Capítulo 5

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Narra Estela:

Ya hace un mes desde que Pablo y yo somos novios, y se lo dijimos a Mónica y Joel unos días después de que Pablo me lo pidiera. La verdad es que estaba muy feliz. Ya llevamos algunos días pensando en irnos los cuatro juntos de viaje así que mañana nos iremos a Hawai. Así que ahora estamos muy liados haciendo las maletas. Y los chicos ya se han quedado a vivir con nosotras.

-Que ilusión me hace este viaje, es la primera vez que vamos a viajar los 4 juntos.- era temprano y Mónica y yo nos habíamos puesto a terminar de preparar las cosas que nos íbamos a llevar. En ese momento aparecieron los chicos.

-Buenos días chicos. Hola mi amor.- me dijo Pablo mientras se acercaba para darme un beso. Este chico me volvía loca, y sobre todo cuando sus ojos de ese color azul verdoso me miraban con ternura.

-Hola, guapo.- le dije. Después de unos minutos acabamos de prepararlo todo, así que decidimos ir a alguna cafetería a desayunar.

Cuando ya estábamos saliendo del lugar, dio la maldita casualidad de que volví a chocar en el mismo lugar con la misma persona, pero esta vez nadie se manchó de café.

-Parece que te gusta chocarte con la gente.- me dijo Adrián. Yo lo miré con cara de pocos amigos, no quería escuchar ninguna de sus tonterías así que lo que hice fue ignorarlo, pero al parecer eso no le hizo mucha gracia y me agarró del brazo.

-¿Qué pasa, que cuando alguien te habla no le respondes?- yo estaba aguantando todo lo que podía, pero parece que Pablo perdió la paciencia antes que yo.

-¿Puedes soltar a mi novia o no te han enseñado a respetar? Si te ha ignorado será por algo.- le di las gracias a mi novio pero yo no me quedé callada.

- Mira Adrián, estoy demasiado bien como para que vengas tu a molestar así que no te acerques a nosotros, olvida que existimos, ignóranos como yo hago contigo, ¿entiendes?- él no dijo nada y se fue.

Después de eso nos fuimos a casa. Por la tarde avisamos a Mario y Pedro para jugar al voleyball en la playa y echar la tarde como la primera vez que nos conocimos pero sin los insoportables de nuestros vecinos. Ellos nos dijeron que no podían quedar por temas de trabajo, así que decidimos irnos a nuestra casa a descansar ya que mañana el día sería largo.

Hoy nos íbamos a Hawai, estábamos todos muy emocionados. El avión salía a las 10 de la mañana, pero teníamos que estar antes para dejar el equipaje y todo eso, así que nos levantamos a las 7 de la mañana para no ir con prisas.

-Ahora que estamos a tiempo, ¿os acordáis de algo que os falte echar?-dijo Mónica, mirándome ya que yo era un poco despistada pero esa vez si iba bien preparada.

-Yo lo llevo todo. Oye, ¿soy la única que tiene sueño?- era verdad tenía mucho sueño, pero a los demás no se les notaba cansados.

- A lo mejor no tienen sueño porque ayer intentaron dormirse más temprano, y tu te quedaste dormida a las 2 de la mañana.- me dijo Pablo, y le noté un poco molesto ya que él creo que tampoco durmió mucho por mi culpa, así que me acerqué a él y le di un beso y un abrazo porque me sentía un poco culpable.

-Ahora que lo pienso, no hemos desayunado, ¿por qué no vamos a la cafetería de aquí al lado a tomarnos un café?- propuso Joel, yo dije que sí porque necesitaba espabilarme.

Como soy así de inteligente, se me olvidó coger una sudadera, y como ya estábamos lejos de casa Pablo me dejó la suya ya que él se había puesto una camiseta de manga larga.

Ya estábamos cargando las cosas en el coche para irnos, llegamos al aeropuerto en unos 15 minutos y allí estuvimos un rato hasta que nuestro vuelo salió.

Durante el camino estuve escuchando música con Pablo de nuestro grupo favorito, Morat, también vimos una película y charlamos un rato. En un tramo del camino , yo, me quedé dormida hasta que Pablo me despertó.

-Oye Estela ya hemos aterrizado.- me dijo dándome un beso en la cabeza mientras me desperezaba.

Mónica se acercó para decirnos que nos diéramos prisa, que teníamos que recoger las maletas y llegar al apartamento. Si, habíamos alquilado un apartamento, no nos habíamos cogido un hotel ni nada de eso ya que tampoco queríamos gastarnos todo el dinero que teníamos.

Nada más entrar, fui directa a mi cuarto y me tiré en la cama, estaba agotada después del viaje. Al día siguiente iríamos a visitar el pueblo en el que estábamos. El segundo día iríamos a la playa y haríamos surf. El tercer día veríamos una actuación que hacían para enseñarle a los turistas algunas de sus costumbres. El cuarto día también haríamos submarinismo. Y el último día nos iríamos por la mañana así que no nos daría tiempo a hacer nada.

Ya habíamos ido a ver el pueblo, era un lugar precioso y lleno de color, la gente era muy amable y compramos en unos puestos algunas cosillas de recuerdo y estuvimos comiendo en las food trucks que había en la calle. Hoy echaremos todo el día en la  playa, así que nada más levantarnos y desayunar nos vestimos y nos fuimos.

-¿Cuándo os habéis comprado esos bikinis?- preguntó Pablo, aunque Joel también estaba esperando a que respondiéramos.

-Pues cuando fuimos la semana pasada de compras, ¿qué pasa no os gustan?-les dijo mi amiga.

-Si nos gustan, os quedan muy bien,- Joel no podía apartar la vista de su novia, pero vamos que mi chico tampoco se quedaba atrás. Yo le dije a Mónica que eso iba a pasar, es más nos apostamos tres euros que por supuesto gané.

-Oye, ¿podéis dejar de mirarnos así?, tampoco es para tanto.-les dije para ver si empezábamos otra vez a andar porque, la verdad, tenía bastantes ganas de surfear.

Cuando llegamos a la playa vimos a un grupo de personas con varías tablas de surf así que nos acercamos a preguntar donde se podían alquilar las tablas.

-Hola, perdona, ¿me podría decir donde alquilar las tablas? Es que es la primera vez que vamos a surfear y no sabemos nada.- le dijo Mónica amablemente a una chica, bajita, con media melena. Esa chica estaba acompañada de otra más alta y con el pelo más largo.

-Hola, si es en aquel puesto, nosotras os podemos enseñar a surfear si queréis. Por cierto yo me llamo Lucía y ella es mi novia Lara.-la otra chica nos saludó con la mano.

-Vale, muchas gracias por ayudarnos-les dije, y fuimos a alquilar las tablas.

Estuvimos toda la mañana en la playa, hasta que llegó la hora de comer, así que le dijimos a Lucía y Lara que se vinieran con nosotros y ellas aceptaron. Ellas nos contaron que les encanta el volleyball y que por aquí cerca había pista para jugar y decidimos ir. Por el camino nos dijeron que se querían mudar a California así que les propusimos que se vinieran  con nosotros en nuestro vuelo de vuelta para ver algunas casas y esas cosas. Al final estuvimos casi toda la tarde jugando volley, y antes de irnos para nuestro apartamento nos fuimos a la playa para quitarnos la calor.

Los día pasaron muy rápidos, pero los disfrutamos mucho. Ya estábamos de camino a California cuando le dije a los chicos que al día siguiente era el cumpleaños de Mónica  y que le podríamos hacer una fiesta sorpresa. Avisamos a Pedro y Mario, y también se lo dijimos a Lucía y Lara para que vinieran.

El Chico PerfectoWhere stories live. Discover now