Nara Estela:
Estaba terminando de guardar las últimas cosas que quedaban en mi habitación , cuando me miré en el espejo que tenía enfrente de mi armario. Cuando me vi noté lo mucho que había cambiado mi vida en tan solo unos años. Mi yo de ahora ya no era una adolescente inmadura y sin metas que se dejaba mangonear. Ahora era una mujercita que se sentía bien con su cuerpo aunque no fuera el mejor y que no le daba importancia a lo que los demás dijeran. Hace nada estaba entrando en la universidad y ahora ya había grabado una película y me podía permitir comprarme una casa con mi propio dinero y no tener que depender más de mis padres. Sí, por fin lo había conseguido. Iba a mudarme con mi mejor amiga a una casa en California como siempre habíamos soñado. Llevábamos bastante tiempo ahorrando para poder comprarnos una y vivir juntas. Y gracias a haber trabajado y ahorrado dinero hemos podido comprarla a pie de playa. Que más se puede pedir. Ya era el momento de empezar una nueva etapa en mi vida y que mejor que hacerlo junto a una de las personas más especiales que había en mi vida.
Hace unos días estuvimos empezando a llevar cosas a la casa pero todavía nos faltaba unas cuantas. Mañana llevaríamos la mayoría de las cosas que nos faltaban, y supuestamente llegarían todos los muebles. Así que nos quedaba bastante trabajo por delante con la mudanza.
Hoy vamos a ir a descargar las últimas cosas a la casa. Mónica me recogió después de comer y por el camino estuvimos escuchando música y hablando. Media hora después llegamos a la calle donde estaba nuestra casa. Hoy el paseo marítimo se veía más lleno que la última vez que vinimos, pero supongo que sería porque era viernes y la gente aprovecha para disfrutar de la playa ya que apetecía bastante y seguramente yo iría en en algún momento.
-Menos mal que te cogiste estos días de descanso. Sino, no se que hubiera hecho.-le dije a Mónica. Ella sonrió mientras cogía una de las cajas que había en el coche para meterlas en la casa, y yo hice lo mismo.
-Pues seguramente me hubieras llamado para pedirme que por favor que te ayudara.-Me dijo ella mientras entrabamos en la casa.
Pasaron unas horas y llegaron varios de los muebles que habíamos encargado. Estuvimos toda la tarde entretenidas montando y colocando. Por la tarde vino a ayudarnos una de las hermanas de Mónica porque nosotras dos solas no podíamos con todo. Y después de cenar mi amiga me dejó en casa de mis padres y mañana me recogería.
Al día siguiente. Eran las 7 de la mañana cuando escuché mi teléfono sonar, era Mónica la que me estaba llamando así que lo cogí para ver que quería.
-Son las 7 de la mañana, espero que sea importante.-La verdad, en ese momento estaba todavía un poco dormida.
-Pues no se si esto te parece importante... pero dijimos que estaríamos temprano en la casa para aprovechar el día, conocer a nuestros vecinos y mudarnos ya definitivamente. Y el camino es media hora así que tienes menos de media hora para prepararte.- nada más me lo dijo salté de la cama y fui a vestirme y arreglarme, ¡no me había acordado que hoy nos íbamos!
-En 15 minutos estoy abajo de tu casa, así que no te demores.-me dijo y me colgó antes de que pudiera contestar.
Pasados los 15 minutos escuche la bocina de su coche y bajé corriendo para que no se enfadara. Me despedí rápido de mis padres y les dije que los llamaría en cuanto llegáramos.
-Hola, ¿preparada para ser independiente? Bueno aunque tu ya vivías allí sola pero conmigo es mucho mejor.- Mónica me sonrió y arrancó el coche. Ella, por su trabajo, tuvo que irse allí a vivir hace tiempo, así que ya conocía bastante bien la ciudad.
-Hombre claro que estoy preparada.- me dijo cuando me monté en el asiento del copiloto.
Durante el camino estuvimos hablando de varias cosas, también estuvimos escuchando música hasta que llegamos a la puerta de nuestra casa. En ese momento nuestros vecinos de al lado estaban saliendo de la suya.
-Vosotras sois nuestras nuevas vecinas, ¿no?.-Nos dijo un chico alto, con el pelo castaño despeinado y unos ojos de un color verde muy bonito. Se notaba que hacía deporte por su físico en general y por la ropa que llevaba puesta, además los dos aparentaban ser de nuestra edad. El otro chico era un poco más alto que el anterior, tenía la piel morena, los ojos también los tenía verdes, y el pelo castaño un poco más oscuro.
-Si, somos vuestras nuevas vecinas, nos acabamos de mudar pero hemos venido ya varios días.- le contesté alegremente.
-Ya entiendo porque se oía tanto ruido. No sé que hacéis ahí paradas si tenéis tanto que hacer. ¿Qué pretendéis que os ayude en algo?- nos dijo el mismo chico que nos había preguntado. El otro no había dicho nada, estaba ahí quieto viendo lo que pasaba.
-No tranquilo no necesitamos que nos ayude nadie, y no creas que vamos a necesitar que nos ayudéis nos sabemos cuidar solas.- le dije, no me esperaba esa bienvenida y me molestó que fuera así de grosero, cuando no le habíamos hecho nada. Entendía que a lo mejor le hubiéramos molestado un poco por el ruido pero no era para ponerse así.
Al escuchar lo que le dije se le tensó la mandíbula y sin decir nada más se fue hacia su coche y se marcharon de allí.
-Vaya idiotas, de verdad, ¿Cómo se puede ser así de maleducado con alguien?-me dijo Mónica que estaba igual de indignada que yo.
-Pero, la verdad que eran muy guapos, eso no lo puedes negar.-En cuanto la escuché me empecé a reír y ella también.
-Pues sí eran muy guapos, pero da igual si son unos idiotas. Ah por cierto, el otro día encontré en mi casa la lista que hicimos en el instituto de qué personalidad tendría nuestro chico perfecto, ¿tú crees que encontraremos a alguien así, aquí?- le dije a mi amiga. Ella me miró sorprendida mientras íbamos a sacar las maletas del maletero de su coche.
-¿Enserio la guardaste todo este tiempo?- le asentí, y entramos en nuestra casa. Todavía no podía creer que lo hubiéramos conseguido.
Durante la mañana estuvimos colocando los últimos muebles, ordenando y limpiando el desastre que habíamos hecho. Como todavía no habíamos ido a comprar no teníamos mucha comida en la cocina así que pedimos unas pizzas para comer.
En la tarde fuimos a dar un paseo por el barrio, para que Mónica me enseñara donde estaban los sitios y todo eso. A la vuelta de nuestro paseo, nos volvimos a encontrar a los idiotas de nuestros vecinos, que suponíamos que venían de jugar baloncesto, ya que traían con ellos un balón. En cuanto se dieron cuenta que nos habíamos quedado viéndolos, el chico de la otra vez nos dijo.
-¿Qué veis?, ¿no tenéis más cosas que hacer que quedaros ahí viendo como entramos a nuestra casa?- yo lo mire con cara de odio. No sabía qué decir.
-Que pasa, ¿te has quedado sin palabras?- Y los dos se empezaron a reír. Yo estaba flipando con su comportamiento, ¿¡cómo podía tener tanto ego!?
-¿Pero qué te crees el centro del mundo? Solo estábamos echando un vistazo a nuestros alrededores y ha dado la casualidad de que estaban delante. Así que no te creas importante.-le dije aguantando la rabia.
-Vale, lo que tú digas, pero no os enamoréis de nosotros, porque nunca estaríamos con unas chicas como vosotras.- como dijese algo más iba a explotar.
-Tranquilo no creo que pase eso. Dudo que nos vayamos a enamorar de unos idiotas como vosotros, ¿ Y si los que se enamoráis sois ustedes?- dijo Mónica y yo sonreí a su lado. Mientras, ellos se quedaron callados hasta que el más bajito de los dos habló.
-Vámonos Marcos. No merece la pena perder nuestro tiempo con dos estúpidas como ellas.- y se metieron en su casa. Me quede boquiabierta, ¿Cómo era posible ser así de inmaduro, idiota y egocéntrico a la vez?
Después de eso nos metimos a la casa y dijimos que intentaríamos evitarlos lo máximo posible, y que disfrutaríamos de los días que le quedaban a Mónica de vacaciones, porque el lunes ya empezaba a trabajar y yo iría a un casting para una película que se iba a rodar en la ciudad. Esa película era el típico romance juvenil que tanto me gustaba, y tenía mucha ilusión de que me cogieran para ser la protagonista.
En los siguientes días estuvimos comprando la decoración de la casa y comida ya que el frigorífico ya estaba en funcionamiento. Era lo último que nos quedaba por hacer y por fin terminaríamos con la mudanza. Además llevábamos varios días sin descansar por eso de tener que estar viniendo cada dos por tres, así que ya era hora de relajarnos y disfrutar de nuestro nuevo hogar.
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El Chico Perfecto
Novela JuvenilEstela es una chica apasionada por la música, y Mónica es su mejor amiga, una chica a la que le encanta el volleyball. Años atrás ellas tuvieron que distanciarse por los estudios pero eso no las separo. Estela ha empezado a hacer algunas películas...