Capítulo 2

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Nota del autor: los puntos de vista cambiarán en la historia. Cuando esto pase se pondrá "{punto de vista de...}"

Me levanté de la cama sonrojado por el comentario de Rosa.

-A veces me dan ganas de dejarte por ahí tirada en el bosque.

-Uhhh... Pues... Bueno... ¡No podrías hacer nada sin mí! Eres una nenaza cobarde y probablemente hasta un vaporeon amistoso te podría aterrar

-¿A que te cambio por un vaporeon?

-¡N-ni s-se te ocurra!

-Pues a callar que acaba de empezar el día y me tienes frito.

-V-vale

Miré a Rosa y suspiré. De veras que a veces me dan ganas de... Mejor ni lo pienso.

Empecé a mirar mi habitación. Era todo de madera muy resistente. La madera era muy buena y no se iba a podrir.

Era espaciosa y tenía un diseño minimalista.

Sólo tenía un armario con cuatro cajones (de los cuales uno era una cama secundaria para Rosa), una mesilla de noche y una cama donde cabía una persona y quizás un pokemon pequeño. De ahí que a Rosa le encantaba empujarme a los bordes.

Tenía una ventana grande para que entrase la luz solar y habían velas por toda la casa por sí había un apagón.

La cabaña tenía dos pisos, el de arriba era mi habitación y un cuarto de invitados (el cuál está cogiendo polvo porque no lo usamos para nada)

El piso de abajo tenía una cocina, comedor y el baño.

Habían grandes vidrieras en el comedor por donde pasaba toda la luz solar. A Rosa le encanta tomar el sol tumbada enfrente de las vidrieras. Y era un comedor bastante simple. Estaba un sofá que lleva muchos años el cuál está arañado por todas partes, una televisión pequeña y un mueble donde guardo toda la cubertería y cerámica.

Había una chimenea al lado de la televisión.

La cocina era pequeña pero tenía un fregadero, una vitrocerámica y un horno. Agradezco tener un generador de energía porque sino la vida en el bosque sería muy difícil.

El baño era un baño pequeño y simple. Me miré al espejo. No me considero muy atractivo la verdad. Soy bastante alto. Mido 1'80 y no soy musculoso pero tampoco estoy gordo. Tengo el pelo corto y tengo una pequeña barba.

Llevaba puesta una chaqueta de cuero y unos pantalones de vestir. No necesito uniforme. Me dedico a cuidar del bosque y no soy de ninguna compañía.

Ya estando listo llamé a Rosa.

-Rosa vamos. Vamos muy pronto porque me gustaría ver pueblo Ataifor contigo.

Ella bajó algo sonrojada. ¿A qué se debe este comportamiento? Es o ponerme muy serio con ella o decir que vamos a hacer algo juntos y ya es una Floragato distinta.

-E-está bien.

Salimos de la cabaña y empezamos a caminar.

Estaba junto a Rosa viendo algunos detalles del bosque mientras nos fuimos, ella lucía aburrida pero le pareció escuchar algo, fui con ella estando alerta, ella se encontró con un Umbreon que estaba pasando por ahí, que raro, los Umbreon no suelen pasar por esta zona, Rosa al ser territorial amenazó y le siseó al Umbreon con ira.

- ¡Largo de este bosque, es mi terreno de juegos!

- A ver estúpida, a mí no me siseas, que apuesto que con un solo ataque te mando al centro Pokémon o a la tumba, solo ando explorando y buscando algunas bayas para mi entrenador

El placer de la iraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora