8. CADENA PERPETUA 3/3 +18

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    Las últimas semanas he estado mejor. Luego de la noche que tuve con Madison, parece que nuestra convivencia en la celda ha mejorado, a veces dormimos juntos, una noche en su cama y otra en la mía. Los otros presos ya no intentan acercarse a Madison desde que escucharon nuestra apasionada noche y desde que estábamos juntos más tiempo.
    Tardé 5 años en ganarme un lugar aquí, ganarme el respeto de los demás y ahora que Madison está conmigo, ese respeto se comparte.
    No he tenido pesadillas todos estos días, aún no hablamos del tema pero parece que tener una mejor relación con ella, me hace olvidar mis penas.
    Estaba sentado en el patio hablando con Michael cuando Lincon apareció corriendo hacia nosotros.
    —¡Bieber! ¡Debes venir ahora!— la expresión que traía era de preocupación.
    —¿Qué sucede, hermano? —me levanté de mi lugar junto con Michael.
    —Es Madison, acaba de... Acaba de herir a alguien en los baños —sin pensarlo dos veces corrí hacia los baños, los chicos venían a toda prisa tras de mí.

    Al llegar, empujé a varios presos para darme espacio de pasar y al entrar la vi...
    Fue como volver al pasado, 5 años atrás, todos esos recuerdos vinieron hacia mí de golpe. Anne tendida en el suelo ahogada en su propia sangre. Pero no era ella. Madison intentaba hacer que la otra chica reaccionara, la sangre salía de su cabeza.
    —¡Madison! ¿Qué ha pasado? — fui hacia ella y la levante, tenía rasguños en el rostro y el pecho, el cabello alborotado y un golpe en el pómulo que comenzaba a hincharse.
    —¡Madison la mató! —gritó una de las presas.
    —¡No! Yo no... Yo no quise hacerlo. ¡Lo juro! —exclamó entre llantos y la abracé para sacarla de aquí.
    —Tranquila, vamos a... —no pude terminar la frase cuando los guardias entraron en los baños, todos los presos se fueron deprisa dejándonos a mis amigos, Madison y yo solos, con un cadáver en en el suelo.
    —¡¿Que diablos pasó aquí?! —exclamó Charlotte al ver a la chica muerta.
    —¡Ella lo hizo! —gritó una presa de repente señalando a Madison que no dejaba de llorar aterrada.
    —¡No fue así! Ella la atacó y resbaló golpeándose la cabeza. ¡Solo mira los sucios y resbalosos que están los baños! —dijo Lincon tratando de sonar lo más convincente que podía, ni siquiera yo sabía lo que había pasado.
    —¡Salgan todos de aquí! ¡Ahora!- no lo pensamos mucho y sacamos a Madison de ahí, directo a nuestra celda.
    El resto de los presos solo nos veían sin decir nada. Llegamos a nuestra celda y soltamos la cortina de la puerta para tener más privacidad y Madison seguía sin dejar de llorar.
    —Madison, escúchame —la tomé del rostro limpiando sus lágrimas —¿Qué ha pasado? —trató de calmar su llanto.
    —Yo... Ella... fue muy rápido —me abrazó rompiendo en llanto de nuevo.
    —Chicos, será mejor que nos dejen solos, luego nos vemos —ambos salieron de la celda sin decir nada, solo viendo a Madison con preocupación.
    La senté en su cama para limpiar sus heridas, mi corazón no dejaba de latir a toda velocidad, por un momento pensé que... La perdería también.
    —¿Quieres descansar? —había dejado de llorar desconsoladamente pero aún salían pequeñas lágrimas por sus bellos ojos.
    —Por favor quédate conmigo —oírla decir eso me lastimó el alma.
    —No voy a dejarte —me acosté junto a ella en su cama, abrazándola fuerte, escondió su rostro entré mi pecho y besé
su frente. Estuvimos así por un largo rato, escuchando solo la respiración del otro y ella absorbiendo la mucosidad de su nariz.
    —Tuve miedo de volver a hacerlo —habló de repente con la voz quebrada, dejándome confuso.
    —¿Hacer qué? —se separó un poco de mí sin soltarnos, sus ojos estaban rojos de tanto llorar y el golpe en su pómulo ahora era morado.
    —Nunca te dije la razón por la que estoy aquí —era verdad, nunca hablamos sobre las razones por las que estamos aquí, lo único que ella sabe es que estoy aquí por alguien llamada Anne.
    —¿Quieres hablar de eso ahora?
    —Quiero que lo sepas, sí ahora... Si ahora estamos juntos, si es que lo estamos —su mirada expresaba tristeza y eso me mataba, acaricié delicadamente su golpe y bese sus labios, fue un beso suave, la prueba de que definitivamente estamos juntos. Soltó un profundo suspiro, recostandose boca arriba evitando mi mirada.
    —Yo... Estuve por casarme hace unos meses. Creí que era el indicado, creí que era el amor de mi vida y que me amaba como yo lo amaba —de nuevo las lágrimas comenzaban a asomarse en su rostro. —Pero justo unos días antes de la boda, tuve un día muy cansado en el trabajo, iba a quedarme en casa de mi madre, pero decidí ir a mi casa, donde vivía con mi prometido. Era casi media noche, entré a la casa sin hacer ningún ruido, pero el silencio fue sustituido por... por los gemidos de una mujer —mientras más hablaba más se quebraba su voz —Subí hasta donde estaba nuestra habitación con el corazón en las manos, a cada paso que daba sentía como se rompía a pedazos. Llegué a la puerta de nuestra habitación que estaba entre abierta, no notaron mi presencia hasta que estuve al pie de la cama y fue cuando mi mundo se vino abajo. Era mi futuro esposo cogiendo con mi mejor amiga. Y... No puedo explicar que fue lo que me sucedió, ni siquiera había notado el arma que llevaba en mis manos y sin pensarlo dos veces los apuñalé, había asesinado a mi mejor amiga y dañado a muerte a mi prometido, al que amaba tanto —cubrió su rostro con sus manos mientras se soltaba en llanto dándome la espalda.
    Lo que me había contado me había dejado perplejo, no puedo imaginarla apuñalando a alguien, pero es verdad cuando dicen que nunca conoces bien a las personas, ella tampoco me conoce a mí y lo que yo hacía. La abracé de nuevo, acariciando su cabello, hasta que se calmó y la giré hacia mí, pero aún no me veía.
    —Si piensas que voy juzgarte estas equivocada, no eres la única que ha hecho algo malo —y por fin me vio a los ojos.
    —Pero no estoy aquí por esas razones. Me acusaron de haber matado a mi esposa, pero en realidad no lo hice, ella supo que la engañé y se suicidó. Fue la imaginen más dolorosa de mi vida, la amaba como a nadie y por mi culpa está muerta. Es por eso que he tenido pesadillas los últimos 5 años —jamás había hablado sobre Anne con alguien y ahora que lo hago me hace sentir... libre. —Hice cosas muy malas antes de eso, pero haber causado la muerte de mi esposa, me perseguirá el resto de mi vida. Es más fuerte que haberle arrebatado la vida a mi socio de negocios, jamás ensucié mis manos, pero yo era el que daba la orden, así que mi vida está marcada, estoy condenado a permanecer aquí adentro el resto de mi vida, pero eso ya no suena tan malo ahora que tu estás aquí —eso último había salido sin querer, pero lo había dicho de verdad, Madison había cambiado mi vida dentro de la prisión, había llegado a darme luz en la oscuridad en la que me encontraba. —Créeme que ya no me molesta saber que moriré aquí adentro, si tú estarás aquí conmigo. —Una débil sonrisa se asomó en su rostro y eso me alivió mucho, me estaba sincerando con alguien después años.
    —Seré muy feliz pasando el resto de mi vida contigo, Justin— oír eso fue como si toda la felicidad del mundo cayera sobre mi y la abracé tan fuerte que no quería soltarla.
    Habernos sincerando sobre nuestro pasado había roto la última barrera que quedaba entre nosotros, mi mente y alma se sentía más libre.
    —¡Dios! ¡Quiero hacerte el amor! —quería sentir que era mía, que estaba conmigo y solo conmigo.
    —Tenemos el resto de nuestras vidas para hacerlo.
    Me monté sobre ella besándola delicadamente, quería disfrutar cada centímetro de ella, acariciar su suave y cálida piel, escucharla gemir mi nombre mientras la hacía mía.
    Sus manos suaves recorrían mi espalda sacando mi camisa, sus piernas me rodeaban apretándome contra ella, rozando nuestros sexos que morían por ser liberados y unirse. Amo como su cuerpo reacciona antes mis caricias, antes mis besos que la recorren completa. Amo nuestros cuerpos desnudos, tocándonos, con el anhelo de poder funcionarse y volverse uno solo. Podría hacerle el amor un día completo y aún así no sería suficiente, me enloquece al punto de reconocer que le pertenezco, no podría ser de nadie más que de Madison.
    Sus besos recorriendo mi torso hasta llegar a mi miembro me deja sin aliento, sus bellos ojos avellana me observan desde abajo. Toma mi miembro con su delicada mano y mi corazón late rápidamente al sentir su lengua recorrerlo desde la base hasta la punta. Su boca hace maravillas que me provoca soltar más de un gemido. Cambio rápidamente de roles y me coloco entre sus piernas. La despojo de su sostén y sus bragas, deleitándome de la diosa que tengo entre mis brazos. Beso su boca, bajando por su cuello, sus perfectos senos, su abdomen hasta llegar al borde de su coño, suelta un gemido al sentir como esparzo besos por sus muslos, al rededor de su entrada, pasando mi lengua junto a sus labios, provocando su desespero. Por lo que con sus manos me guía hasta su punto más sensible, exigiendo que lo devore. Elevo sus piernas dándome un mejor espacio para poder saborearla, jamás habrá algo más delicioso que ella.
    Dejo su coño para por fin colocar mi miembro en su entrada, ansiosa por que lo haga, entierra sus uñas en mis caderas empujándome hacia ella. Me deslizo en su interior disfrutando de su humedad. Sus uñas se entierran en mi espalda mientras salgo y entro, sus expresiones me vuelven loco, me encanta sentir como mi miembro es envuelto por la calidez de su apretada vagina.
    Justo en ese momento se dio el aviso de que las puertas se cierran. No lo pensé dos veces y me levanté con ella en brazos. La coloqué de pie frente a la puerta y yo tras ella, pegando mi cuerpo a su espalda, besando su cuello. Cualquiera que pasara por el pasillo podría vernos desde la pequeña rejilla. Me abrí paso entre sus nalgas para entrar de nuevo en ella. El sonido de mi pelvis chocando con su trasero es musical para mis oídos.
    —No pares... No pares, por favor —dijo entre jadeos, definitivamente me volvía loco.
    —Quiero que disfrutes así cada día, cada vez que te haga mía, cada vez que te recuerde que eres mía y que yo soy tuyo, mi Madison —y justo se contrajo ante mis embestidas, dejándose llevar por su orgasmo.
    —Jamás dejaré de serlo, mi Justin.

Mini Epílogo

    La vida de Justin y Madison había mejorado, juntos sobrevivían en la prisión, enfrentaban problemas y nuevos presos problemáticos, habían ganado el respeto de la mayoría en la prisión, eran la pareja que todo lo podía, se protegían el uno al otro. Justin jamás permitía que algún idiota tocara a su Madison y ella tampoco dejaba que ninguna mujerzuela tocara a su Justin.
    Justin no volvió a tener pesadillas, Madison le brindaba paz, le brindaba tranquilidad y las penas que ambos tenían de su pasado habían desaparecido desde que estaban juntos.
    Habían hecho el amor en todos los rincones de la prisión, incluso en el hospital, luego de que Michael convenciera a la Doctora Donovan de tener una cita en el consultorio y así poder escabullir a sus amigos.

    Su sueño frustrado fue tener un bebé, pero sabían que jamás podrían tener uno en esas condiciones, no podrían hacer sufrir a un ser humano de esa manera. Solo podían ser felices uno con el otro, sin compartirlo con un pequeño retoño.
    Se casaron, en una ceremonia organizada por sus amigos. Donde un ex abogado que había ingresado a la prisión por trabajos ilícitos, los había declarado, marido y mujer.
   
    Finalmente Justin murió 25 años después, había sufrido un infarto, dejando a Madison destrozada, había llegado a amarlo como jamás había amado a nadie y Justin también la amaba con su vida, después de pasar tantos años juntos, tener que perderlo fue lo peor que le pudo pasar.
    Es posible morir de un corazón roto, de un corazón vacío, sin la mitad de tu vida, porque Madison murió un mes después de tristeza, acostada en su cama, sintiendo como unos cálidos brazos la rodeaban llenándola de paz, esos brazos que durante 25 años la abrazaban al dormir cada noche, su Justin estaba con ella de nuevo.
    Estaban juntos de nuevo, por el resto de la eternidad.

FIN.

Este es uno de mis One Shots favoritos 🥹 gracias por leer y estar aquí ❤️ se vienen mas historias fogosas. Besos 💋

ONE SHOTS +18 - By IsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora