Te pienso a cada rato, como si fueras la película más hermosa que existe en el mundo.
—Enzo Rinaldi.
—Nada es imposible y si es imposible, lo hago posible. Asi que preparate, que hoy serás mi esclavo y yo tu amo.
Enzo sonríe de oreja a oreja. Le ha emocionado la idea y puedo decir que a mi más porque tengo unas ganas insaciables de él.
Enzo me hace sentir plena. Odiaba a los hombres por lo que me hizo el maldito de Richard, pero Enzo aunque era un imbécil al principio, me cautivó y ahora soy solo de él.
—Acepto. Ahorcame, amarrame, muerdeme y aruñame, siempre he querido que me toturen de esa forma. Siempre quise practicar sadomasoquismo. —Enzo comenta burlándose de mi.
¿Sadomasoquismo? Que ni lo crea. No me gustan las prácticas sexuales que incluyen dolor.
Le atino un golpe en el brazo izquierdo, para no lastimarle el brazo derecho. Eso va por su chiste sin sentido.
—Pero tendremos que hacerlo mañana. El doctor pidió reposo y te lo daré por un día para que estes preparada para mi y tu ritmo cardiaco no se altere más de lo normal.
¿Qué?
Maldito. ¿Cómo que me hará esperar? Quiero matarlo.
—Un día de estos te mataré, Enzo Rinaldi. —expreso enervada porque tengo que esperar.
—Me encantan tus cambios de humor, me hace darme cuenta de que estas loca, pero de manicomio. —comenta riéndose a la misma vez que me agarra de la cintura para levantarme.
Mi espalda me arde del dolor. Es insoportable estar así.
—Discrepo, querido esposo. Los dos estamos de manicomio.
Enzo no me hace caso ni responde lo que acabo de decir, sino que se concentra en levantarme de la cama y llevarme al baño del hospital.
Gracias a Dios que dentro de la habitación hay un baño, ya que sería incómodo tener que ver como las personas me ven raro.
Enzo me deposita en la ducha y aunque no quiero estar parada, tendré que hacer un esfuerzo.
—¿Te duele mucho la espalda, mi amor? —pregunta Enzo viendo como frunzo el ceño por estar de pie. No puedo enderezar mi espalda porque es allí donde siento que me muero por el dolor.
Respiro profundo.
—Me duele, pero esta bien. Tengo que aguantar el dolor para poder ducharme. —respondo quejándome todavía del dolor.
La expresión de Enzo se vuelve aún más preocupada.
—Terminaremos rápido. Solo aguanta un poco. —Enzo se separa de mi y se coloca un auricular electrónico en la oreja izquierda.
Me imagino que hablará con uno de sus hombres, pero no lo hace. Termina de ponérselo para entonces acercarse a mí y entrarse a la ducha conmigo.
Enzo sostiene el jabón en sus manos y empieza a pasarlo por todo mi cuerpo. Sus manos me relajan, pero el dolor en mi espalda no desaparece.
Me recuesto del pecho de Enzo y allí dejo que me mueva a su antojo.
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IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]
Roman d'amourArrogante. Desalmado. Traicionero. Embustero. Hay demasiadas palabras que pueden describir a este hombre. Nadie ha encontrado al mafioso más buscado en toda latinoamerica. Este hombre ha sabido escabullirse y burlarse de las autoridades, pero un er...