03.

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El día lunes, Jiwoong despertó sabiendo que todo lo ocurrido el día anterior fue sólo un mal sueño.

Claro que fue un sueño, porque era imposible que su mamá se hubiera dado el tiempo de buscarle un novio a su hijo por una página de internet, que tenía un nombre estúpido, y hubiera alquilado a un chico por seis meses.

Su mamá no era una loca de patio, así que todo fue sólo una pesadilla de la que se iba a reír más adelante.

Tenía una clase ahora en la mañana en la universidad, donde estudiaba arquitectura, así que ya era momento de levantarse para vivir otro cruel día de esa dura realidad.

Se giró en la cama y pegó un grito al ver un rostro a centímetros del suyo.

Oh no. Oh no.

—¡Despertaste, chico lindo! —gritó Matthew encantado.

—¡¿Qué haces en mi habitación, tú... sonrisitas?! —dijo, cubriéndose con la sábana.

—¿Te gusta mi sonrisa, chico lindo? —replicó Matthew sonriendo.

—¡No!

—¿Te parece linda? —Matthew juntó sus manos llevándolas a sus mejillas, sin dejar de sonreír

Cálmate. Cálmate, estúpido, mantén la cabeza fría.

—¡Fuera de mi cuarto! ¡No te invité a pasar!

—¡Puedo pasar cuando quiera, somos novios!

—¡No somos novios!

—¡El contrato que firmó tu mamá dice que lo somos!

—¡¿Qué mierda dice ese contrato?!

—Que debes tratarme bien, darme abrazos y besos, alimentarme y decirme lindura —Matthew dio un paso y Jiwoong volvió a gritar.

—¡No pienso decirte lindura!

—¡Pero lindo!

—¡Fuera antes de que llame a los policías!

—¡¿Qué son todos esos gritos?! —su mamá abrió la puerta de golpe, furiosa y con la sartén en una mano, dispuesta a golpear a todo aquel que estuviera gritando.

Oh no.

Jiwoong estaba murmurando por lo bajo mientras terminaba de comer su leche con cereal, en tanto Matthew miraba su reflejo en un pequeño espejo de mano que tenía, lamentándose por el moretón que la mamá de su novio le hizo, pues se rió como enfermo...

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Jiwoong estaba murmurando por lo bajo mientras terminaba de comer su leche con cereal, en tanto Matthew miraba su reflejo en un pequeño espejo de mano que tenía, lamentándose por el moretón que la mamá de su novio le hizo, pues se rió como enfermo al ver a Jiwoong aturdido por el golpe que recibió.

El pelinegro se puso de pie, mirándolo de forma horrible, pero Matthew sólo le sonrió mientras pestañeaba repetidamente con inocencia. Jiwoong se limitó a bufar, dejando el bol vacío sobre el lavamanos, agradeciendo que su mamá se hubiera ido minutos atrás a trabajar.

—No sé qué harás ahora —le gruñó a Matthew.

—¿Sigues enojado conmigo, chico lindo? —Matthew hizo un puchero y Jiwoong desvió la vista, sabiendo que observarlo por mucho tiempo lo haría sentir raro.

—No me llames así, Matthew—replicó Jiwoong—. Ahora debo ir a la universidad, así que...

—Te acompañaré —dijo Matthew volviendo a sonreír.

—¿Qué? No —Jiwoong se cruzó de brazos—. No quiero que mis amigos–

—Por favor, también tengo clases allí —Matthew le sacó la lengua—. No todo mi mundo gira en torno a ser tu novio, Kim Jiwoong.

Y sin decir nada más, marchándose como si fuera el rey del lugar, Matthew salió de la casa sin mirar atrás y dejando a Jiwoong con una desagradable sensación en el estómago.

Y sin decir nada más, marchándose como si fuera el rey del lugar, Matthew salió de la casa sin mirar atrás y dejando a Jiwoong con una desagradable sensación en el estómago

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novio de alquiler ∼ mattwoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora