Capítulo 16

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Unos días antes de partir a Pangea...

Bavilo estaba en el palacio rojo de su madre, empacaba algunas cosas de más hasta que una sirvienta llegó, su madre lo mandó llamar, eso generalmente no era nada bueno...

-¡MALDITO INÚTIL!- vociferaba Madame Verdi mientras golpeaba a su hijo y bebía licor al mismo tiempo. -¡SIEMPRE HACES ESTUPIDECES PERO ESTO..! ¿¡IRTE CON LA HIJA DE ESE MONSTRUO!? ¿¡EN SERIO!? ¿¡CUÁNDO DEJARÁS DE COMPORTARTE ASÍ!?- no solo lo golpeaba, rompía cosas de poco valor en la habitación por su rabia.


-¡Necesito que seas el próximo emperador para que YO sea la emperatriz viuda!- regañaba a Bavilo mientras lo volvía a golpear, ya no actuaba elegantemente ahora solo gritaba y destruía, siendo tal vez su verdadero yo. -¿¡Tienes idea de cuánto me esfuerzo para que seas el próximo heredero al trono!? ¡Si, es bueno que seas el creyente de la luz! ¡Pero no funciona sí una extranjera te lo consigue, nos haces quedar mal y vernos como débiles!-.

-¿¡Por qué siempre me decepcionas!?- gritaba la mujer de cabellos rojos como la sangre.

-Lo siento, madre- susurraba Bavilo con mucho dolor, hacía mucho tiempo atrás aprendió a no intentar cubrirse de los golpes de la mujer que lo dió a luz, eso solo empeoraba su desquite -Sé que es mi culpa, me esforza- no pudo terminar porque Benela lo hizo callar.

Habían estado pasando muchas cosas luego de esa cena, la vigilancia en los palacios era más estricta por órdenes del emperador, todo porque Roserice obtuvo la llave de Eos, los fondos de las concubinas se vieron reducidos, tampoco podía seguir tomando dinero del tesoro real, por sí fuera poco, los fondos que estaban asegurados en su palacio habían estado desapareciendo, no podía imaginar quien era la persona que le robaba y aunque no tuviera pruebas, estaba segura de que era Eugenia o alguno de esos piratas con los que había llegado.

-Ya no puedo financiarlos...- pensaba Benela, recordaba como habían llegado a ella prometiendole todo lo que alguna vez soñó pero siempre y cuando los obedeciera.

¿Qué podía hacer?

Su primer hijo era un inútil, el segundo era demasiado joven para ser considerado como sucesor ¿Podría provocar un accidente y matar a Ariana? ¿Debería hacer que Eugenia conquistara Arbezela para que nombrará a alguno de sus hijos gobernador y después matarla? También estaba la opción de seducir a Jaider y engendrar otro hijo por sí las dudas pero ninguna de esas ideas era viable.

-No, lo que más necesito ahora son fondos. No quería recurrir a esto pero... ¡Mi única opción es crear una enorme cantidad de esos objetos!- pensaba Benela como su tablero de ajedrez se había cambiado y ahora estaba a la defensiva con todas las de perder y su hijo mayor simplemente la miraba sentada, apretando su agarre en la botella que tenía hasta que finalmente se la lanzó a la cabeza mientras gritaba -¡IDIOTA INCOMPETENTE! ¡TODO ESTO ES TU CULPA!-.

-¡LARGATE DE AQUÍ! ¡NO QUIERO VERTE! ¡AL MENOS HAZ ESO!- la botella se había roto en su cabeza, lo había dejado malherido y con un zumbido en sus oídos.

Bavilo acostumbrado a eso y más se fue mientras aún estaba consiente, desde niño su vida junto a su madre había sido así. Sin importar qué tanto se esforzara, fuera en los entrenamientos o en sus lecciones, siempre estaba decepcionada de él.

No era como Ares, quien a pesar de morir joven, a una corta edad tenía notas tan altas que eran insuperables, además de ser bueno en todo, amado primogénito de la emperatriz.

Tampoco era como Eugenia quien destacaba por su pensamiento innovador, sorprendiendo a todos con sus inventos y que estos hacían más fácil la vida cotidiana de las personas por todo el imperio, siendo respetada y adorada por las mentes más brillantes por su forma de ver el mundo, la única hija de la primera concubina, Mary Smith, quien era infinitamente amada por el emperador, tenía una increíble fuerza y se llevaba bien con las clases medias y bajas.

La Princesa Pirata (Fanfic De Las Joyas De La Princesa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora