—Hola.
Dije llegando al campo, Edson e Israel habían ido a entrenar conmigo en la tarde ya que había perdido dos entrenamientos.
Ni siquiera sabía si eso existía, estaba seguro de que solamente me estaban castigando.
El entrenador me puso a correr y en vista de que no había otra cosa que hacer, los chicos se unieron a mí.
—¿Pero por qué le dijiste eso?
Preguntó Edson mientras se posicionaba a mi lado, yo rodé los ojos.
—Ya te dije, me gusta pero no quiero ningún problema con el equipo.
—Eso es de cobardes.
Dijo esta vez Israel, acercándose también a nosotros.
—Claro que no, estoy cuidando solamente que nadie quiera golpearme.
—Cobarde.
Dijo de nuevo el jugador del América y yo lo miré mal, aceleré el paso dejándolos atrás.
¿Sería cierto? ¿Había sido muy cobarde de mi parte no luchar por ella?
Ni siquiera sabía que era lo que sentía por ella aún, estaba seguro de que no era amor, pero, ¿Entonces qué era?
No podía enamorarme tan pronto de ella, no funcionaban así las cosas.
Terminamos con los ejercicios y caminamos hacia las bancas, los chicos estaban frescos como lechugas, mientras yo sentía que el corazón se me iba a salir del pecho.
—Es el amor.
Dijo Edson abrazando a Isra y simulando darle un beso en la mejilla.
—No, idiota. Estuve comiendo muy mal e ingerí alcohol allá.
Nos cambiamos de ropa y salimos, firmamos un par de camisetas y subimos al auto de nuevo.
—Tengo que irme mañana.
Dijo Isra de repente y nosotros volteamos a verlo.
—¿Qué?
Preguntó Edson.
—Lo siento chicos, saben que ya me tomé más días de los que debí, ahora tengo que llegar a entrenar para la leagues cup.
—Si, lo sé. Es solo que pensé que nos iríamos juntos la próxima semana.
Dijo el moreno de nuevo e Isra lo abrazó.
—Lo siento amigo, te prometo que en navidad te esperaré.
Conduje hacia mi casa y comenzamos a hacer las maletas de nuestro amigo, el increíble número 3 del club América.
Estos chicos eran mis mejores amigos desde que los conocí, sabía que serían mis cómplices en cualquier tontería que quisiera hacer, toda la vida.
—Me hubiera gustado pasar más tiempo juntos, lamento haberme ido a Uruguay.
Dije mientras comíamos sushi.
Edson había tenido un antojo que rápidamente Israel atendió.
No podía imaginar a alguien que nos quisiera más de lo que nos quería Isra, ambos sabíamos que no lo merecíamos.
—No te preocupes por eso, yo voy a estar aquí siempre, esperando a que tú regreses. Tú tienes que ir a buscar el amor que te toca en esta vida.
—Eres un cursi.
Dijo Edson y él rió encogiendose de hombros.
—Es solo que los amo chicos.
Dijo el güero mientras extendía sus brazos y nos rodeaba con ellos.
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Resilience. ||Diego Lainez||
Teen FictionDel odio al amor solo hay un paso... ¿o un campo?