—Esto es ridículo, ¿Acaso crees que yo nací ayer? ¿Qué me chupo el dedo?
—No.
Murmuré.
Bianca comenzó a aplicar base en mi brazo derecho.
—Tienes que ponerle un alto a Sebastian o se lo voy a decir a tu padre, y no estoy jugando Dianee.
—No fue Sebastian, yo me caí.
Me miró incrédula y después agitó su cabeza de un lado a otro, arrojó la esponja con la que estaba difuminando la base y salió de la habitación.
Las cosas con Sebastian se habían puesto bastante intensas ayer después de que me encontró en una llamada con Diego.
Lanzó mi celular al suelo y cuando quise irme me sujetó del brazo tan fuerte que había amanecido con un moretón del tamaño de una manzana en mi brazo derecho.
Le había dicho a Bianca que me había caído de la cama en la noche pero poco me creyó, y ahora estaba molesta conmigo.
Seguí aplicando la base yo sola y aprovechando que el clima no era tan caluroso hoy, me puse una blusa con mangas largas para evitar que alguien se diera cuenta.
Sebastian también me había hecho bloquear a Diego de todos lados, y a un par de amigos más.
Me senté en la orilla de la cama y las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, ¿Cómo era posible esto? Siempre pensé en Sebastian como alguien que nunca me iba a lastimar, que me respetaba y me quería.
Entonces la puerta se abrió, dejando ver a una Bianca molesta con algo en las manos.
—¿Qué es eso?
Pregunté.
—Es para el dolor.
Dijo seca y comenzó a untar la crema en mi brazo.
Estuvimos en silencio un buen rato hasta que ella decidió terminarlo.
—Sabes que no puedo dejar que siga haciéndote daño.
—No me está haciendo daño, te lo prometo, fue un accidente y estoy segura de que no va a volver a pasar.
Ella asintió con la misma expresión de antes.
Comenzamos a vestirnos para el entrenamiento, hoy si me acompañaría y después iríamos a comer.
—¿Qué crees que haya sido lo que te quería decir Diego?
Preguntó mientras bajábamos las escaleras, yo me encogí de hombros.
—La verdad no lo sé, pero estoy segura de que era algo importante, Diego nunca me hubiera hablado solo para saludar.
Ella asintió.
Tomé las llaves del auto, una botella de agua y salimos de la casa.
El entrenamiento pasó bastante tranquilo, Bianca de vez en cuando se unía a los ejercicios con las niñas y ambas lo disfrutábamos mucho.
—Esto debe ser una broma.
Dijo mientras guardábamos las cosas en la maleta, las niñas ya se habían ido y Tammy estaba en una junta.
—¿Qué?
Pregunté y dirigí la vista hacia donde estaba viendo ella, Sebastian caminaba hacia nosotras con un ramo enorme de flores, yo suspiré.
—Te espero en el auto.
Dijo y comenzó a caminar mientras chocaba a mi novio con el hombro.
—Di...
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Resilience. ||Diego Lainez||
Teen FictionDel odio al amor solo hay un paso... ¿o un campo?