VAL.
Llevaba tanto tiempo deseando este trabajo que jamás pensé en el costo de conseguirlo. El ejercito me a dado una familia, una vida, pero me quitó todo lo que tenía. Una mujer, un amor, todo me lo quitó y ahora estoy aquí, perdida, sin rumbo en Madrid. Después de estar tres años en Murcia e decidido alejarme de todo mudándome lejos, así que no me sorprendió que me concedieran el traslado aquí.
-Capitán- Empezaba a reconocer las voces que me rodeaban, este era mi compañero y lugarteniente Rodríguez, me gire lentamente para observarlo, con su metro setenta y pelo castaño, no aparentaba mas de treinta años a pesar de que rondaba casi los cuarenta.- Deberías tomarte unas vacaciones, llevas mas de dos años trabajando sin parar.- Yo lo sabía bien, me estaba consumiendo y me refugiaba en este trabajo, el tenía razón.
-Lo se, lo estaba pensando, necesito un respiro, ¿Podrías ocuparte del papeleo de mis vacaciones?-El sabía de sobra mi historia, al igual que casi todos lo que trabajan aquí conmigo, algunos incluso se trasladaron conmigo para seguir igual.
-No lo dudes, aunque trabajemos juntos, sigo siendo tu amigo.-Lo mire con media sonrisa en la cara, y tras darle una palmada en el hombro me encamine hacia mi coche abandonado en el aparcamiento del cuartel desde hace una semana. Una vez en mi coche me quite la chaqueta del uniforme y la deje en el asiento de atrás. Ya colocada tras el volante no pude evitar dirigir la mirada hacia mis tatuajes del brazo izquierdo, siempre acompañándome, antiguos tatuajes hechos con amor, letras de canciones, un poema y las iniciales de una mujer cuya música me acompaño durante la mayor parte de mi vida, solo la vi una vez en directo y desde entonces sigue grabada a fuego en mi. Una vez arranco el coche saco a esa mujer de mi mente y me dirijo a un café en el centro de la ciudad, uno el cual hace el café como a mi me gusta y eso es difícil. Mientras conduzco los 20 minutos que me separan de ese preciado café decido poner música, siempre vuelvo a ella, esta vez pongo una canción que hace me vibren todos los huesos.
"¿Quién me salvara de mi?" con ese estribillo que me hace arder y me destroza a pesar de saberlo de memoria, cada nota, cada tono hace que tiemble.
¿Qué me queda si la luz no llega hasta aquí? ¿Quién me salvada de mi? ¿Qué me espera si mi voz no llega a ti? Ven y sálvame de mi.
A tope en mi reproductor esa canción será siempre la única que no me cansare de escuchar, me se cada estrofa, cada tono y cada letra de ella. Cuando me quiero dar cuenta ya e llegado al café, consigo aparcar lo suficientemente cerca como para no tener que caminar demasiado, al entrar al local me doy cuenta del magnifico olor del café que desprenden las máquinas, pero no me doy cuenta de los ojos castaños que se han quedado fijos en mi desde que entre por la puerta. Voy directa a la barra a pedir mi café, el cual la camarera ya sabe cual es en cuanto me acerco.
-Hola Val, ¿El café de siempre?- Me dice Sara, la camarera con una sonrisa radiante.
-Si Sara, lo de siempre, me hace falta y cárgalo esta vez.- Sara me mira con una expresión de tristeza ya que solo lo pido así cuando estoy triste.
-Marchando un café bien cargado, espera en una mesa y ahora te lo llevo.- Le veo marcharse hacia la cocina a preparar el café, busco una mesa y entonces me doy cuenta, la sensación de que me observaban venia de una mesa al fondo, escondida en una esquina, la veo, esos ojos castaños son inconfundibles, la gente la observa pero nadie se acerca ya que parece disfrutar de su café de la mañana. Su nombre no para de rebotar en mi cabeza. "Mónica" tan magnifica como ella sola, sentada en una mesa, con un libro y su taza, las gafas de sol puestas en la cabeza y sus ojos clavados en mi, intento que mi cuerpo se mueva pero bajo esa mirada es difícil.
-Val, tu café- Gracias a que Sara me saca de ese mundo me giro con mi mejor cara de póker, aunque parece que no funciona ya que se a dado cuenta de lo que pasa.- Nosotros estamos igual, lleva aquí un rato leyendo sola.- Ella sabe lo del tatuaje ya que se ven las iniciales y no le oculte cuando me preguntó por el.
-¿A pagado lo suyo?- De forma instintiva suelto la pregunta, ella solo puede reírse y negar con la cabeza, no hace falta que le diga nada ya que me enseña la factura, con el café de ella y el mío. Le sonrió y solo pago con la tarjeta. Cuando me doy la vuelta para irme la veo levantarse y dirigirse a la barra cartera en mano, me apresuro a irme de la cafetería. Voy dándole un sorbo a mi taza cuando alguien toca mi hombro. Al girarme me quedo de piedra, unos centímetros mas alta que yo con su pelo corto, rubio y espectacular, la tengo enfrente de mi, sonriéndome.
-No tenías porque pagar mi café, pero muchas gracias.- Su sonrisa parece completamente genuina-Por lo menos has sido la única que no me a mirado en el café como si yo fuera un extraterrestre- Mientras dice eso le sale una risa floja, el problema es que ese comentario me hace demasiada gracia.
-No me des las gracias, que yo sepas sigues siendo una persona no un bicho raro. Me di cuenta como te miraban en el local, solo quise tener un detalle- Me cambio el café de mano mientras saco el móvil para mirar la hora.- Es un poco temprano para que estés por la calle, ¿No estabas en plena gira?- Su sonrisa se ensancha y la hace lucir mas hermosa si es que eso es posible.
-Si, pero no tenía ganas de ir al estudio, por lo que veo eres fan y estas al corriente, así que deja que me presente en condiciones.-La veo que estira la mano hacia mi en gesto de saludo.-Un place, soy Mónica Naranjo.
Le devuelvo el saludo, mientras intento dejar de temblar, le estrecho la mano y me presento.
-Un place, me llamo Val.- La veo sonreír sin soltar mi mano.
-Espero verte en el concierto del sábado Val, me gustaría que estuvieras allí.- Mientras me suelta la mano tengo una sensación de vacío en mi cuerpo.
-Allí estaré, no lo dudes, iré a verte- Le sonrió de la forma mas natural posible ya que hace demasiado que no sonrió a nadie, la veo marcharse hacia un coche que parece que la estaba esperando y no puedo dejar de mirarla hasta que el coche sale de mi vista. Aún no me había dado cuenta de ese encuentro tan fortuito en ese café haría que mi vida cambiara de golpe.
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La Capitán y La Pantera
Fanfictionhistoria ficticia al 100% . Solo demasiada imagiacion con una mujer de este calibre