Desperté con una sensación de calidez en mi cuerpo, algo me estaba acariciando la cabeza. Lentamente abrí los ojos y me encontré con Rosa sonriendo acariciando mi cabeza. Mi cabeza estaba en sus piernas, supongo que me habrá movido en medio de la noche.
-Buenos días Rosa. ¿Qué tal estás?
-Siento algo adormiladas las piernas pero me siento bien. Te moví porque estabas en una postura incómoda.
-Gracias.
-No es nada.
Le sonreí un poco y me estiré, lentamente me fui incorporando y me levanté. Ella al poco tiempo hice lo mismo. Sabiendo cómo disfruta que le trate cuando terminó de ponerse de pie le di una nalgada bastante fuerte.
-¡Meow~!
-Por lo que sí lo disfrutas de verdad.
Ella solamente me miró con cara muy coqueta.
-A lo mejor lo disfrutaría con algún que otro golpe~
-A lo mejor más tarde. Quiero hacer un par de cosas y tengo que patrullar.
-¿Puedo ir contigo?
Ella rápidamente fue a coger su máscara y se la puso.
-Claro. Desayunemos algo y salimos
-Siempre que no me des con la jeringa...
-Creo que ya puedes intentar comer, sino te intento hacer algo líquido.
-No por favor...
Solamente me reí un poco y la besé en los labios.
Bajamos a el comedor y preparé unas sencillas tostadas con aceite y azúcar. Un desayuno muy ligero. A Rosa le costaba un poco tragar pero pudo hacerlo bien.
-Al final la motivación de no tomar más comida por jeringuilla te ha hecho volver a comer líquido.
-¡Cállate!
-No
-¿A que te hago algo?
-¿Hacer el qué?
-... Algo
-Pues sí no especificas seguiré hablando... Quejica enana.
Empecé a reír muy fuerte, ella sólo se lanzó a darme pequeños golpecitos amistosos.
Suspiré un poco, por fin está cambiando. Ya podemos tener una conversación normal, y parece ser más... Normal. Es una gran alegría. Además me siento mejor, sigo con miedo porque le pase algo como pasó con Chuck pero estoy algo más tranquilo.
-¿Estás bien?
-Sí... Sólo pensando.
-¿En qué?
Le miré con algo de picardía y una sonrisa algo tonta.
-En darte más jeringazos de comida.
-¡Ni se te ocurra!
Solamente me reí un poco.
-¿Te quieres duchar? Tienes restos de la comida de ayer por todo el cuerpo.
-M-más tarde quizás.
Le asentí. Con poco esfuerzo la agarré y la subí a mi cuello. Salimos de casa y empecé a patrullar.
-Pesas bastante pero puedo llevarte todavía sobre mi como cuando eras una Floragato.
-¿¡Me estás llamando gorda!?
-El calificativo para no sonar tan desagradable sería que estás poco delgada.
Hizo un pequeño resoplido y supuse que hizo un pequeño puchero.
ESTÁS LEYENDO
El placer de la ira
أدب الهواةJorge, un entrenador muy tranquilo que huye de un pasado que le atormenta está teniendo muchos problemas con su pokemon, una Floragato llamada Rosa. No sólo es extremadamente agresiva sino que además no obedece a su entrenador. ¿Podrá Jorge ver qu...