𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 : 𝚄𝚗 𝚝𝚎𝚛𝚌𝚎𝚛 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗

1.4K 41 10
                                    

Angelina se admiraba al espejo ansiosa y emocionada por salir junto a su querido amor secreto. Se echaba el cabello para atrás, hacia delante, hacia un lado, en todas las direcciones buscando un punto clave para verse linda. Pero los meros nervios la tenían inconforme.

Detrás con el semblante tranquilo, en el reflejo del espejo se encontraba Bill, su mejor amigo de cabellos negros. El jóven la amaba en silencio, así mismo como ella hacía con Gustav, apreciando esa hermosura inigualable. Dándole vueltas a cómo sería si tan solo se hubiera fijado en él y no en el rubio. Sí bien, se sentía conforme al menos estar cerca de ella aunque fuera bajo el nombre de mejor amigo.

Él mismo le ánimo todo el tiempo para que hoy fuera el gran momento, totalmente contrario a lo que deseaba, pero era lo único que Angelina le podría ofrecer, y lo guardó durante todo este tiempo. Ella inocente de lo que pasaba en ese momento por la cabeza del pelinegro se siente llena de vergüenza y miedo con solo pensar la reacción que podría optar el rubio ante semejante confección.

—Te vas a arrepentir —El pelinegro reiteró colocando un poco de gloss en los lindos labios, pero solo volvió a rodear los ojos algo cansada de la insistidera de su mejor amigo—. No, nada de esos ojitos, jovencita —Discrepó cerrando el gloss—. Llevo tres años de mi vida oyendo lo mucho que te mueres por Gustav, no esperes que ahora que se presenta una gran oportunidad me quedé calladito.

Angelina se sentó en su cama y suspiró, su mejor amigo tenía la razón; Lleva guardando esto por tres largos años, y después del gran acercamiento que obtuvo los últimos meses, sería la oportunidad perfecta para poder decirlo.

—¿Y si solo me estoy creando esto? —Murmuró con desánimo—. Y si Gustav solo se está comportando como un ¿simple amigo? —Continúo, pensando una y otra vez las peores formas de terminar con Gus.

Bill la observó. Sentía tantas cosas por ella que verla así era un gran camión aplastando su corazón.

—No dejes que estos pensamientos te hagan sentir mal. Estoy seguro que ustedes están destinados a estar juntos, por favor, solo con verte junto a él, me hace sentir mariposas. Y eso que no soy yo quién está locamente enamorado—. Estando ya cerca de ella, agrupó sus manos junto a las suyas y las acarició con amor—. Eres maravillosa. Te aseguro que para Gus eso es notorio —La suavidad de su voz causó que la joven se sintiera más segura y protegida—. Y por eso —Se levantó aún con sus manos unidas, causando que ella se levantara con él—. Debes ir hoy a pasarla genial con Gus—.—Independientemente si se lo confiesas o no, primero disfruta su compañía, olvídate de que dirán y enfócate en ustedes.

El cuarto de la joven ahora había cambiado drásticamente, el ambiente de felicidad y valentía abundaba alrededor de los dos adolescentes dispuestos a que hoy fuera el indicado.

Bill siendo Bill, se dió una veloz vuelta y busco en el tocador un rico perfume de marca que había traído de su habitación para la ocasión, le echó en los puntos claves y beso su mejilla junto a un deseo de buena suerte.

—Sé feliz, eso me hace feliz —Susurró en el abrazo mientras recibía el rico color que su mejor amiga desprendía.

Ella lo recibió con tantas fuerzas que habían marcado un antes y un después en su sentir. Al separarse de Bill tomó su bolsa y le dedicó una última mirada de aliento antes de salir por completo, y cuando lo logró se sentó en la orilla de la cama mirando el suelo, se sentía abrumado por tantos sentimientos que lo abrazaban en aquel momento. La felicidad era la gran protagonista, aunque había más en su gran corazón.

***

—Es maravilloso —Afirmó caminando junto a la hermosa chica que se moría de nervios a su lado.

—Sí... Así —Respondió a duras penas.

—Te quería decir algo desde hace unos días —Anunció siguiendo su paso, mirando la hermosa luna que los acompañaba —El joven frenó su paso y se volteó para quedar frente a la chica que no tardó en frenar también; estando bajo la iluminación de la luna con dos corazones estallando en felicidad, Gus se sintió lo bastante valiente para tomar con dulzura su mano y a cobijar con la suya.

—Te diría que te ves hermosa está noche, pero estaría mintiendo —Habló seguro,y antes de que dijera algo más complemento junto a unos ojos llenos de ilusión. —Mentiría por el simple hecho de que siempre estás hermosa, día y noche, es que pensaba decirte tantas cosas que sabría qué te gustaría oír, pero prefiero hacértelo sentir.

Angelina no podía creer lo que oía, así que cuando Gus comenzó a cortar el espacio entre ambos su corazón se volcó en nervios. Gustav llevó su mano a su mejilla y la acercó más a él, y al ver que ella también lo esperaba ajustó sus labios suavemente. Desde el comienzo el beso fue correspondido. Ambas almas se fundieron en una sola al placer y a la emoción dentro de los lentos y maravillosos movimientos ejercidos por los dos.

 Ambas almas se fundieron en una sola al placer y a la emoción dentro de los lentos y maravillosos movimientos ejercidos por los dos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝗩 𝗘 𝙎 𝗧 𝗜 𝗚 𝗜 𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora