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Eres el fuego que me quema, que me atormenta. Eres el deseo que en mi habita y desea ser saciado.

—Crystal Rodríguez.

  —Casi me matas, mujer

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  —Casi me matas, mujer. —expresa Enzo anonadado.

    Estoy apunto de dispararle con el arma.

    No entiendo de donde demonios saca de un momento a otro para decirme mujer.

   —Si me vuelves a decir mujer, te arrancaré las pelotas y te las pondré de adorno en la boca, amado esposo y te arrancaré la lengua y se las tiraré a los perros en la finca. Si vuelves a llamarme con otro nombre que no sea el que siempre utilizas para llamarme, te volaré la cabeza, Enzo Rinaldi de Rodríguez.

    Me mira. Lo hace con cautela, sabe que estoy prendida en ira y él sabe muy bien que es mejor que el se vaya al infierno antes de que lo agarré y lo mate.

    Enzo mira a Elliot y señala a Ivanka.

    —Qué se lleven el cuerpo a la morgue de este hospital y que limpien esta sangre por favor. —Ordena Enzo a los guardaespaldas que están a su lado.

   Elliot se mueve y ayuda a que los hombres de Enzo levanten el cuerpo de la difunta Ivanka.

   Me alegra haber matado a Ivanka. Era una piedra en el zapato. Era que ella me matara o que yo lo hiciera y hice como me decía mi padre. "Si te van a atacar, observa, analiza y tira el golpe primero".

    Mis ojos se desvían hacia Enzo y cuando fijo mis ojos en él, siento una ira desenfrenada en mi cuerpo. No deseo ser como las embarazadas que detestan a sus esposos en el tiempo de embarazo, pero es que Enzo se esfuerza en hacerme enojar.

   Respiro profundo, intento calmarme por el bien de mis hijos. No puedo hacer ninguna fuerza, ni reírme, ni tener ningun sentimiento fuerte, pero es que Enzo me saca de mis casillas.

    —Amor... —el maldito me llama amor ahora. Lo hace solo porque se lo dije, así que no vale nada que lo haga.

    —Vete a la mierda, culicagado. No quiero verte. —Giro mi rostro hacia las ventanas, ignorando el hecho de que Enzo sigue parado en el mismo lugar y no se ha marchado.

    —Debes entender que... —intenta hablar de nuevo, pero no lo dejaré.

    —No debo entender nada. No soy psicóloga y no quiero escuchar tus excusas. —volteo mi rostro para mirarlo justamente a los ojos.—. Dudaste, Enzo. Lo hiciste. Entonces cada vez que vengan a decir que yo he hecho algo les vas a creer a ellos antes que a mi y eso a mi no me agrada para nada. Sé que es difícil para ti, pero no es imposible. Sácate de la cabeza que voy a engañarte porque no lo haré. Eres el hombre que amo, al que deseo y al que adoro, si no entiendes eso, lárgate y déjame en paz.

    Observo como mis palabras calan hasta lo más profundo de su ser. Sus ojos son los que me demuestran eso, sus ojos son como un espejo.

   Él no se atreve a decir nada. Ni siquiera lo intenta, solo me mira queriendo entender lo que he dicho. Luego de varios segundos, entra sus dos manos en el bolsillo de su pantalon fino negro y baja la cabeza lentamente.

IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora