𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 : 𝚗𝚘 𝚜𝚊𝚕𝚝𝚎𝚜

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Lágrimas precipitándose por las mejillas eran adornadas con el frío ímpetu de la noche que avisa la próxima tormenta que no demoraría mucho en desatar su ferocidad en toda la ciudad.

Tarea tan sencilla como respirar se convirtió en la más complicada. Sin importar cuán cuidadosa fuese, sin importar lo rápida o astuta no conseguiría atraparlo para evitar que saltara. Todos los meses en que decidí alejarme me abofetearon hasta dejarme vacía.

—But now you don't want to hear it—
«pero ahora no quieres oírlo»

Alcancé a oírle cantar, o al menos lo intentaba para sí mismo logrando que sus alientos se mezclaran con el viento y la sinfonía del ambiente que gritaba pesadez; Sobre aquel fino muro yace la posibilidad de perderlo para siempre.

—te lo ruego —Jadeé dando pequeños pasos —. Te necesito

Él volteó el rostro para observarme. Ojos cafés presos de la oscuridad, cara pálida cargado de soledad y ese cuerpo ligero que el viento podría llevar. Sus comisuras quisieron elevarse, lo noté, más se giró abrupto. La esperanza que había crecido en escasos segundos se desplomó.

—¿Lo dices en serio? —Discrepó sarcástico—. Sí mal no recuerdo pediste que desapareciera de tu vida. ¿Ahora no lo recuerdas, Emma?

—Olvida lo que dije —me acerqué más—. Regresa conmigo —Extendí el brazo—. Bill, por favor, tómala —Pero él no lo aceptó, sólo se mantuvo ahí, sentado mirando hacia abajo.

—Largo —Ordenó rotundamente sin ni siquiera darme oportunidad de hablar. La cabeza me tumbó. Gritos internos ahogados que nadie oía excepto yo apunto de cometer una locura—. ¡Que te largues te he dicho!

—¡No! ¡No me iré así como así!

—¿Qué coño es lo que pretendes? —Me dirigió una mirada por encima de su hombro. Sus puños cerrados hasta tener los nudillos en blanco.

—Asumir mi culpa —Un corto segundo de silencio, solo oía el viento soplar y esa mirada fría atravesar mi cuerpo.

—¿Tener la conciencia tranquila es lo que quieres no? —Se volteó finalmente—. Te absuelvo de cualquier responsabilidad, más sin embargo, estoy jodido, muy pero que muy jodido, Emma.

—Esto no es la solución

—Lo sé. Créeme que lo sé. Pero me cansé de querer intentarlo —Provoco entonces un abismo precipitado en mi pecho. Los ojos se me nublaron y el frío se hacía notar por la forma en la que salía de mi boca—. Me cansé de esperarte.

—No digas eso… por favor —Dibagué—. Estoy aquí —Caminé, me acerque más a él. Cuando estaba a un solo paso de jalarlo de la camisa habló—:

—Te quise —el corazón volcó en olas de calor sumamente dolorosos—. Pero jamás supiste esperarme.

—Bill —deseé acariciar su rostro, si bien,  el llanto me tenía consumida—. Si yo no puedo salvarte, déjame saltar contigo —Toqué el muro quedando a su lado—. Cierto, no te supe esperar. Ahora lo entiendo —Este trató de tocar mis mejillas pero se retrató enseguida.

—Deja de decir estupideces, Emma

—No lo son —Absorbí los mocos—. La única estupidez que he dicho es que no te amo —Agarre su mano y la lleve a mi mejilla; Tacto áspero se resistió—. Mi corazón responde al tuyo —El comenzó a negarse más no deje que apartara la mano—. Te amo, Bill.

Áspero llevo la otra mano hasta tomar mi rostro húmedo. Me obligó a mirarlo y rompí por dentro.

—No seas tonta y vete —pegó la frente a la mía—. No te aferres a un muerto como yo.

Plasmé mis labios sobre los suyos de forma brusca deseando callarlo, deseando que cambiara de opinión. Al final, estaba dispuesta a morir por y con él. Estoy segura que la caída solo dolerá unos segundos, pero una vida con su ausencia dolerá siempre.

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𝗩 𝗘 𝙎 𝗧 𝗜 𝗚 𝗜 𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora