Capitulo 9

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Un nuevo día amanecía en el palacio, en unos de los aposento se encontraba durmiendo la pareja real ''El sultán Suleiman y La sultana Hurrem''. Suleiman el primero en despertar se volvió a contemplar a su mujer. La manta cubría sus piernas y su cabello cubría toda su espalda, parece que el mismo sol envidiaba el color de los cabellos de la mujer durmiente e iluminándolos con su rayo trato de adoptar su tinte rojo a través de el. ''Oh, mi amada. incluso ahora mientras duerme es hermosa'' - el señor miro a su tesoro y con una sonrisa en su rostro recordó lo que hicieron anoche. Quitando suavemente el cabello de su espalda, beso suavemente a la sultana entre los omoplatos, de los cuales ella se retorció mientras dormía y lentamente para no despertar a su Haseki, se levanto de la cama. Encontrando sus pantalones, rápidamente se los puso y silenciosamente abrió la puerta y salió de las habitaciones. Al ver a la criada, dijo- Hatun. ''Si, Majestad'', respondió la sirvienta y se inclino. -Trae el desayuno para dos a los aposentos de la sultana Hurrem... y recoge un ramo de tulipanes del jardín y dile al guardián de mis aposentos que hoy confió todos los asuntos de estado al gran visir.... y se cuidadosa no quiero que despiertes a la sultana. -Como usted ordene mi majestad -dijo y desapareció.

En lugar de volver a los aposentos de la sultana, se fue a su habitación. Cuando llego a su aposento abrió la puerta y entro, caminando hacia su escritorio, abrió uno de los cajones y saco un collar de esmeraldas. ''Creo que le gustara, le encantan las esmeralda'' -pensó y lo guardo en una caja ricamente decorada. Al salir de sus aposentos se puso una bata de baño, la cual estuvo esperando al dueño toda la noche en su cama. Un minuto después estaba en los aposentos de Hurrem. Al abrir la puerta, vio que su mujer aun dormía, el desayuno ya había sido traído, los tulipanes que pidió eran de diferente colores y estaban atados con un hermoso lazo, estaban sobre una de las bandejas. Tomando el ramo, se dirigió a ,la cama de la mujer y poniendo las flores y la tablilla en el sofá, se acostó a su lado y espero a que su amada abriera los ojos.

La Sultana Hurrem no se hizo esperar mucho, abriendo lentamente los ojos, vio a su esposo frente a ella y sonrió. -Suleiman. -Buenos días, mi rosa risueña susurro suavemente y puso su mano en su mejilla. Envuelta en una manta, Hurrem se sentó sobre sus rodillas y busco los labios del señor. Suleiman tomo a su esposa en su brazos y se entrelazaron en un largo beso. -Suleiman- susurro hurrem mientras acariciaba la barba del sonriente sultán -di que esto no es un sueño. ''Esto no es un sueño amor mío. Esto no sucede en un sueño, y entrecerró los ojos hacia el ramo y la caja. -Oh... -suspiro la sultana, llevándose el ramo a la cara,- que aroma tan maravilloso. -dijo, y la misma caja que contenía el collar, dejando aun lado el ramo la sultana abrió la caja y al ver el adorno dijo - Que hermoso es... ¿ Me ayudas a ponérmelo? -Bueno, ¿Cómo puedo negarle algo a la dueña de mi corazón? -se levanto de la cama y se acerco al espejo para poder ver a hurrem, comenzó a observar la frazada caía de su cuerpo y como ella se ponía una bata -Que hermosa esta -pensó el sultán. La sultana se acerco al espejo y tomo su cabello en la mano. Suleiman coloco el collar en su hermoso cuello y colocando sus manos sobre el vientre de su mujer, la beso en el hombro. Susurro en su oído ''Hurrem eres mi amor, El brillo de tus ojos, tu calor... hacen palpitar mi corazón, si algún día me faltara no podría vivir sin ti porque eres todo para mi, mi amiga, compañera, confidente, cómplice, comprensiva, leal, amante, infinita y humana. Oh amor, me ahoga no sentirte cerca, no te alejes mas allá del contacto de nuestro cuerpos, todo lo demás me sabe a frio y sin vida. Cada vez que te miro brillas como una estrella que ilumina mi vida, me das alegría y muchas ganas de vivir, Cada vez que te vas, yo me quedo en la triste noche, cada vez que apareces el día se llena de luz y alegría, No se si fue el destino o la casualidad que nos unió pero desde entonces no hay mas destino que tu y mas casualidad que amarte como a nadie y nada en el mundo. Ni con todas las palabras, ni con todas las poesías, ni con todas las canciones podría expresarte todo lo que siento por ti.''

La sultana Hurrem sonrió emocionada y beso a su esposo, Suleiman la acerco mas el y se fundieron en un apasionante beso. De mala gana se alejaron, la sultana tomo la mano de su marido y camino hacia la mesa a comer, durante la comida hablaron de todo el mundo, sus hijos, del tiempo, diversas obras literaria, de la comida, política, economía, jurisdicción, Suleiman no dejo de sorprenderse por la erudición de su esposa, ''Ella es una mujer y en teoría no necesita entender todo esto, ni en política ni en los asuntos del estado.... Me parece que no puedo encontrar a una mujer así en términos de inteligencia y educación, Ella no solo es hermosa, también es inteligente. Ella es una Venus.

NUESTRO AMOR NO TIENE LIMITESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora