La primera semana que pasé en Eirán, el clima se volvió cada vez más agradable y los restos del invierno terminaron de desaparecer, como si nunca hubiera estado allí; y el invierno no era lo único que pareció desaparecer de la impresión de las personas, la noche del diario también se convirtió en una especie de ilusión, cuya única prueba de que había sucedido era la entrada discordante del 27.
Si fuera una persona un poco más normal, hubiera rogado porque las cosas siguieran de esa forma, pero sin importar cuánto lo pensara, no podía quitarme de la cabeza que algo no estaba del todo bien, como una sensación de discordancia; como tal y pese a que era irracional, volví a escribir en el diario sin que nada pasara.
Cada entrada desde esa noche había permanecido igual, sin alteración alguna, y frente a esta tranquilidad, tuve que volver a leer lo que sí había cambiado para no pensar que todo había sido un sueño, por supuesto, también estaba Buffy para asegurarlo.
Mi doncella se había colgado del cuello el símbolo de Velsa, el fuego sagrado que todo lo purifica, rodeado de estrellas. No había dicho ni una palabra luego de aquel día y yo no tenía intención alguna de recordárselo; si ella podía estar en paz, para mí era un beneficio.
—Señorita, su señoría Felicity ya está aquí. —Justo cuando pensaba en ella, la persona entró con una pequeña sonrisa sobre los labios. El cabello rojo y rizado bien atado en un moño le daba algo de vivacidad.
—Pensé que vendría más tarde —comenté antes de dejar mi lugar junto a la ventana del jardín. Desde hacía rato que estaba lista, más por costumbre que por consideración.
—La marquesa dijo que era importante llegar a tiempo hoy. —Buffy se rio y yo asentí, si era importante estar puntual, no tenía objeciones; lo que me sorprendió en primer lugar fue que mi tía pudiera hacerlo. Los últimos días había comprobado que Felicity Fern podía decir diez y llegar tres horas después.
Una media sonrisa casi imperceptible se asentó sobre mis labios que solo se agrandó un poco más al oír la voz cantarina desde el salón principal y, como se esperaba, la escena que me recibió al entrar fue la de una mujer rubia que se movía detrás de mi padre, cuyo entrecejo se fruncía mientras intentaba mover el pincel sobre el lienzo.
—¿Es la cuñada? Hace mucho que no la veo. —Un suspiro de asombro escapó de los labios femeninos e hizo que el rostro de papá se suavizara, solo para volverlo negro con sus siguientes palabras—. Siempre dije que era demasiado bonita para ti.
—Felicity.
—¿Qué? Estoy diciendo la verdad.
—Tía. —Decidí que este era el momento justo para interrumpir y me acerqué a saludar—. No molestes demasiado a mi padre.
—Cariño, no lo molesto, solo le doy una pizca de emoción a su aburrida vida. —Con una jactancia solo propia de ella misma, habló y se apresuró a tomarme de la mano—. ¿Ya estás lista?
—Sí, ¿solo vamos nosotras? —Busqué con la mirada detrás de ella, pero no había nadie más.
—Abi y Noah ya están allá, solo faltamos nosotras. Apresurémonos.
Afirmé con la cabeza antes de caminar hacia donde estaba papá, ya tranquilo y observé lo que pintaba, era la escena que se veía desde la ventana, el jardín floreciente y el marco de madera clara, solo que en medio del paisaje se había dibujado la figura de mi madre.
—Mamá estará contenta cuando lo vea. —Me reí entre dientes al pensar en ver otro cuadro más colgado en el castillo—. Volveré más tarde.
—Ten cuidado. —Se volvió hacia mí y me miró con una nota de preocupación—. Si hace algo extraño o van a algún lugar que no te guste, vuelve, no es necesario que te quedes.
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Gea [PAUSADA]
Fantasia¿Y si te dijeran que vas a perder la cabeza? ¿Que tus padres van a morir? ¿Tus hermanos? ¿Tu prometido? ¿Qué harías? ¿A qué te aferrarías? Gea no sabía que un viaje a la capital para conocer a su prometido la sumergiría en una telaraña de conspira...