Velsa mediante
Me calcé los guantes que me alcanzó Buffy y le eché una mirada al cielo nublado; la mañana que había comenzado con un cegador sol, se había oscurecido de un momento a otro y nos había obligado a sacar los abrigos que ni siquiera habían sido sacados de los baúles. Podía decirse tan solo por el frío húmedo que me rozaba las mejillas que pronto llovería.
—Señorita, ¿está segura de que desea ir? —Curvé los labios en cuanto escuché a mi pecosa doncella susurrarme antes de que pudiera dar un paso dentro del carruaje—. Lloverá.
—Pero aún no llueve y ya dije que asistiría, sería muy grosero de mi parte faltar y no avisar con antelación —respondí relajada y acepté su mano para apoyarme y subir.
—Estoy segura de que no sería la única.
—Buffy, iré.
—Como diga, señorita... dejaré dicho que tengan té de limón y miel para cuando volvamos. —Antes de que pudiera negarme, la vi correr unos pasos hacia la Daisy que había salido a despedirnos y suspiré por lo bajo.
Pese a que los médicos habían constatado más de una vez que me encontraba en perfecto estado y que yo repitiera que nunca me había sentido tan bien como ahora, no había nadie en la mansión que se atreviera a ser descuidado; de hecho, había tenido que luchar un poco con mi padre para que me dejara asistir a la reunión y preví que podría pasar lo mismo con las demás invitaciones a las que había confirmado mi asistencia.
Sea como fuere, desde que había tomado mi decisión, no había poder en el mundo, ni siquiera la lluvia, que pudiera detenerme de acudir a ese encuentro; así que, una vez Buffy terminó con sus preocupaciones y subió al carruaje. El relincho de los caballos fue seguido por el movimiento de las ruedas y pronto salimos a las calles; como se esperaba, el tiempo había frustrado los planes de muchos, puesto que no se podía ver el mismo movimiento de siempre.
Ahogué un bostezó y cerré los ojos lo que restó de camino; aunque no llegué a dormirme, era preciso decir que mi cuerpo se había relajado bastante para cuando llegamos frente a las puertas de la mansión Westley, lo que me permitió mostrar una sonrisa menos formal y más amigable a la señorita Meyer, que había salido a recibirme.
—Me alegro de que haya podido asistir. —Sonrió luego de hacer la debida cortesía y se hizo a un lado—. No seremos muchas hoy, no lo éramos en principio y creo que el cielo no nos favorecerá tampoco, espero que no le moleste.
—En lo absoluto. Velsa dispone y creo que será mejor para hablar con tranquilidad —respondí luego de igualar su paso y seguirla al interior. No quería andarme con muchos rodeos y esperaba que mi anfitriona fuera una persona inteligente.
—Por supuesto, la conversación siempre es más fluida cuando hay menos personas.
El intercambio de frases cordiales que se esperaba se dio con éxito y tanto ella como yo parecimos conforme con ello. La hija del marqués era lo que yo esperaba que fuera.
Luego de aceptar la invitación, había hecho algunas averiguaciones, más que nada porque Katia Meyer se había presentado junto con Lucile Brigth que tenía una obvia resistencia a mi persona y quería saber a qué tipo de obra entraría; lo sorpresivo aunque agradable fue descubrir que esta señorita no tenía relaciones de amistad tan profundas con los Brigth, solo una relación de primas entre sus madres que se veía cordial en la superficie y aceptable en el mejor de los casos cuando de lo personal se hablaba.
Los caballeros que me seguían fueron dirigidos a una sala de descanso cercana, mientras que Buffy me seguía dentro del salón en donde tres damas más, con sus respectivas doncellas, ya se encontraban sentadas.
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Gea [PAUSADA]
Fantasy¿Y si te dijeran que vas a perder la cabeza? ¿Que tus padres van a morir? ¿Tus hermanos? ¿Tu prometido? ¿Qué harías? ¿A qué te aferrarías? Gea no sabía que un viaje a la capital para conocer a su prometido la sumergiría en una telaraña de conspira...