12. Amor en el más allá

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Narrador Omnisciente:

Rastrear los libros con ayuda de Acatriel fue pan comido. Staxx pudo acceder a través de los pequeños portales que pudo crear el mago hacia variedad de ubicaciones. Todo el día se la pasaron en ello y cerca de rendirse aparecieron. El demonio dio con los mismos en una ubicación horrible y pantanosa a la que solía ir a buscar cosas para la alquimia que practicaba, hecho que anuló explicar. Tras brindarle los mismos, el alcalde tuvo que partir con pesar hacia su pueblo jurando con que iba a estar pendiente de sus mensajes.

Pero un día antes de todo lo de ahora se había vuelto loquísimo.

—¿Magia? ¡¿Pero cómo es que ha llegado a este punto?!.

—No lo sé, tengo recuerdos fugaces. No sé muy bien qué es lo que he hecho, lo único que sé es que todo surgió a raíz del día que reviví a Karim, mi hijo.— Aclaró, rascando parte de las vendas. —Me acuerdo que pasé semanas enteras agonizando en la cama, a Foolish le mentía con que tenía gripe. ¿Qué rayos iba a importarle eso? Es que soy bobo. Pero por el amor y respeto que me tiene jamás forzó la puerta aunque estuviese desesperado por ayudar.

—¿Me estás diciendo recién ahora que reviviste a un crío? ¡¿Y que soy tío?!. Voy a- ¡Es que tengo que matarte, chaval!.— Haciendo gestos de estrangulamiento, al final terminó por abrazar a su amigo. —¿Por qué no me contaste antes?.

—Por segunda vez, eres tío por segunda vez.— Alegó, haciendo una v con sus dedos indicando el dígito. —Pero ella... —Bajando su mirada, Staxx retomó el habla entendiendo esa mirada en su amigo.

—La magia es por ella, querías revivirla a ella ese día.— Completó, con una deducción escalofriante.

Entre asentimientos y a la vez negaciones, Vegetta volvió a hablar con una hilera débil y aguda de volumen.

—Estaba haciendo pruebas, cuando sané y repetí el proceso... no pude hacerla volver. Pero ayer cuando me atendiste la vi y ya sé dónde está, sólo debo saber cómo volver ahí y sacarlos a tod-

—Espera, espera. Son demasiadas cosas.— Staxx hizo una pausa reflectiva y se recostó a lo largo del tronco rebanado de abeto contemplando las chispas del fuego. —¿Quieres... Sacar a tu hija y a alguien más de ese limbo? ¿Eres consciente de que violar leyes y propiedades divinas va en contra de cualquier principio? Te estás metiendo en una cosa muy chunga.— Apuntó, con mirada dócil.

—Estoy seguro de que allí abajo contigo también violaron leyes divinas, te sacaron del trono, tú ibas a ser el príncipe coronado a rey-

—Mi historia es mía y eso ya no importa. Estoy hablando de los de arriba, Vegetta. No sabes cómo son. Conocí a uno de ellos hace poco y déjame decirte que si esa es su representación no son trigo limpio. No estás preparado para una cosa de esa magnitud.

—Lo estaré, con ayuda de esos libros algo voy a encontrar.

. . .

La fogata dejó de emitir luz a las seis, tiempo oportuno para que los rayos del sol pudiesen permitir que continúe leyendo todo el contenido. Su vista dolía y la posición en la que estaba comprometía a su reciente cuello intervenido.

Cerró el libro de golpe cuando sintió el primer escalofrío de la brisa mañanera acompañado de un aura extraña. La sensación de cosquilleo se instaló sobre sus hombros como si hubiese sido tocado por algo o alguien más.

—¿Quién está ahí?.

Observando a sus direcciones paranoico, volvió a sentir las ventiscas envolviendo cenizas a su alrededor. Una hoja se deslizó del libro hacia el suelo. Vegetta se inclinó a recogerla y allí empezó el juego del queso y el ratón. El mago desesperado corría atravezando toda la naturaleza, siguendo un mísero trozo laminado de caña de azúcar probablemente con más información irrelevante.
Su corazón bombeaba irregular, sintiéndose mareado y hasta angustiado de hacia donde se había movido. El lugar de su casi-ejecusión. Todavía un poco de su sangre resaltaba entre la naturaleza, y el segundo escalofrío surgió.

WELCOME HOME, AGAIN. [FOOLIGETTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora