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Decido darle un poco de espacio para que se pueda relajar, sigue demasiado tensa aún después del concierto, la veo subirse al coche a toda prisa, así con calma voy en busca de mi coche, me dirijo a su hotel para poder hablar con Pepe con calma y analizar un poco la situación. Cuando llego noto a Pepe bastante tenso, hablando con una de las chicas de recepción.

-No, se supone que nadie mas que ella debería de subir, nadie a dado orden de permitir nadie mas.-La chica no sabe que mas decir ante la perorata de el, la toco el hombro y me quedo mirándolo, me da una mirada de algo que no se como describir.-Al parecer un hombre grande y rapado a subido a la misma planta que Mónica, será mejor que averigües algo.-Tras estas palabras me dirijo al ascensor con la cabeza a mi por hora, al salir camino calmadamente hacia la habitación de ella y me fijo en que la puerta esta un poco abierta, algo raro ya que ella siempre la cierra. Al acercarme escucho las voces de Mónica y una que no esperaba volver a escuchar, me acerco a la puerta sin hacer ruido, notando como mi sangre comienza a hervir, procuro no hacer ruido, escucho un golpe sordo y abro la puerta con cuidado, al abrirse la puerta completamente veo a Mónica en el suelo, con la mano en la mejilla y a Oscar casi encima de ella con intención de golpearla de nuevo, sin pensar, salto hacia el, lanzándolo hasta la pared del fondo, viendo todo rojo. Lo sujeto mientras intento encajarle puñetazos, pero el al ser tan grande sabe defenderse, me lanza contra la mesa al otro lado de la habitación, viene directo hacia mi, así que uso la lampara a mi lado para golpearle la cabeza, cuando consigo encajar el golpe le doy un derechazo directo a las costillas lo cual hace que se doble sobre si mismo sin darle tiempo para reaccionar le encajo la rodilla en la mandíbula, haciéndolo caer con un golpe seco contra el suelo. Me quedo observando su cuerpo mientras respira lentamente, me doy cuenta de que no esta muerto, pero sangra bastante, no se que parte de la cara le habré roto pero tampoco me importa me giro lentamente, sujetándome el lateral de la cabeza ya que el golpe que me dio a conseguido hacerme sangrar. Salgo por la puerta sin mirar hacia ninguna parte, veo como Pepe y los demás llegan corriendo hacia donde me encuentro, apoyada en la pared al lado de la puerta. Pepe me mira y observa la puerta abierta.

-Sigue vivo, si es lo que se os preocupa.-Me muevo buscando mi habitación, dos plantas mas abajo, entro lentamente, sin cerrar siquiera la puerta y me dirijo al cuarto de baño para limpiarme la herida, el único problema es que no veo donde tengo la herida así que me frustro y lanzo el jabón contra el espejo, suelto un bufido de resignación y al momento escucho una risa detrás de mi. Al mirar el espejo veo a Mónica detrás de mi, con la bata aún puesta.

-El pobre jabón no tiene culpa de nada, siéntate y deja que te ayude.- La observo directamente a los ojos, dándome cuenta de que esa mujer tiene un aura tan especial, así que sin decir nada, me siento en el pequeño taburete que hay en el baño, ella me deshace la coleta y aparta mi pelo para tener una mejor visión de donde puede estar la herida.

-Bueno, parece que la herida no es gran cosa, te la limpiare un poco pero no te hacen falta puntos, eso es bueno.-Mientras habla coge una toalla para limpiarme la herida, la humedad de la tolla hace que se me escape un suspiro de alivio al sentir el frescor, con calma me limpia y cura la herida con calma. Al acabar sus manos se quedan en mis hombros, apretando suavemente. Me levanto despacio y me dirijo a mi armario para coger otra camiseta, ninguna de las dos dice nada, pero no hay tensión en el ambiente. Cuando me quito la camiseta, sus manos están en mi espalda al momento, suaves, pasando sus uñas por mi espalda, haciendo que mi piel se erice a su tacto. Sus manos se pasean suavemente por donde pasó las uñas momentos antes.

-Por cierto, gracias, por lo de antes.-Sus palabras apenas son un susurro suave, y siento su frente apoyarse en mi espalda, dejo la camiseta donde estaba, sabiendo que no me pondría mientras ella estuviera así, sus manos cambian de lugar y me abraza desde detrás, su respiración es un poco entrecortada y escucho sus sollozos, es algo que no soporto escuchar, así que deshago el abrazo y me doy la vuelta para enterrar mi cara en su cuello. Siento como solloza contra mi cuerpo, temblando de forma descontrolada, le acaricio el pelo intentando que se relaje pero dejándola desahogarse completamente. Tras lo que me parecen horas, noto como se va relajando, y levanto su cara con una mano para limpiar las pocas lagrimas que siguen cayendo. Le limpio una ultima lagrima que se escapa.

-No tienes que darme las gracias por nada, quiero protegerte, y lo haré con todo lo que tengo.-No puedo evitar mirarla a los ojos, intentando que vea en mis ojos, la verdad mis palabras, intentando que calen lo más hondo de ella misma, para que vea que no existe nadie mejor y mas valiente que ella.-Enfrentarte a el de la forma en la que lo has echo a sido muy valiente, y no podría estar más orgullosa de ti por hacerlo, sabiendo que tenias miedo, aún así lo hiciste, y lo hiciste de maravilla.-Mientras le digo todo esto, la acerco a mi cama, sentándola con cuidado, le sirvo un vaso de agua, que se bebe con la velocidad de quien lleva años sin probar gota. La observo relajarse del todo, dejando el vaso en una de las mesitas, la observo con paso felino acercarse a mi, lento, pero firme. Al estar frente a mi, sus manos viajan a mi pecho suavemente, pasando sus uñas por mis hombros haciendo que se me vuelva a escapar un gruñido de lo mas profundo de mi garganta. 

La Capitán y La PanteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora