4. ¿MI ÁNGEL? 1/2

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La fiesta en la casa de mi amiga; Tamara, está por explotar, toda la escuela está aquí desde los marginados hasta los más populares. Creo que fue buena idea ofrecernos para organizar la fiesta de fin de semestre, por suerte la casa de Tamara es lo suficientemente grande para toda esta gente.
    Mientras me encargaba de que nadie rompa ningún objeto valioso, Tamara coqueteaba con "el chico de su vida" llamado Nolan y digamos que su mejor amigo es "el chico de mi vida". Uno de los jugadores del equipo de baloncesto de la escuela; Eliot O'Donell, rubio, ojos como el cielo y muy fornido, es demasiado agradable aun siendo uno de los más populares. Hemos hablado algunas veces por tareas y esas cosas, pero jamás me he atrevido a decirle que me gusta, como Tamara lo hizo con Nolan, o más bien seducirlo como ella lo hizo.
    Creo que no me di cuenta que lo estaba viendo fijamente hasta que lo tenía frente a mí sonriendo por mi cara de asombro.
    —Hola, Nora— me dijo con su radiante sonrisa que me hizo contener la respiración.
    —Hola... Eliot. ¿Estás disfrutando la fiesta?
    —Si, está increíble— tomó un sorbo de su bebida —¿Quieres bailar?
    —¿Bailar?— soy pésima bailando, pero tengo al chico que me encanta frente a mí pidiéndome que baile con él ¡Maldición! —Seguro, pero de ante mano perdón por los pisotones.
    Rio y me ofreció su mano para ir a la pista, divisé a Tamara felicitándome desde lejos por mi logro. Apenas y podíamos caminar entre la multitud, la música estaba muy alta y la verdad no hago buena combinación con ella.
   —¡Venga! Afloja las caderas y muévelas al ritmo de la música.
Lo intenté y no fracasé como lo imaginé, bailábamos de forma coordinada. Esta noche estaba siendo increíble; terminamos el curso, Tamara y yo hicimos una de las mejores fiestas y el chico que me gusta se ha fijado en mí, no podía ser mejor.
    Normalmente no bebo alcohol, solo en fiestas navideñas u otras festividades, pero esta era la mejor fiesta en la que he estado y cuenta como una festividad. Por la multitud que había en la pista, Eliot y yo bailábamos más pegados rozando nuestros cuerpos.
    —¿¡La estás pasando bien!?— por lo alto de la música debía casi gritar al hablarme.
    —¡Si! ¡Me la estoy disfrutando mucho!

Nos hemos bebido varias copas, perdí la cuenta desde que Eliot me pasaba las copas una tras otra, ni siquiera sé lo que estoy bebiendo, espero no esté intentando embriagarme a propósito. Nos alejamos de pista para salir al patio trasero donde también había mucha gente. ¿De dónde salieron todos? Nos sentamos en una banca alejada de todos, en mí interior sentía mucha emoción por estar a sola con Eliot.
    —Sabes, Nora... ahora que puedo verte bien, eres demasiado linda— dijo y sentí como mis mejillas ardían, me había ruborizado.
    —Y... tú eres muy... guapo— dije apenas con mucha vergüenza.
    —¿Quieres ir a dar un paseo por ahí? La música está muy alta y comienza a molestar.
    No respondí, simplemente tomé la mano que me ofrecía. Salimos por la puerta trasera que dirige al bosque cerca de la casa de Tamara, nos alejamos de la fiesta ¡Tomados de la mano! No decíamos ninguna palabra, pero no era un momento incomodo, al menos no para mí. Falta decir que no debí haber debido tanto porque me siento estúpidamente mareada y no quiero decir o hacer alguna estupidez con él. Nos sentamos cerca del borde de un enorme árbol lejos de la fiesta, éramos solo él y yo, con el cielo oscuro despejado lleno de estrellas.
    —¿Tienes frío? Te veo un poco pálida— dijo a punto de quitarse su chaqueta.
    —No, estoy bien. Seguro es porque bebí demasiado, me siento un poco mareada— cuando dije eso me observó con un poco de seriedad, como analizándome.
    —Me gusta verte ¿Sabes? Te veo y tienes algo que es... no sé como explicarlo, pero me gusta. ¿Cómo es que no te vi así antes?
    —¿Así como?— pregunté nerviosa.
La distancia que había entre nosotros se acortaba, se estaba acercando a mí, pero había algo en él, su mirada no era como imaginé que sería cuando me besara, era de esas que parece que están buscando algo en ti o juzgando.
    —E... Eliot— tartamudeé nerviosa, comenzaba a asustarme, estaba terriblemente cerca de mí, casi sobre mí. Coloqué mis manos en su pecho para que no se acercara más, pero tomó mis manos con rapidez y en un abrir y cerrar de ojos se monto sobre mí. Al dejarme caer sobre el duro suelo me golpeé la cabeza y solté un pequeño grito de dolor.
    —Shhh. No debes gritar.
    —¡Eliot! ¡Muévete de encima, me estás lastimando!— intenté moverme para soltarme de él, pero me aferró las manos sobre mi cabeza, dejándome inmóvil. Estaba muy asustada, me sentía mareada, débil y no podía poner fuerza alguna.
    —Vamos, linda. Sé que lo quieres— dijo intentando besarme.
    —¿¡De que estás hablando!? ¡Suéltame!
Su boca se acercó a mi cuello para besarlo, pero mi forcejeo se lo impedía. Esto no era lo que yo quería, el supuesto chico de mi vida quiere sobrepasarse conmigo. Me dieron unas ganas terribles de llorar, había sido una tonta.
    Pero alguien o algo lo movió de encima, Eliot voló a unos metros cayendo muy fuerte al suelo, me quedé helada y perpleja, inmóvil al no saber que pasaba.
    —¡Te dijo que la dejaras!— reclamó una masculina y muy molesta voz que jamás había escuchado antes. No podía ver quien era el hombre que caminaba con furia hacia Eliot.
    —¿¡Qué te pasa, imbécil!?— Eliot se paró con dificultad para intentar golpearlo, pero el otro sujeto esquivó su golpe y solo escuché ruido de su puño chocando con las cosquillas de Eliot, que soltó un desgarrador quejido, desplomándose otra vez en el suelo.
    Intenté levantarme para escapar, pero la cabeza me dolía mucho por el golpe. Estoy pareada por el alcohol, tengo un golpe en la cabeza y un extraño podría matarme.
    —Tienes tres segundos para correr o te romperé la cabeza.
Como alma que lleva el diablo, Eliot, con mucha dificultad se levantó y sin ver hacia atrás corrió como gallina de vuelta a la fiesta, dejándome sola, con un extraño.
    Solté un quejido de dolor al intentar pararme de nuevo y fue cuando el sujeto se dio cuenta que yo seguía ahí, se acercó a mí y se agachó a mi lado, no podía divisar muy bien su rostro por lo mareada que me sentía. Me tomó de los brazos y me levantó, era unos veinte centímetros más alto que yo, me tambaleé un poco, pero me sujetó fuerte.
    —¿Estás bien?— y al fin vi su rostro; ojos miel, cabello negro, piel bronceada, musculoso por lo que veo bajo esa chaqueta negra. Jamás lo había visto por aquí.
    —¿Qui... quien eres?— mi cabeza daba mil vueltas, mis ojos empezaban a pesar y sentía como mi cuerpo pesaba también.
    —Soy Gabriel. Tu ángel guardián.
Subí mi mirada para encontrar la suya, estaba muy confundida, pero ¿Qué estupidez ha dicho? No sabré la respuesta porque de un momento a otro todo se volvió negro...

ONE SHOTS +18 - By IsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora