Parte 18: el golpe del amor

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–Bueno Dandre, déjame decirte que ha sido un gusto verte, me gusta mucho tu nombre actual, aunque siempre tienes nombres muy lindos.

–Gracias Amaia, tu siempre tienes los nombres más exóticos que escucho en mis vidas.

Llevan como una hora hablando ese par.

No es por nada, pero ya descubrí porqué Adabella no me agradaba en primer lugar.

Cuando Amaia alias Adabella se va al fin, Dandre me mira de lo más despreocupado.

–Bien, es hora de seguir, hemos perdido demasiado tiempo.

–¿Hemos? Perdón, pero yo no estaba ligando con una ex de quinientos años.

–Yo no estaba ligando, solo hablaba con Amaia, nunca la había visto en esta vida. Además podrías haber practicado mientras yo hablaba con ella.

–Perdón, pero te recuerdo que solo he logrado revivir un recuerdo y fue porque estabas diciéndome justo lo que debía pensar para que surgiera. Tú has perdido tiempo, no yo.

–Bien, pero el hecho es que debemos recuperar ese tiempo perdido y necesito que te concentres.

–Bien.

Cierro los ojos y comienzo a concentrarme en los olores de las hierbas que comienza a ser más fuerte, seguro Dandre ha quemado más. Pienso en los bellos ojos de Dandre color miel y comienzo a escuchar con atención su voz que me guía.

Piensa en una calle silencia, al final de la tarde, carruajes corriendo por la avenida. Un caballo blanco que se eleva al trote. Un vestido color marfil perfilando tu cuerpo.

Siente al caballo, siente su cresta. Siente el viento en tu rostro.

Siente todo a tu alrededor. Imagina los sonidos de la ciudad, imagina como el caballo debe esquivar agujeros en las calles.

Solo siente el recuerdo.

"–Vamos Adrien, no me digas que estas asustado. ¡Esto es la cosa más divertida del mundo!

–Anda Irina, con cuidado, el caballo es viejo.

–Eres más viejo tú. No seas amargado. –Digo mientras hago que el caballo corra más rápido.

–No soy amargado, solo no quiero morir tan joven.

–¿Has sentido miedo? –Le pregunto.

–Sí, justo ahora. –Sonrío divertida.

–Hablo en serio, hablo de miedo puro.

–Cuando te perdí por un mes, cuando no sabía en dónde te encontrabas y tus hermanos no quisieron decirme nada.

–¿Has sentido desesperación? –Le pregunto mientras hago que el caballo baje un poco de velocidad.

–Siempre que no estás conmigo. –Dice mientras toca mi brazo.

–¿Has sentido que no tienes el control de algo?

–No tengo el control de ti, ni de la muerte. Es algo que me asusta. No quiero controlar ninguna de las dos, pero no quiero que te pase algo y definitivamente no quiero dejarte desprotegida si muero.

Detengo el caballo.

–¿Has experimentado el amor? – Le cuestiono seria mientras le veo a los ojos.

Mientras te encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora