- ̗̀➽◦̥̥̥18; Noción.

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—¡Vamos, pásamela a mí! —gritó enérgicamente Boruto mientras agitaba sus manos al unísono, indicando su disponibilidad.

El joven de cejas prominentes accedió, por lo que, tras burlar a los demás contrincantes, aquella acertada maniobra los condujo a la victoria. 

—¡Eso es, dame esos cinco! —festejó alegremente el Uzumaki mientras corría por toda la cancha, felicitando a sus compañeros de juego.

Shikadai, pese a ser únicamente espectador, celebró internamente el triunfo de su camarada. Este gesto fue materializado mediante una leve sonrisa formada en su rostro.

—Qué tontería, ¿no crees? Hace un escándalo por un partido amistoso —opinó Inojin, quien se encontraba parcialmente recostado boca arriba sobre las gradas, con las piernas flexionadas de tal forma que le servían como una superficie para colocar su libreta . Mantenía su cabeza sobre el regazo de su amigo, de tal manera que se le facilitaba visualizar lo que trazaba.

Antes de que el Nara pudiese replicar con algún comentario sarcástico como usualmente hacía, sus músculos se tensaron al percatarse de la presencia de Shinki y Mitsuki, anticipando las futuras disputas que estaban a punto de ocurrir.

—Fue una interesante partida —aduló el castaño, dirigiéndose directamente a Boruto—. Cuando estén preparados es nuestro turno.

El rubio frunció el ceño con disgusto. Le echó un rápido vistazo al acompañante de Sabaku No, encontrándose con rostros que definitivamente aborrecía. Apretó su mandíbula, y al poco tiempo de ejecutar esa acción, bufó:

—¿Piensas que jugaré contra ti, fenómeno? —se burló el Uzumaki, menospreciando no sólo a Shinki, sino al equipo entero que lo acompañaba—. Piérdanse, imbéciles. Si no estoy en el club de baloncesto es justamente porque la mierda atrae a las moscas.

Pese al vocabulario poco amigable de Boruto, el castaño ni siquiera se inmutó. Ni tampoco Mitsuki pareció hacerlo, en realidad. Ambos permanecieron inamovibles, con expresiones faciales perfectamente neutras.

—¿Qué no escucharon? —ahora era Iwabee quien vociferaba, dado que había adoptado el puesto de guardaespaldas del rubio—. ¡Lárguense y dejen de fastidiar! —se agachó y recogió una piedra del suelo, como si aquello fuese una primitiva advertencia.

—¡Iwa, es suficiente! ¡N-No es necesario llegar a esos extremos! —suplicó Denki, quien anteriormente había estado sentado en las mismas gradas que Shikadai e Inojin, sólo que en unos peldaños más abajo. Ahora se encontraba sujetando del brazo al moreno, con vagas esperanzas de que éste lo escuchara.

—¡Apártate! —el mayor empujó a Kaminarimon, provocando que el de lentes cayera al suelo—. Este asunto es entre ellos y nosotros.

—¿Así tratan a sus amigos? —preguntó Shinki con sorna, arqueando una ceja mientras se compadecía mentalmente del indefenso Denki, quien fue auxiliado casi inmediatamente por Metal Lee.

—Y deberías ver cómo tratamos a los idiotas que no entienden un V-Á-Y-A-N-S-E —ladró el moreno—. Esta es la última advertencia.

—Ya oyeron, maricones —agregó Wasabi, cruzándose de brazos. Más que por vocación propia, quería apoyar a sus amigos.

—¡Fuera de aquí! —el moreno alzó su mano en un intento por soltar la pedrada, pero fue detenido abruptamente por la inesperada mano de Kawaki, que sujetó agresivamente su muñeca.

Tanto el albino como el castaño quedaron anonadados ante la intervención del mayor.

—No sé que pretenden, pero será mejor que no cometan estupideces —alertó Kawaki, apretando tanto la muñeca del contrario que éste no pudo evitar retorcerse—. No es una advertencia, es un hecho —su intimidante mirada logró helarle la sangre a la pandilla de Boruto, incluyendo al mismo líder.

Locamente enamorado || NarusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora