban que era solo fingido para evitar problemas, la mayor era conciente de que eran buenos amigos pero podía ver algo floreciendo en el corazón del chico.

-Me prometió una cena en Ozzie's, la reservación lleva ahí meses y pronto va a ser el día. Sí me quiero ir de aquí sin molestias, unas noches de desvelo y sin baño no me molestan- dijo Eugenia mientras su tía cambiaba las flores del florero y abría la ventana, a través de ella voló un ave de tonos azules como el mar con un collar amarillo y una especie de mochila en su espalda, Rook dejó lo que hacía para atender al animal.

-Ese collar... Es de nuestros espías en Arbezela- informó Rook y sacó de la mochila del ave un informe.

De acuerdo con sus espías, el emperador Jaider de Secramise había vuelto al Imperio en paz y al poco tiempo su hija predilecta, la segunda princesa de Arbezela, Ariana de Secramise, había empezado a construir su harem de hombres atractivos y talentosos, teniendo en su poder al héroe de guerra, el duque Nell Phantom, al general y segundo principe de Xek, Efrit Karsia, se tenía la teoría de que también había reclutado/seducido/engañado al general de Darhan Haun Baek para unirse al harem, que ella llamaba "joyero".

-Sip... Se parece al viejo de mierda... Gracias a Astotelia me parezco a mi mamá- decía Eugenia masajeando su sien.

-Según recuerdo, las malas lenguas la llaman "Fantasma de Ares" ¿Se parecían?- preguntó Annette pero Eugenia se molestó y golpeó con su puño su escritorio, provocando que la parte donde impacto de agrietara.

-¡Al muerto no lo insultes! Ares era un niño y aún así era más listo y gentil que esa tetas de vaca- se quejaba Eugenia, sí bien no conocía a Ariana lo suficiente para odiarla, no necesitaba hacerlo para saber el tipo de personas que era, sobretodo por el desbalanceado amor que le profesaba a las dos el donador de esperma que la engendró.

-Según las leyes de Arbezela, solo el emperador tiene derecho a tener un harem... Entonces... ¡Ay! Esa idiota está intentando ser emperatriz- volvió a quejarse Eugenia.

-¿En serio? ¿Y para qué? ¿Papi le puso límite a sus compras?-.

-No lo digas ni en broma porque viniendo de ella y su madre es posible... Lo más probable es que sea una razón no muy inteligente-.

Por ahora seguirían sin buscar acercarse a Arbezela y evitarían conflictos con Ariana o cualquiera de esa familia.

-¿Quién creen que sea la siguiente joya?- preguntó Annie al aire.

-Yo apuesto por... ¡Mi persona!- se señaló así mismo, era serio normalmente pero solía hacer bromas tontas como esa en el momento menos esperado. -Lo tengo todo, funcionario del gobierno, pirata genial, historiador, toco la biwa como nadie. Soy un paquete completo-.

-¡Ja! Entonces iría también a por nuestro navegante, Douglas- se burló Annette y lo molestó al mismo tiempo, Douglas y Rook no se llevaban demasiado bien pero se toleraban.

-O tras el culo de nuestro mago, Jacob Ramhaut- siguió Eugenia con la broma.

-Incluso tras "nuestro emperador" asumiendo que ella piense que eres hombre- dijo una voz desde la puerta, en ella se recargaba Janeth, siempre llevando unas espadas en su funda colgando en la cadera.

-¡Asco! ¡Esa maldita es mi media hermana, antes en la horca a casarme y soportarla!-.

-Yo solo espero que tenga una horrible muerte...- escupió con odio la pirata, después de todo la princesa de cabello blanco y ojos amatistas le había quitado algo que ella quería... Quería y MUCHO.

-Janeth, por amor al Dios al que rezes. Tienes que superarlo, él solo tiene ojos para esa perra-.

-¡Yo soy mejor que esa perra!- gritó con enojo, resultado de un mal de amores.

-¡Nos consta!- dijeron los demás al mismo tiempo, no era la primera vez que tenían está conversación.

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Mientras tanto, Raymond Amber esperaba en el puerto junto a la princesa a que el barco estuviera listo, mientras lo hacía veía al horizonte, el frío mar de Galdeon brillaba hermosamente y a pesar de seguir a una hermosa princesa bien dotada, sus pensamientos solo seguían a cierta peliverde de su pasado.

-¿Qué estás haciendo ahora?- se preguntaba.

-¿De quién estás hablando?- preguntó la princesa quien planeaba abrazarlo por detrás para sorprenderlo.

-Nada importante, solo recordé a una buena amiga. Ella se fue a hacer su vida a la mar, no la he visto en varios años. Me pregunto sí sigue sonriendo como siempre- comentó sonriendo, dicha sonrisa no le gustó a la princesa.

Normalmente le gustaba ese tipo de sonrisa y mirada sí iban dirigidas a ella, cuando no le molestaba, sobretodo cuando quien la hacía era su padre viendo una pequeña foto enmarcada de su escritorio... Detestaba esa mirada...

Durante el viaje ambos platicaron sobre las próximas joyas a añadir en el joyero.

-Entonces el siguiente será Jade Meldea, según tengo entendido es un genio para las finanzas- analizaba Amber sentado junto a la princesa en su camarote.

-Si, sin duda es un recurso valioso para mí... Aunque tener a algunos de altos mandos de Pangea no se oye mal, el encantador gran mago Jacob Ramhaut, el sexy lider del gremio de comercio y economía Douglas o el jefe de ministros Rook Mayer... Aunque ir tras el misterioso emperador~ ♥️-.

Si... También estaba tentada a ir tras el emperador de Pangea pero cualquiera de esas tres la sacarían de la competencia por la corona de Arbezela así que lo dejaría para más adelante.

La Princesa Pirata (Fanfic De Las Joyas De La Princesa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora