Capítulo XLIV

64 7 9
                                    

**Narra Lisandro**

Al finalizar mi jornada en la clínica que, inesperadamente fue más larga de lo que pensé, salí con Pablo a comprar algo de pollo frito para cenar. Pablo me había preguntado antes acerca de lo que iba a hacer con respecto a mis sentimientos con Hedel, pero mi respuesta fue algo vaga e insegura, con muchos rodeos, porque de hecho ni yo se qué hacer, solo sé que no me atrevo a decirle nada a ella, al menos no todavía.

Supongo que, lo acepto, soy un cobarde.

Es cierto que, no debemos ponernos límites, que debemos vivir y ser libres de manera apasionada. Y tanto que he aprendido, tanto que he escuchado, tantos sabios, tantos estudios... Me avergüenza que esto me esté sucediendo.

Ahora me he convertido en un penoso mendigo cobarde, que anhela atreverse, pero lucha consigo mismo.

Viene a mi mente aquella frase de Miguel Ángel Ruiz, que bien dice "La muerte no es el mayor riesgo que tenemos; nuestro mayor riesgo es tomar el riesgo de estar vivos y expresar lo que realmente somos."

Y sí, aunque sea difícil de aceptar, en el fondo de mi corazón la verdad es que tengo miedo, miedo a expresar lo que siento con todo mi ser.

Llegué a casa, los pasos acelerados de Rocco vienen hacía mí, corriendo agitado, como siempre, su recibimiento me alegra muchísimo.

—¡Madre! Que ya he llega'o. —Exclamo esperando su respuesta, pero el silencio me hace creer que no está.

Subo las escaleras, voy a mi habitación y me desvisto para reposar y luego darme una ducha.

La puerta se abre de golpe. —Estaba en la habitación, por eso no respondí.

—¡Madre mía! al menos ¿podrías tocar la puerta? —mi voz salió con un gran tono cansón, porque me sigue sorprendiendo esa mala costumbre de entrar tan de repente de ella.

—Ay, sí, sí, yo te di a luz, da igual. —Se retiró cerrando fuerte la puerta.

Mi madre siempre haciendo lo que le place. A veces pienso que puede que se sienta algo sola cuando finalmente me vaya y comience a vivir completamente por mi cuenta. Desde que mi padre falleció, la casa nunca se sintió igual. Después Alejandro se fue a hacer su vida, y quedamos tan sólo ella, Rocco y yo.

Aunque también he llegado a pensar que no, es cierto que tiene sus salidas fijas los domingos con sus amigas, y cuando quiere se va de fiesta, shopping o spa, mamá lleva una vida podría decirse que a su ritmo, sin afanes, y cuando está por caer en eso, inmediatamente busca aligerar esa carga.

Termino de cambiarme, el agua estaba tan fresca que no daban ganas de salirse.

Bajo otra vez a la cocina, y la escucho hacer algo.

—He traído pollo frito. ¿Cenamos?

Camino a mi taburete personal, y me siento poniendo mis palmas en el mesón.

—Será cenar tú, porque yo ya he comido.

—¿Y no me esperaste? Que cruel eres, eh. Bueno, más para mí...

Atraígo con la mano la bolsa y abro el envase para empezar a comer todo, porque sí que moría de hambre.

—Ay... Me hará mucha falta Hedel.

Escuché a mi madre murmurar aquello, cosa que no comprendí.

—¿Cómo que te hará falta? ¿Renunció? —mi mente en alerta quería pensar que era una broma, pero también me acusaba por haberme comportado distante de ella estos días.

«Has sido un imbécil, Lisandro, no es para menos. Entiendo que quiera retirarse para evitar situaciones incómodas. Aunque... ¿Me estoy dando mucha importancia? Hedel no parece ser de esas chicas que mezcla el trabajo con lo sentimental, ella es muy profesional. Pero entonces ¿por qué renunciaría?»

—Que no va a renunciar —manifestó mamá en un tono exaltado pero bajo—, pero se irá a Murcia por trabajo.

¿A Murcia? Dejé de masticar.

—Oh, y ¿cuándo...? ¿Por cuánto tiempo?

—¿No lo sabes? Pensé que eran mejores amigos —hizo énfasis en la última frase, bastante directa ella.

Hice un sonido de impaciencia.

—Se va mañana temprano, y ya deja de preguntarme, me voy a hacer mi cuidado facial.

Ella se fue dejándome fuera de órbita.

¿Hedel se va? ¿A Murcia? Y mañana mismo... Ni siquiera me dará tiempo de despedirme o hablar un poco...

El apetito de pronto desapareció.

Hedel una vez más se clavó en mis pensamientos, y esa intriga por saber si se quedaría por mucho tiempo o no, me estaba matando.

«¿Debería escribirle?»

Y antes que pudiese arrepentirme, limpie mis manos, saqué el teléfono de mi bolsillo y busqué su chat.

"Sé que es tarde, quizás estés durmiendo ya que deberás madrugar. Sin embargo, espero que estes descansando bien, que no te hayas olvidado de cerrar la puerta y las ventanas.

Si lees esto de mañana, espero que hayas tenido una buena noche. Me encantaría hablar contigo justo ahora, mamá me ha dicho que te vas y realmente me impactó la noticia, porque pensé ¿cómo podré retomar mi vida sin la escandalosa de Hedel? No se si suene exagerado, pero soy sincero y es que no sé, y tampoco me apetece.

En fin, quisiera verte antes que te vayas.

Por favor, si puedes responderme mucho antes, te lo agradeceré de por vida. Ya sabes que no puedes irte sin que hablemos primero. Porque sea lo sea, quiero que sepas que te quiero, te quiero Hedel..."

***********Buenooo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


***********
Buenooo. Actualización de madrugada porque la inspiración viene a estas horas.

Otra vez, gracias por su paciencia. Y por darle amorcito a esta historia, que amo.

Me gustaría saber qué opinan de cómo va todo hasta ahora. *Mood curiosidad*

Pd: Ahora sí es que viene lo más emocionante.
***********

Los ojos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora