Nota del autor: Este capítulo tiene contenido para +18 se recomienda discreción
Por fin llegó el taxi volador. El Floragato estaba dormido abrazándome.
En el taxi aún seguíamos muy tensos. Lo que hemos visto y ha pasado hoy se nos ha quedado muy gravado. Rosa miraba fijamente el huevo.
-¿Crees que habrá sufrido algún daño?
-No creo. La cáscara parece estar bien y no creo que se haya dañado.
Miraba fijamente al Floragato. Estaba por lo menos algo más tranquilo. Le empecé a acariciar la cabeza y él se acurrucó más cerca de mí ronroneando suavemente.
-¿Qué vamos a hacer ahora Rosa?
-No lo sé... Pero creo que sería mejor cuidarlos por ahora. El huevo no necesita muchos cuidados y en cuanto al Floragato sí has dicho que está fuera de peligro se puede quedar con nosotros un tiempo.
-Flo...
-¿Has dicho algo pequeño?
-No hables muy fuerte Jorge. Sigue dormido. Está soñando.
-¿Sabes lo que dijo?
-Me ha pillado desprevenida pero creo que ha llamado a sus padres...
-Pobre. Debe haber visto esa masacre a esos Meowscaradas...
-Supongo que sí. Pensaba que los Dragonite eran amables...
-Y lo son... Sí tienen un entrenador. Sino pueden llegar a ser muy agresivos como el de esa isla.
-¿Cómo habrán llegado?
-¿Los Meowscaradas? No lo sé. Pero me gustaría suponer que algún pokemon de tipo agua grande les tuvo que llevar...
-¿Y sí fue algún tipo de trampa?
-No te entiendo.
-Según la televisión un día vi un reportaje de pokemon salvajes que a veces unen fuerzas para cazar.
-Tiene sentido... En este lago escuché alguna vez que habían Tatsugiris y teniendo en cuenta que es una especie que se alía con los Dondozo no me extrañaría nada que algún Dondozo viva en este lago.
-¿Y eso cómo serviría para cazar?
-Posiblemente vieron a esta pareja de Meowscaradas y esos pokemon sabiendo que esa isla era el territorio de un Dragonite decidieron engañarles para que el Dragonite les mate...
-¿Y qué ganan con eso?
-Los restos de los Meowscarada.
A Rosa le dió un pequeño escalofrío cuando dije esa frase
-Pero pocos pokemon comen de la carne muerta
-Lo sé. Pero a lo mejor estaban hambrientos y no vieron mejor opción.
Rosa vio al Floragato y suspiró
-Sí lo que dices es cierto la naturaleza es muy cruel.
-Lo es. No soy biólogo pero al vivir en el bosque lo aprendes...
-Supongo que tienes razón.
Continúe acariciando al Floragato. El resto del viaje no hubo más conversación. Rosa se había dormido abrazando el huevo y solamente me quedé mirando el paisaje.
Por fin llegamos a las afueras de bosquejada.
Rosa ya estaba despierta pero el Floragato seguía dormido, pobre...
Llegamos por fin a casa y tenía que arreglar el generador como fuera. Dejé al Floragato tumbado en el sofá y Rosa dejó el huevo cerca del Floragato.
ESTÁS LEYENDO
El placer de la ira
FanfictionJorge, un entrenador muy tranquilo que huye de un pasado que le atormenta está teniendo muchos problemas con su pokemon, una Floragato llamada Rosa. No sólo es extremadamente agresiva sino que además no obedece a su entrenador. ¿Podrá Jorge ver qu...