7. No te vayas.

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Habían pasado algunas semanas ya desde que había aceptado ser novia de Sebastian y la verdad era que a pesar de haber sentido que nos habíamos apresurado mucho, no me arrepentía de nada.

Se había portado de lo más lindo conmigo, era muy amoroso todo el tiempo.

—¿Quieres salir a cenar hoy?

Preguntó mientras estacionaba su auto frente a mi casa.

—No puedo, le prometí a Bi que la acompañaría de compras.

Dije y él alzó una ceja.

—¿Es más importante ir de compras que cenar conmigo?

—¿Qué?

Pregunté confundida.

—Nada, nos vemos mañana.

Salió del auto y me abrió la puerta, lo miré un segundo y salí, ¿me acababa de echar de su auto?

Antes de que pudiera decirle algo, el castaño encendió el motor y salió rápidamente de la privada.

Entré a mi casa algo confundida aún, papá tenía una reunión así que solo estaba mi mejor amiga, quien hoy no me había acompañado al entrenamiento.

—¿Todo bien?

Preguntó mientras cambiaba los canales en la televisión, yo asentí sentándome alado de ella.

—Es solo que creo que acabo de tener mi primera pelea con Sebas.

Dije y ella puso mute.

—Cuéntame.

Se sentó como indio frente a mí y yo la imité, tomé un poco de su soda y me aclaré la garganta.

Le conté la poca información que tenía, realmente no había sido una pelea, solo no entendía porque había reaccionado así.

—No lo sé, suena bastante raro.

Dijo y yo asentí.

—Si quieres salir con él, adelante. Yo no tengo ningún problema, podemos ir de compras otro día.

Dijo y yo suspiré.

—Creo que te tomaré la palabra, quiero evitar problemas con él.

Pero en cuanto le envié un texto diciéndole que si iría a cenar con él, me ignoró.

—Esto es ridículo.

Dije tumbandome de nuevo en el sofá.

Mi novio acababa de dejarme en visto epicamente, ¿qué debía hacer ahora?

Subí a darme una ducha rápida y cambiarme de ropa, tomé las llaves del auto de mi padre y le pedí a Bianca que me acompañara.

Estaba nerviosa, no había manejado desde que llegué a México.

Usé el gps y nos dirigimos hacia su casa, no me gustaba estar peleada con él.

Pero en cuanto entramos, lo ví.

Estaba platicando muy animado con una chica en su coche, tenía el cabello negro y estaba usando lentes oscuros.

—¿Qué está pasando?

Preguntó mi mejor amiga alzando una ceja, yo negué con la cabeza.

—No lo sé, pero lo voy a averiguar.

Dije yo.

Bajé del auto y caminé hacia ellos, estaba molesta, ¿quién era esta chica y que estaban haciendo?

—Sebastian, ¿se puede saber quién es ella?

Pregunté y él chico pegó un brinco, volteó a verme y se puso de lo más nervioso, comenzó a tartamudear y a decir cosas que sinceramente no creía.

Resilience. ||Diego Lainez||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora