𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 : 𝚄𝚗 𝚙𝚎𝚍𝚊𝚌𝚒𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚗𝚘𝚜𝚘𝚝𝚛𝚘𝚜 𝚍𝚘𝚜

1.4K 54 8
                                    

Estábamos terriblemente enamorados.
Dos adolescentes contra la ferocidad de mi madre.
Nunca estuvo entre mis manos dejarte, pero ya no solo estábamos nosotros, también estaba aquel bebé creciendo en mi vientre cada día.
No tengo excusa para haberme ido así, lo siento tanto, pero mamá no me dió otra opción.
Al menos tenía el consuelo de que tendría una parte de tí para toda la vida.

***

Ocho años después.

Estoy preparada para asumir las consecuencias del pasado. Es hora de aceptar que hice mal y que es el momento para frenar toda esta farsa. Al parecer mi madre ha dejado de ser un problema, es obvio que es consciente de mis planes, sin embargo, ha sabido mantenerse al margen. Y era justo y necesario que reaccione de esta manera, bastante ha influido en el resultado, así que supongo que por eso no dijo nada más.

Mi mayor error fue aceptar las condiciones que ella me imponía en aquel entonces, ahora que Cameron crece las cosas son más difíciles de ocultar, no era tan fácil como echar una mentira. Nada de eso, decir esa mentira me obligó a decir una tras otra.

Justo ahora mi hijo no conoce del todo a su madre. Nada, Cameron no sabe quién soy, solo sabe un montón de mentiras que yo misma le dije. Y ni hablar del peso sobre sus hombros por culpa de la curiosidad de sus amigos al preguntar sobre su padre.

Hoy tenía planeado llevarlo a aquella fiesta para que se despidiera de sus amigos y poder pasar el último día en casa, después, nos iremos a Europa para comenzar una vez más sin que él tuviera el peligro de ser expuesto por su gran parecido a su padre. Y es que con solo pensar en él como "su padre" el estómago se me vuelve un nudo.

—No creo que sea lo mejor —Mamá pronunció en un agotado suspiro—. ¿Ya? ¿sin más? Te llevas a mi nieto tan lejos, ¿esa es tu solución? —Se aseguró de que sus palabras fueran duras, no obstante, seguía ayudándome a guardar la ropa de Cameron en su maleta.

—El burro hablando de orejas —Dije regañadientes—. La gente ya hace rumores —Añadí desinteresada.

—¿Rumores? —Replicó. Entonces dejó su acción para mirarme—. Te quieres ir porque tienes miedo de que él se de cuenta que es su hijo.

Alcé la cabeza abrupta. Era increíble que ahora era ella quién hablaba de lo que estaba bien y mal.

«¡Hipócrita!»

—Bien, eso lo debiste pensar cuando me obligaste a venir contigo hace siete años—. Discrepé dejando también la maleta a medio hacer. Poco a poco la sangre se me calentaba.

El silencio se apoderó de la habitación unos largos minutos mientras ambas nos mirábamos con desaprobación. Medio abrí la boca para quejarme pero Cameron entró dando saltitos junto a su peluche.

El pelinegro me miró y su sonrisa se desvaneció. A pesar de haber dicho que el pobre no me conocía realmente suena contradictorio, pues debo darle el mérito que con solo verme a los ojos sabe perfectamente que me sucede. Aquel aspecto solía tenerlo él, podía verme relajada en sus ojos castaños o solo quedarme tonta por su maquillaje.

—¿Madre? —Caminó lentamente y me abrazó.

Acaricié su cabello y el vacío se apoderó de mi alma. Miré fijamente a mí madre y negué varias veces.

𝗩 𝗘 𝙎 𝗧 𝗜 𝗚 𝗜 𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora