El Nuevo Orden, año 2113
La Tierra no es lo que solía ser, ese planeta azul repleto de vida. No desde que la humanidad lo echó a perder, hace ya tantos años. La contaminación, sumada a la superpoblación, fueron el combustible que hizo arder el mundo entero durante la Última Guerra.
El planeta quedó devastado. La radiación dejada por las armas nucleares hizo imposible la vida en todo el hemisferio norte, y envenenó los recursos mucho más allá. Se perdieron poblaciones enteras, ecosistemas y todo tipo de especies.
Los escasos supervivientes huyeron a países de Sudamérica, el sur de África y Oceanía, los únicos territorios que no habían colapsado por completo durante la guerra. Pero esta migración, aunada al desequilibrio en los ecosistemas y un acentuado cambio climático, trajo consigo enfermedades nuevas y otras que hasta entonces habíamos considerado erradicadas.
El problema de escasez de recursos fue el primero que logró mitigarse, al menos en parte, cuando la pandemia producida por el RAK-92 se cobró la vida del sesenta por ciento de la población humana que quedaba.
Desde entonces, los pocos supervivientes formaron alianzas, ocuparon terreno y comenzaron a limpiar y reconstruir ciudades amuralladas, conocidas como urbes.
El colapso de la sociedad trajo consigo el de los medios de comunicación masivos, así como el de las vías de abastecimiento de energía, por lo que los científicos e inventores pasaron a ser el capital más codiciado de todo el planeta. Los llamaron sages: sabios.
Poco a poco, los sages lograron recomponer las vías telefónicas y eléctricas, rescatar componentes tecnológicos y recuperar recursos medicinales y productivos. Con el tiempo, fundaron universidades destinadas a transmitir los conocimientos técnicos y científicos, evitando así que se perdieran por completo.
Cada persona debía aportar a la sociedad de alguna manera. De lo contrario, pasaba a ser propiedad de la urbe, categorizándose como urbalave: esclavo urbano. Porque había otra clase de esclavos, los royalaves, quienes servían a personas o familias acomodadas en sus necesidades particulares.
La diferencia entre clases sociales se incrementó, haciéndose evidente la distribución desigual de los escasos recursos, donde el acceso a lujos innecesarios por parte de los royals (lo más ricos) se adoptó como una etiqueta de alto estándar social, mientras la clase más pobre, los suburbans, pasaban hambre y sed, dedicándose a realizar los trabajos que los royals rechazaban.
Si bien en la mayoría de las urbes se establecieron pseudodemocracias, la corrupción era tan evidente como inevitable. Otras ciudades, en cambio, crecieron bajo la protección de familias de alto poder adquisitivo, que se autoproclamaron aristócratas del Nuevo Orden, dando lugar a neomonarquías.
En cualquiera de los casos, la seguridad era un lujo que ni siquiera los más ricos podían permitirse dar por sentada. Mientras estos contrataban guardaespaldas e incluso pequeños ejércitos personales, las clases bajas recurrían a sus propios medios, haciendo que fuera común ver personas armadas tanto dentro como fuera de las murallas.
Los especialistas en la defensa de las personas y las ciudades fueron conocidos como confronters. Dominaban el manejo de armas de todo tipo, así como técnicas de lucha, todo ello imprescindible para mantenerse con vida a uno mismo y a los demás. Componían principalmente las guardias de las urbes, quienes se encargaban de mantener la delincuencia a raya y hacer que los ciudadanos cumplieran con sus obligaciones.
Pero había otro tipo de confronters, llamados riders. Se trataba de grupos de asaltantes que habían sido rechazados por las grandes ciudades. Organizados en clanes (muchas veces nómades), atacaban las vías de transporte y las urbes en busca de dinero y recursos.
Otros, simplemente optaron por rechazar las comodidades y la falsa seguridad que ofrecían las ciudades amuralladas, prefiriendo vivir bajo sus propias normas. Se agruparon en ubicaciones estratégicas: los cuarteles, desde donde traficaban armas, drogas y personas, pasando a formar parte de un delicado equilibrio de mercado negro entre el mundo civilizado de las urbes y el anárquico de los riders.
La incertidumbre y la inestabilidad aún hoy acompañan a la sensación de caos contenido dentro de las urbes, en el que la población se conforma con sobrevivir como parte de la sociedad "civilizada", en vez de enfrentarla o buscar otro camino fuera de las murallas, donde las posibilidades de supervivencia son aún más escasas.
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NI EN TUS SUEÑOS
RomanceDiana acaba de graduarse en psicología y está entusiasmada por iniciar una nueva etapa en su vida. Pero todo cambia a raíz de la desaparición de su primo Marcos. Convencida de que la Guardia Citadina no está ocupándose del caso, Diana comienza a inv...