Te amaré hasta que mis huesos se calcinen, hasta que mi alma no exista, para que así tu recuerdo quede impregnando en mi cuerpo y en mi mente.
—Enzo Rinaldi.
Maldito doctor. No entiendo el motivo para dejarme con suspenso.Desvio mi mirada hacia Crystal, la cual está casi cerrando los ojos del cansancio. Le hago señas a los enfermeros para que terminen de entrarla y la muevan hacia la cama para asi poder estar cerca de ella.
Estoy desesperado por hablar con mi esposa, la comunicación con ella es lo principal para poder estar en paz y no preocuparme.
Al volver mi rostro hacia donde estaba el doctor, encuentro con que ya no está. Genial, más suspenso. Obligatoriamente tendré que esperar a que él aparezca para qué me aclare lo que ha pasado.
Observo a los enfermeros mientras ellos van a levantar a Crystal para colocarla en la otra cama.
Imbéciles, no pueden hacer las cosas bien. Piensan levantar a Crystal como si fuera un cadaver. Ni loco pienso ver esto.
—Excusen, lo haré yo. —le digo esto a los dos enfermeros. Ellos de inmediato se echan hacia atrás.—. No es tan difícil. A las mujeres deben tratarlas con delicadeza, no como si fuera un muerto. —levanto a mi esposa despacio, colocando su cabeza en mi pecho para que esté comoda y al llegar a la otra cama pongo su cuerpo en ella lentamente para que no se lastime.
Cuando termino de poner a Crystal en la cama, me giro para ver a los enfermeros.
—No era tan difícil. —comento queriendo que aprendan a hacer el trabajo bien.
—Señor, no es de esa forma que nos enseñaron a pasar a los pacientes de una cama a otra. —responde uno de ellos.
Me acerco a ellos lo suficiente para poder verlos mejor.
El que me respondió se ve que es el mas responsable y educado. Lo noto por la forma en la que está parado, por como mueve sus manos y por lo nervioso que está.
—Hazme caso. Si ustedes dos hubieran dejado caer a mi esposa, les iba a dar dos plomazos en los huevos por imbéciles. —expreso con una sonrisa cinica.
Los dos comienzan a reirse porque creen que lo que dije es chistoso y como soy tan fresco, me rio con ellos, pero al cabo de segundos ellos se dan cuenta que mis carcajadas eran falsas.
—¿Usted no lo haría, cierto? —pregunta uno de los enfermeros.
Sonrio de oreja a oreja.
—¿Que crees? —le guiño un ojo y me rio aún más.
Ellos asienten sonriendo pero esta vez no de alegría, sino de temor.
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IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]
RomanceArrogante. Desalmado. Traicionero. Embustero. Hay demasiadas palabras que pueden describir a este hombre. Nadie ha encontrado al mafioso más buscado en toda latinoamerica. Este hombre ha sabido escabullirse y burlarse de las autoridades, pero un er...