- ̗̀➽◦̥̥̥01; Confesión.

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♡⃕ DISCLAIMER.❞

Naruto no me pertenece, si fuera así, ¡no tendría porqué escribir fanfics! Todos los derechos reservados a Masashi Kishimoto.

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• Inspirado en: una confesión de Tu Secreto. 

• Pareja principal: Naruto x Sasuke.

• Parejas secundarias: Sasuke x Sakura, Naruto x Hinata, Kiba x Hinata, Karin x Sakura, Rock Lee x Tenten, Shikamaru x Temari, Chōji x Karui, Gaara x Neji.

• Género: drama, romance.

• Categoría: AU! Escolar.

• Advertencias: contenido erótico, infidelidades, diferencia de edades (implícito).

• Dedicación: a todas las personas que forman parte del grupo Narusasu. 

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Permaneció petrificado, sintió como los músculos de su rostro se tensaron y su fuerza de voluntad no fue capaz de retener su reacción natural. La mano que había estado sujetando su escritorio con delicadeza ahora se encontraba completamente tiesa, y sentía como poco a poco en el ambiente incrementaba la incomodidad. 

Su ceja se quedó alzada mientras parpadeaba múltiples veces con tal de comprobar que se encontrara en la realidad, con la esperanza de que su adorada alumna soltara una risa burlesca y lo tranquilizara bajo la premisa de que todo aquel embrollo se trataba meramente de una broma. Sin embargo, aquel alivio jamás llegó.

—D-Disculpa...—tartamudeó torpemente, finalmente mostrando señales de vida. Ladeó su cabeza sutilmente, aún absorto ante tan complicada situación—. ¿Qué es lo que acabas de decir? —relajó un poco sus facciones, tratando de mostrarse más accesible. Aún así, la angustia y confusión permanecían intactas en toda su expresión.

La niña de tan sólo quince años se removió los anteojos con rapidez, aún con su ceño fruncido y sus mejillas pintadas de un color rosáceo, suspiró pesadamente y desvió su mirada del suelo para encontrarse con los brillantes orbes azules de su profesor.

—¡Usted me gusta, profesor! —declaró, apretándose fuertemente la tela de la falda en un vago intento por tranquilizarse—. ¡Del sentido romántico! —aclaró antes de que el rubio pudiera devolverle el cumplido creyendo que se trataba de un simple halago. Inmediatamente bajó la cabeza y sintió su rostro arder en absoluta vergüenza; ¿en qué diablos estaba pensando? Ahora que lo meditaba con mayor calma, ¡haber tomado esa decisión era una completa locura! ¿Cómo había sido Chōchō, su mejor amiga, capaz de convencerla para realizar una sandez como esa?

Nuevamente, un horroroso silencio envolvió la deshabitada aula. No hacía mucho que las clases habían terminado, sin embargo, Sarada le había pedido amablemente al profesor unos cuantos minutos para dialogar, a lo cual obviamente Naruto no pudo negarse, pues tratándose de su alumna preferida, estaría dispuesto a muchas cosas... Aunque, salir o acostarse con ella no estaba esa lista.

¿Cómo se supone que debía actuar ante semejante situación? En los cursos de pedagogía no le habían enseñado a cómo lidiar cuando uno de tus estudiantes se te declara. Claramente, su raciocinio carecía de las palabras adecuadas para transmitirle a la joven que su amor no podría ser correspondido. Y no precisamente porque su juicio fuera en contra de las infidelidades, esa acción la había cometido en repetidas ocasiones sin ningún escrúpulo o remordimiento. La realidad que lo acomplejaba era otra: su aterradora diferencia de edades y madurez. Además, había cierto rasgo biológico en ella que la descalificaba automáticamente para ser candidata a pasar una noche con él.

—Bueno...—empezó, relamiéndose los labios mientras su mirada se dirigía a todas partes menos a la niña que se mantenía parada avergonzadamente enfrente suyo—. Verás, Sarada...

—Sé que usted es casado y que tiene una hija, ¡eso no es impedimento para mí, créame! —masculló la pelinegra, alzando la cabeza con coraje. Por Dios, ¿qué cosas tan descaradas se encontraba profiriendo? Ni siquiera ella misma conocía ese lado tan atrevido de su personalidad—. Estoy bien con ser su secreto.

El hombre se sorprendió aún más al escucharla. Abrió los ojos con desmesura, hallándose nuevamente sin saber medir sus reacciones involuntarias. Negó suavemente con la cabeza mientras la agachaba, reiterando los sucesos. 

—Escucha, Sarada... Deberías buscar a alguien de tu edad —comentó el rubio tras un eterno silencio, enderezándose mientras jalaba el bolso que se encontraba sobre la mesa—. Esto... Es la primera vez que esto me sucede, pero...

La joven Uchiha salió del aula a toda prisa. Definitivamente no se quedaría ahí a escuchar una larguísima charla que encubría una verdad irrefutable; era su manera de rechazarla sutilmente. 

De no ser porque la menor huyó con el rostro escondido entre su cabello, Naruto podría jurar que percibió algunas lágrimas descendiendo del adorable rostro de la pelinegra. 

Sea como sea, ya había pasado. No quería lastimar los sentimientos de la encantadora jovencita, pero tampoco podía obligarse a corresponder algo que estaba mal en todos los sentidos posibles, se viera por donde se viera. Así que, suspiró con alivio y prosiguió a recoger sus cosas faltantes para finalmente dirigirse al estacionamiento y marcharse a casa tras un largo día de trabajo.

—Nos vemos mañana —se despidió la directora, Tsunade, mientras abría la puerta de su coche e ingresaba a éste.

—Hasta mañana —le saludó alegremente el Uzumaki, imitando la acción de su superior.

Pero antes de que pudiera meterse a su auto, a lo lejos vislumbró a la pequeña Uchiha sentada afuera del portón de entrada de la escuela. Lucía devastada, y por un momento, se preguntó cuánto tiempo llevaba ahí sentada.

Hacerle compañía no era una opción, pero dejarla sola e indefensa a esas horas de la tarde noche tampoco le parecía muy moral. Las desventajas del turno vespertino eran precisas; al caer la noche las calles se volvían salvajes y peligrosas para los jóvenes, sobre todo para las féminas.

Estaba a punto de decidir qué hacer cuando un costoso automóvil se aproximó a ella, e inmediatamente bajó un sujeto similar a ella. Escuchó como la pequeña se refería a él como "papá" y se relajó, pero cuando agudizó la mirada para observar mejor a su progenitor, un imperceptible sonrojo manchó su rostro.

Esa severa mirada, esos profundos orbes negros que calcinaban tanto como el mismísimo abismo, esa tersa piel pálida poco común en los habitantes, su cabello sedoso y esa leve sonrisa suya que pareciera que es pecado admirar... La forma en la que su corazón y algo más palpitaba al recordarlo... Se parecía demasiado a él. 

No, no. ¿En qué cosas estaba pensando? No había manera de que se tratara de la misma persona, seguramente era una equivocación. 

Se subió a su auto y comenzó a manejar hacia su hogar. Normalmente, no le agradaba estar en dicho lugar puesto que la presencia de su esposa, Hinata, le resultaba abrumadora. Se había casado con ella por mero compromiso durante la universidad, puesto que al ser huérfano, la familia Hyūga pagó sus estudios a cambio de que él contrajera matrimonio con su hija mayor, quien era en ese entonces su compañera de clases. 

Así que ese era él, Naruto Uzumaki, un homosexual privado a disfrutar su sexualidad felizmente, ya que desde una temprana edad se vio encadenado a un aborrecible destino del cual jamás se pudo librar. Y para su mayor desgracia, el impacto de la decadencia de su vida parecía ser inminente.

O al menos así era... Hasta que lo conoció a él.

Fanfic publicado en: Octubre 06, 2020.

Locamente enamorado || NarusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora