7 del mes 4 de 1523
Nada ha ido bien últimamente, por mucho que me esfuerce, siento que las cosas están marchando de forma extraña. Dominik me ha dicho que no me preocupe, que está todo bien y que las cosas se arreglarán con el tiempo, pero me pregunto cómo. Hay cosas que no pueden arreglarse por mucho tiempo que pase, después de todo, él no volverá. Sé que estoy siendo demasiado emocional para mi bien y que debería concentrarme en ser una buena esposa y lo intento, solo que pensar no me ayuda y comienzo a imaginar cosas. Hoy me pareció ver una figura junto a mi escritorio, por supuesto, no había nadie. Tengo que dormir un poco más.
No pude quitar mis ojos del papel durante un buen rato; hacía tiempo que habíamos regresado de la reunión de la señorita Meyer y la lluvia se había intensificado. Ya había comido suficiente junto con el té y tampoco tenía el ánimo para hacerlo; solo podía pensar en toda esa gente que había visto desde el carruaje y que de pronto había desaparecido.
«¿Por qué tan pronto?»
Me mordí el labio, llena de frustración y una emoción compleja, compuesta principalmente por miedo, se instaló en mi pecho; tenía la sensación de estarme sofocando. Lo que ella experimentaba eran los primeros síntomas antes de perder la cabeza y podía constatarlo por las siguientes entradas del diario, no pasaría tanto tiempo para que las palabras y descripciones se tornaran un tanto confusas; lo peor de todo, sin embargo, era que esos primeros síntomas de locura, los venía experimentando desde hacía casi un mes.
Miré la luz de la vela, que bailaba debido a la tenue brisa que entraba por la ventana abierta y pensé, absorta en ese silencio que reinaba durante la noche, cuándo había comenzado.
-El grito -dije en un susurro y un escalofrío me recorrió el cuerpo.
El día que entramos a Eiran con el carruaje y los caballos se habían detenido y negado a pasar, esa misma noche, cuando oí aquel grito. ¿Qué había sido después? ¿Los golpes en al puerta? ¿Aquellas voces que parecían sonar en mi cabeza pero también fuera de ella?
Lo que creí que eran sueños, ¿eran realidad?
Volví las páginas y leí con atención en busca de señales, no podía estar segura de si me había saltado algo, pero era la primera vez que ella mencionaba un evento así. Le había parecido ver una figura, pero al final no había nadie.
Mordí con fuerza y sentí dolor en la mandíbula, solo entonces me atreví a aflojarla. El miedo se mezclaba con enojo. ¿Qué era lo que había cambiado? ¿Qué había hecho que sucediera antes? ¿Y si esto se había adelantado, había posibilidad de que las otras cosas también?
Me llevé la mano al pecho y froté con fuerza el lugar en donde podía sentir los pálpitos. Me dolía, pero quizá solo era mi imaginación. No quería creerlo al principio, no podía creer que un día mi cabeza estaría tan confusa que ni siquiera pudiera escribir un línea coherente, pero parecía ser cierto y al miedo y el enojo, también se sumó la desesperación.
«¿Qué pasaría si me volviera loca antes de tiempo?», al principio, pensé que tenía tiempo, ahora, no estaba tan segura.
-Tengo que apresurarme. -Ahora, no era tan importante el diario y de dónde había venido, sino lo que contenía y lo que ese futuro auguraba.
No podía permitir que mi familia se viera envuelta en ese fango.
Respiré profundo y me quedé sentada sin pensar siquiera en ir a la cama. Sería una noche sin sueños en el mejor de los casos. Guardé el diario y me senté cerca del balcón con el chal sobre los hombros, la lluvia estaba fría y algunas gotas salpicaban el interior, pero mantenían mi mente clara.
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Gea [PAUSADA]
Fantasi¿Y si te dijeran que vas a perder la cabeza? ¿Que tus padres van a morir? ¿Tus hermanos? ¿Tu prometido? ¿Qué harías? ¿A qué te aferrarías? Gea no sabía que un viaje a la capital para conocer a su prometido la sumergiría en una telaraña de conspira...