Capítulo 07.

5K 493 205
                                    

Capítulo 07. Los aliados cerca.


Permanecí con las manos cubriendo mis ojos, expectante a lo que sea que él tenga en mente y que por esa razón, me pidió que no mire.

Puedo escuchar que se mueve por todo el lugar y empuja cosas o las deja en el suelo.

Mmh...no lo sé, alguna de esas dos cosas.

―¿Ya puedo mirar?

―Dame un segundo, cielo.

―¿Ya?

―No.

―¿Cuánto tiempo más? ―Me quejé.

―Pronto.

Pasó un rato más, así que comencé a impacientarme.

―¿Ya?

―Dios, acabas de preguntar hace diez segundos. Realmente tú y la paciencia no son amigas.

―¡Es que quiero ver ya, tío Dante! ―Resoplé una y otra vez.

Lo escuché reír bajo y decir algo así como "niña desesperada".

―Está bien, ya puedes mirar.

Abrí los ojos de inmediato y frente a mí, había un pastel precioso sobre una mesa, un desayuno muy apetitoso, globos alrededor y sobre el suelo, una caja hermosa decorada con papel rojo y un moño.

No está cerrada, tiene una pequeña abertura

―Feliz octavo cumpleaños, niña.

Sonreí y me levanté para correr a sus brazos. Él me atrapó y me rodeó fuerte en un abrazo tan lindo y amoroso.

―¡Gracias! ¡Eres el mejor!

Él se separó de mí y negó mientras me sonreía. Esta vez, no lleva la máscara, a veces no la usa frente a mamá o frente a mí porque se siente cómodo con nosotras.

―Aún no me agradezcas, al menos no hasta que abras tu regalo ―Insinuó, señalando la caja enorme―. Anda, míralo.

Fruncí un poco los labios antes de comenzar a caminar hacia la caja para abrirla con lentitud. Realmente no tardé nada, porque solo era retirar la tapa y cuando lo hice...

Mis ojos encontraron lo más bello que he visto en toda mi vida.

―¡Un cachorrito!

Di saltitos en mi lugar mientras tomaba al perro de pelaje negro y un poco de café en la trompa, las patas y el pecho.

Es tan hermoso.

Lo abracé contra mi pecho, mientras que él también parecía emocionada de que lo sostenga.

―¡Es hermoso! ¡Muchas gracias, tío Dante!

Lo miré sonreirme.

―Creí que te vendría bien un mejor amigo ―Me dijo―. Ah, pero será un perro muy grande, es un Doberman, así que crecerá mucho y será como tu guardián. Él te protegerá cuando yo no esté cerca.

Le brindé mi mejor sonrisa.

―Es el mejor regalo de todos. Lo amo, cuidaré bien de él, te lo prometo.

―Sé que lo harás, eres una gran niña ―Se acercó para alborotar mi cabello―. ¿Cómo vas a llamarlo?

Alcé el perro frente a mis ojos y lo examiné detalladamente mientras ladeaba la cabeza.

El juego de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora