Capítulo 14.

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Aunque era hora de ir a casa Zenitzu siempre tuvo la costumbre de almorzar después de clases y en esa ocasión no sería la excepción pero a diferencía de las demás , la persona por la que todos los días lamentaba haber sido tan cobarde estaba a su lado, al igual que antes. La suave brisa desprendía algunos pétalos de cerezo cayendo sobre el viejo tronco de madera donde pocos alumnos se sentaba, la felicidad de ambos en ese momento hacia perfecto ese momento, las aves cantaban con la llegada de la primavera y las flores de cerezo habían iluminado todas las calles de Seúl.

-¡Es delicioso!

Disfrutando el dulce sabor de los empalogosos mochis, la sensación tan suave pero al mismo tiempo tan empalagosa era de las cosas favoritas del por que amaba tanto los mochis. Era un poco difícil conseguirlos ya que originalmente son de Japón por eso cada vez que con suerte los conseguía los disfrutaba como sí fuera el último Mochi del mundo.

- Pensé que ya no te gustaban.

-¿He? ¿Cómo sabes que adoró los mochis?

-Cuando me visitabas en el hospital cada vez que podías me compartías. Un dia dijiste que su sabor era lo más genial del mundo.

Zenitzu con sus ojos abiertos introducía un pequeño Mochi a su boca. Boseong miraba con ternura las expresiones de Zenitzu, cada sensación que le hacía sentir con cada sonrisa, cada lágrima que deremaba Zenitzu provocaba que Bosoeong quisiera protegerlo por siempre así como él lo hizo cuando ellos eran niños. En esos años él por ser alguien de un cuerpo más débil no pudo protegerlo como hubiera deseado pero se juro a si mismo que cuando lo encontrará lo protegería.

-¡¿De verdad?! No recuerdo eso. Aunque tu tampoco has cambiado desde aquel entonces.

Con una linda sonrisa pintada en sus labios le respondió. Esa imagen aún a pesar de que él siempre acostumbraba sonreír por alguna razón aquella imagen de la cual sus ojos eran cómplice la guardaría en el mejor espacio de su memoria. La sombra del frondoso árbol con los delgados rayos del sol que atrevasaban las pequeñas flores iluminarón aquella sonrisa.

-¿De que estás hablando?

Con una leve risa lo miró, sin darse cuenta la mano de Zenitzu colocó en el tierno recipiente en forma de conejo un pastelillo de malvavisco cubierto de chocolate. Cada vez que Boseong estaba triste recuerda que la mejor manera de animarle eran sus pasteles favoritos de Chocolate llamados Orion Chocopie originarios de Cora del Sur.

Bosoeng al observar el pequeño pastelillo miro sorprendido a Zenitzu mismo que sólo sonreía dandole una respuesta.

-¿Pensabas que lo había olvidado? Jamás podré olvidar lo que siempre te animo en el hospital.

- Ya veo....- Murmuró- En ese caso al final ninguno de nosotros cambio ¿No es así? Al final cumplimos nuestro mayor deseo bajo los fuegos artificiales sin importar las adversidades no cambiaremos ¿Lo recuerdas?

-Si...ahora que lo pienso ese deseo lo pedimos antes de separarnos.

Cuando su tono de voz comenzo a tornarse triste Bosoeng tomo entre sus palillos una de las bolitas de Mochi. De pronto la sensación dulce y chiclosa combinada con un sabor muy dulce muy distinto al sabor del Mochi inundó el paladar de Zenitzu.

-Los mochis saben mejor si las comes con un poco de miel.

Zenitzu sin saber que hacer lo miraba sorprendido sin dejar de disfrutar el dulce sabor. No lo niega la miel les daba un toque especial al dulce tal vez de ahora en adelante el comenzaría a comer todos los días Mochi de esa manera.

-¡Es delicioso!

-Es uno de mis secretos en la cocina a si que por favor tenlo en secreto.

Con su respectiva y dulce sonrisa le respondió a Zenitzu colocando un dedo en sus labios con esa acción hizo que el corazón de Zenitzu se sobresaltara sin embargo a pesar de eso ¿Por que no latía incontrolablemente como cuando estaba con Uzui?

Amor En La Escuela Kimetsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora