Primera parte: Sueño hecho realidad

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Salí de casa y me dirigí al centro comercial para encontrarme con Dani.
Dani es mi mejor amigo y tiene una personalidad única, es amable y es de los mejores chicos que alguien pudiera conocer, pero odia que se metan con él o con cualquiera que aprecie.

Dani es alto, musculoso, tiene ojos verdes y es atractivo, pero no es como que me atraiga o algo por el estilo.

Lo conozco desde que tenemos cinco años, mi hermano mayor, Erick, y la hermana de Dani, Sandy, son seis años mayores, así que cuando ellos tenían once, comenzaron a arrastrarnos a ambas casas, ya que nuestras madres decían que debíamos trabar amistad.

Todo comenzó muy extraño con Dani, yo no quería hablar con él y Dani no paraba de tratar de convencerme que le respondiera una pregunta, la que fuera, me desesperó tanto que le di un golpe en la nariz, el cual hizo que le comenzara a sangrar, así que en lugar de comenzar a llorar, Dani me tomó de una coleta y tiró de ella hasta que le grité que deseaba tregua.

Comenzó a agradarme por el hecho de no llorar como bebé. Luego de eso, nosotros mismos pedíamos que nos llevaran a la casa del otro...

Estacioné el auto en un espacio vacío del estacionamiento del centro comercial y me dirigí al restaurante de sushi en el que habíamos quedado de encontrarnos. Cuando llegué a la entrada le dije a la chica que, según su placa, se llama Celeste, que si había entrado un chico con la descripción de Dani, ella respondió que no estaba segura pero que si quería, que me diera una vuelta por el local. Así que caminé un par de minutos hasta que di con Dani en una mesa al fondo del local.

-¿Qué tal, extraño?
-Hola, desconocida-. Sonrió y se puso de pie para darme un beso en la mejía.
-¿Qué tal están Sandy y tu madre?-. Pregunté.
-Ya sabes, Sandy muere por venir para navidad y luego acompañarme al campus para conocer la universidad. La verdad creo que ella está más emocionada que yo por el fin del curso.
-Debes considerar que lleva tres años en el campus viniendo cada navidad, creo que ya los hecha de menos-. Dije.
-Sabes que no es así, pasa mucho de su tiempo con Erick y con sus amigas-. Cuando Erick supo que Sandy había sido aceptada en una de las mejores universidades del país, y a él aún no le habían dicho nada, creyó que Sandy se alejaría mucho tiempo de él, así que le confesó que estaba enamorado de ella, y Erick se llevó una gran sorpresa al saber que Sandy también lo estaba de él, así que llevan los últimos tres años teniendo una relación, lo mejor de todo, es que una semana luego de la confesión, a Erick le llegó una carta que decía que también lo habían aceptado en la misma universidad de Sandy.

-¿Ya decidieron qué van a ordenar?-. Dijo la camarera, con una sonrisa demasiado descarada dirigida a Dani. Puse los ojos en blanco, no soy celosa, y quiero que Dani encuentre a alguien para salir, pero hay chicas que simplemente me desagradan. Así que tome la mano de Dani sobre la mesa y le dije:
-¿Ordenarás el rollo California, cariño?-. Dani me vió divertido, pero me siguió el juego.
-Si, amor. ¿Tu qué ordenarás?.
-Queremos dos rollos California-. Dije dirigiéndome a la chica que nos tomaba la orden.

Luego de anotarlo en su libreta se fue sin un ápice de su coquetería inicial.
-Creo que comenzaré a coleccionar gatos desde ahora, si sigues así me quedaré soltero el resto de mi vida-. Dijo Dani con cara de "me debes una explicación".
-Vamos, sabes que ella ni te gustaba, pero no quería tenerla al rededor como buitre.
-Eres peor que Sandy.
-Y tu te pareces a Gordon White-. Le dije, sabiendo que eso le llevaría unos segundos asimilarlo. Gordon es un chico de nuestra escuela, un tonto que en lo único que piensa es en deportes.

Luego de eso continuamos hablando de todo y de nada en especial.
Hasta que lo ví.
Alto, cuerpo con músculos marcados. Cabello negro. Labios carnosos. Ojos color miel.

No sé cómo, pero el chico de mi sueño (literalmente) esta parado en la entrada del restaurante.

Mientras te encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora