Capítulo 32.

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Capítulo 32.- Las escondidas.

Mierda. Mierda. Mierda.

Di vueltas por todo el pasillo, comiéndome las uñas mientras esperaba a que alguien saliera a decir algo. A darme noticias o lo que sea.

Habían pasado algunas horas desde que ese camión impactó su coche y ahora estaba aquí sola esperando que me dijeran de una vez por todas si estaba vivo.

―Fabrizio de mierda. Bastardo psicópata ―susurré llena de colera―. Me las vas a pagar. Te lo advierto, infeliz enfermo.

Escuché los pasos venir hacia acá.

―¡Lucille! ―Giré al escuchar al presidente llamándome mientras él y sus dos hijos venían en esta dirección―. ¿Qué han dicho los médicos? ¿Cómo está mi hijo?

―No han salido a decirme nada.

―¿Cómo fue que pasó esto?

Sé muy bien cómo fue que pasó.

El imbécil de Fabrizio hizo esto. Su maldita obsesión causó esto.

Y ahora Xander está allá adentro debatiéndose entre la vida y la muerte.

Todo mi trabajo de los últimos meses se irá a la mierda si él se muere. Mis planes y mi esfuerzo quedarán destrozados si no consigo casarme con él.

―Un camión impactó contra su coche y después se dio a la fuga. Estaba inconsciente cuando las ambulancias llegaron ―Negué con la cabeza―. Estaba muy mal cuando los paramédicos lo revisaban.

―¿Qué hacías tú ahí? ―preguntó Mia.

La miré.

―Íbamos a reunirnos en el apartamento que adquirió para nuestros encuentros. Yo iba detrás de él porque nos encontramos de camino ―expliqué, por supuesto haciendo todo lo posible para verme como una novia afectada―. Vi todo desde donde estaba.

―¿Qué casualidad no? Que casualidad que estuvieras ahí al mismo tiempo que ocurría el accidente ―Se encogió de hombros―. A lo mejor y estabas ahí para asegurarte de que tus planes salieran bien.

Hija de perra.

―¡Mia! ¡No es el lugar ni el momento!

―Quiero que te antemano me perdone por lo que diré, señor presidente, pero simplemente no voy a soportar ningún insulto más por parte de su hija...

―Ah, ¿qué vas a decir? ―Me interrumpió ella en un tono venenoso.

―Soporté tus groserías y tus insinuaciones sobre mi familia y sobre mí la primera vez, pero no soy del tipo de mujer que se queda callada mientras los demás la insultan ―Di un paso hacia ella―. Sé que no te agrado y que este maldito recelo es porque no soy la ex novia de Xander, pero déjame decirte algo muy claro y en tu idioma a ver si así me entiendes que mis sentimientos por él son reales y honestos...―Siseé―. Si quisiera muerto a tu hermano, ¿no crees que me habría esperado hasta después de la boda para eliminarlo? ¿No crees que habría esperado a casarme con él, a tener su apellido protegiéndome para así quedarme con todo lo que tiene una vez que muera?

― Bueno, es que...―Balbuceó sin tener la más mínima idea de qué responder.

―Quiero a Xander de verdad y estoy igual o más preocupada que tú. Yo no estoy detrás de lo que le acaba de pasar y para que sepas, estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para demostrar mi amor hacia él y para llegar al responsable de que él ahora se esté debatiendo entre la vida y la muerte ―No la dejé ni hablar más―. Si quieres seguir con esta riña, bien, adelante, pero al menos te voy a pedir que tengas la decencia para esperar a que él esté a salvo. Ahora mi atención está enfocada en que él esté bien, no voy a enfocarme en los insultos de una niña recelosa que no acepta que su hermano avanzó y se enamoró de alguien más. Espero que te quede claro.

El juego de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora