El marrón de sus ojos está iluminado por la luz del computador en la oscura habitación. Teclea sin descanso todo lo que le será útil para una nueva y aburrida noche en la que su corazón imploraba salir ya de su realidad. Al checar una vez más su teléfono se percata de que eran más de las dos de la mañana y eso solo significaba que su madre estaba apunto de levantarse para ir al trabajo. Velozmente guardó el archivo y cerró el portátil. Se metió entre las sábanas y se volteó de modo que su espalda quedara mirando hacia la puerta, así su madre no tendría por qué mirar si está o no despierta.
Su plan era el mismo de todas las noches, miraría la ventana junto a su cama y esperaría a que su madre se fuera para volver a tomar el portátil y seguir avanzando su guía. Pero está vez ese plan se vio perjudicado puesto que lentamente sus ojos se fueron cerrando cayendo en un hábil red de sueños encantadores y acogedores. O eso pensó hasta que el delicioso olor a tortitas abundó sus fosas nasales.
Sus ojos se abrieron al compás en cuánto el canto de los pajaritos también llegó. Al encontrarse con el lugar ya era de día y los hermosos rayos del sol calentaban sus pies bajo las mantas. La sensación fue extraña, había algo más que lo hacía diferente. Sus ojos se fijaron en la ventana, no parecía la misma, está era de cristal dejando afuera un mini balcón con el mar de fondo. Su corazón empezó a ir tan rápido que sabía que caería en cualquier momento, y eso que aún estaba en la cama.
Al levantarse para asegurar que no estaba dormida oyó como alguien abrió la puerta que la miraba ya no era la suya. Ya no era su habitación. Se congeló por completo al ver de quién se trataba.
—¿Qué se celebra hoy? —Su timbre de voz resonó por su cuerpo, sintió un extraño escalofrío que la hizo cerrar los ojos un corto segundo
—¿Disculpa?
—Si aún es muy temprano, ¿has visto la hora? —Dijo mientras miro el reloj en la mesa que estaba al lado de la cama.
—Me parecía que dormía demasiado —Insertó una mentira bastante rebuscada en los cortos segundos que tuvo. Seguía ahí de pie sin creer lo que podía presenciar.
—Bueno me alegro que eso sea así… necesito tú ayuda hermana —Añadió el chico de cabelleras castañas—. ¿Recuerdas de la chica que te hablé la otra vez? —Indaga con una voz muy leve, tal y como si quisiera que nadie excepto de su hermana lo escuchara.
—¿qué ocurre con ella? —Siguió la conversación aunque no tenía idea de que chica hablaba
—La invité a salir, y me propuso llevarme y llevar a los chicos, estaba tan emocionado que acepte cualquier cosa, incluso subir a la montaña rusa —confesó de un tirón.
La joven admiró como se comenzaba a formar un juego de manos por parte suya, demostrando aparte de esa energética voz lo muy emocionante que resultaba para él.
—¿Cuándo?
—Hoy por la noche, estoy aprobando la feria ¿vendrás conmigo? —Sus ojos se veían necesitados, y es que realmente el chico deseaba que su hermana fuera, puesto que tenía algo de nervios de estar solo con la chica.
Apretó sus labios luego de menear la cabeza en forma positiva. El castaño abandonó la habitación dejándola inmóvil.
¿Era un sueño? ¿Un sueño lúcido? Recordaba perfectamente su verdadera habitación, repleta de ropa sucia que pronto pondría a lavar y una pared llena de pósters de su banda favorita. ¿A dónde había ido todo?
En cuánto intentó moverse un fuerte dolor llegó a su cabeza, el sonido de un martillo la golpeaba con fuerza, obligándola a abrir los ojos de nuevo en la oscura habitación. Jadeaba sudorosa y confusa.
—Vuelve, te estamos esperando.
Un murmullo se oyó a lo lejos, en lo profundo de su cabeza. Entonces todo tomó sentido para ella. Había logrado cambiar su realidad por unos escasos minutos.
Lo había logrado.
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𝗩 𝗘 𝙎 𝗧 𝗜 𝗚 𝗜 𝗢
Fanfiction𝗛 𝗨 𝗘 𝗟 𝗟 𝗔 ┃ Se estima desde hace mucho que debemos permanecer en nuestra de zona de confort para así no experimentar el dolor y sus malestares. Aunque, ¿eso será del todo cierto? Junto a los distintos integrantes de la banda de rock más acl...