Después de la llamada de mamá todo dió un giro que me tiró con agresividad al suelo. Se cumplieron cinco meses desde eso. Dejar todo no es fácil, y posiblemente no me acostumbre jamás. Tenía presente que papá perdería la memoria y poco a poco la idea me comía complementa. Siempre creí tener todo el tiempo del mundo para compartir con él, que daríamos un paseo cada mañana y nos diríamos lo felices que fuimos en un pasado, pero todo eso se resumió a nada, él no se acordaría de mí, ni de mi madre, o de mis hermanos, ni nada que hayamos hecho desde mi nacimiento. De hecho, olvidaría a mis abuelos, a mis tíos. incluso, el amor que se tenía mutuamente con mi mamá.
Todo se acomuló en mis hombros, las noches posteriores me la pasaba investigando sobre aquella enfermedad, los pocos ratos hablaba con mi novio de cómo avanzaba la situación. Cómo de costumbre, Georg era el pilar que mantenía mis escombros, ahí, con una sonrisa y sus cálidos brazos ayúdame a no perder el control, aunque estemos a tantos kilómetros de distancia.
—¿Astrid, hija? —Una cansada y desgastada voz llamó a mi ayuda. Caminé por los pasillos de casa y me encontré con aquella melena blanca mirando el mesón de la cocina con la típica mirada de confusión—. Hija, no recuerdo dónde dejé mis anteojos, ¿sabes dónde están? —Su acento ya no tan marcado se presentó en su español. Sonreí levemente y me acerqué a él.
—Creo que sí —El hombre me miró, llevé mi mano a su cabeza. Con cuidado las saqué de ahí y se las entregué, él me miró con vergüenza y sonrió al tomarlas.
—¡Pero vaya! Que buena cazatesoros eres, qué haría sin ti pequeña —Las sonrisas que formulaba últimamente solo estaban bañadas en melancólica, no podía hacerme la idea en que el día llegará, si ya de por sí se olvidaba de mi nombre o hasta el suyo, el día que le vea y no me reconozca me destrozará profundamente—. ¿Por qué no me hablas de ese amigo tuyo? —Su voz me ausentó de mis pensamientos—. Si, ese Rapunzel —Una risita burlona se oyó—. Hija mía, sé que voy a perder la chaveta, pero creo no olvidar como cuchicheaban tu y tu madre cada vez que se te mencionaba aquel chico.
—De hecho papá, es mi novio.
—¡NOVIO! —Sus ojos se abrieron, su tono no era molesto—. ¡Pero de cuánto me he perdido! —Exclamó—. Pero cuéntame todo ahora mismo, por favor —Papá me guío lentamente hasta el sillón donde la charla se retomó, puesto que en este mes, ya le había contado más de tres veces.
Ay papá.
29 / diciembre / 2019
Las gotas caían por la ventana de la habitación del hospital, junto a una cama muy pequeña y poco ruido papá se encontraba descansando luego de su último episodio.
Nada va bien.
¿Realmente cuando lo fué?
Mis ojos húmedos y los nervios de punta me hacían no querer pensar en nada, pero ese nada tenía por nombre Georg y Fernando.
Papá como se pronosticaba, iría de mal a peor. Pero Georg... No tengo palabras. Tal solo hace dos días la noticia se expandió por todas las redes sociales:
¡Noticias!
Georg Listing y su nueva novia.
El corazón se me encogió. La fotografía de aquella chica confirmó lo que siempre se ha dicho:
"Nada a distancia funciona"
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𝗩 𝗘 𝙎 𝗧 𝗜 𝗚 𝗜 𝗢
Fanfic𝗛 𝗨 𝗘 𝗟 𝗟 𝗔 ┃ Se estima desde hace mucho que debemos permanecer en nuestra de zona de confort para así no experimentar el dolor y sus malestares. Aunque, ¿eso será del todo cierto? Junto a los distintos integrantes de la banda de rock más acl...