10. El tiempo no cura todo

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Narrador Omnisciente:

—Acatriel, t-te... tardaste eungh- eun... lleg...

—Es la primera vez que me ves en años y lo que me dices por texto es "hola me estoy muriendo Staxx, ¿puedes venir a las coordenadas tal tal y tal?" Evadiendo el hecho de que aparte de recorrer medio mundo llego y te tengo que coser el cuello SERRUCHADO casi como un tronco, ¿Y te quejas de mi puntualidad? Si sobrevives a esto voy a... Voy a darte la colleja de tu vida, chaval. Te lo juro.— Anundando sus cabellos en una coleta desordenada y pequeña, el demonio suspiró con claros signos de preocupación. —Voy a disminuir tu malestar temporalmente, ¿vale? Déjalo en mis manos.

Presionando con fuerza la herida, Staxx ultilizó sus poderes para arrebatarle la conciencia y llamarlo hacia las profundidades de sí mismo.

Recordaba perfectamente cada cosa porque el lugar era muy simple y la falta de complejidad generaba una serenidad difícil de poner en palabras. Había un parque de juegos y todo a su alrededor se sembrara en falta de planos grandes y preocupaciones. No veía a Leo pero sí a Dapper y Pomme plantando lirios amarillos en unas macetas. Bobby y Tilín perseguían a Ramón en una estructura pequeña parecida a un puente en donde abajo descansaban unos trampolines de seguridad. Habían mesas de lo que parecía ser un banquete e incluso camas, todo ajustado a necesidades que no sabía si cumplían funcionalidad como tal pero que aún así daban la sensación de hogar y unión.

Cucurucho le señaló uno de los monitores en esa habitación blanca, y por fin la pudo ver. Su pequeña Leo estaba bailando junto con Richarlyson al compás de Talullah quien les regalaba una melodía preciosa.

Sentía la humedad recorrer sus cuencas y esparcirse sobre su cara como los restos de una tormenta de clima soleado siendo los niños su arcoíris. Su paz, después de tanto encontró una paz que nunca pensó sentir.

—Gracias por cuidar de ellos, se ven muy bien.

El oso blanco negó apagando los monitores para guiarle hacia unos asientos en donde no dudó en posarse.

—¿Y ahora qué? ¿Dónde es mi lugar?.

Alzando sus hombros y mostrando sus papeles en absoluto blanco, Cucurucho tomó asiento a su derecha tirando burbujas.

—¿Puedo preguntar por qué mi suero se pasea sólo?.

Cucurucho soltó un 'no' acompañado de una risa mecánica y lenta, mirando hacia el objeto el cual al notar las expresiones vacías pero temerosas del superior se quedó quieto a su izquierda como debería.

Su visión comenzó a enturbiarse, las luces cálidas de la sala iniciaron un parpadeo desigual e inquietante. El oso miró hacia sus papeles y su cabeza se ladeó sin despegar sus pequeños ojos de Vegetta.

—¡Disfruta de la isla!.— Alzando su mano en señal de despedida, éste siguió lanzando burbujas en su dirección.

Cuando despertó la calidez de una capa y el sol lo recibieron con gusto al igual que una tos picosa y dolorosa. Staxx se acercó hacia su lado y tendido de rodillas le ayudó a incorporarse en el césped calentito, brindándole un poco de agua.

—Ya conoces las reglas, no puedo interferir con tu sanación aunque me gustaría hacerlo. A partir de aquí es trabajo tuyo, si no puedes resistirlo vas a... Bueno, de hecho hasta el momento lo estás haciendo bien así que no hay de qué preocuparse.— Acariciando su cabello, el demonio le sonreía con tranquilidad.

—¿Cuánto...?.

—¿Tiempo? Dos días, hace dos días estás inconsciente. Incluso Willy me ha llamado, dice que ser niñero de Titi está siendo complicado y te manda un abrazo enorme, también agregó que si no te cuidas va a cortarte él mismo el cuello la próxima vez.

WELCOME HOME, AGAIN. [FOOLIGETTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora