Metanoia (Th FC¡)

23- Hireath

Orgullosamente terminaba de arreglar mi habitación, el hecho de que ella estaba a punto de de despertar, me levantaba el ánimo al 100%.
-Estoy orgulloso de ti- comento Gustav, quien me observaba desde el marco de la puerta -No tuviste que depender de una chica para ordenar tu cuarto-
Reí avergonzado
-Creo que quedaba más bonito cuando lo hacía ella-

Flashback, 14 de octubre, 2007. 3 días después de su aniversario de 6 meses
-No lo hiciste tan mal- comentó, mientras se sentaba en el pie de mi cama
-¿Dices que tocó mal?
Fingi estar indignado
-No quise decir eso, bobo
Ambos reímos, mientras yo me acercaba hacia ella, para poder recibir uno de sus castos besos
El cual me fue denegado
-Tom Kaulitz, mira el desastre de este cuarto
Se paró rápidamente, mientras recogía la ropa del suelo
-Lo lamento, mamá
Reí a carcajadas al ver su cara de enojo
-Yo no le encuentro la gracia
Trate de aguantar la risa para no enfadarla más, lo cual no funcionó para ninguno, y seguimos riéndo.

Al salir de la ducha, Ella y Bill estaban riendo en mi cama, observé mi habitación sorprendido
-¿Ves lo mismo que yo? No parece tuya- burló mi hermano, mientras ella reía.

....

Al ver que la nostalgia otra vez me consumía, golpeó mi espalda gentilmente
-Todo va a estar bien
Se alejo hacia su cuarto, quedando yo solo, nuevamente.
El atardecer me recordaba tanto a ella. Era tan parecido al que había ese once de marzo de 2007, cuando probé sus labios por primera vez
Pero no era el mismo, ningún atardecer, ningún día, y ninguna mujer se comparaba con ese día
Mi celular comenzó a vibrar, al tomarlo, la pantalla figuraba un número desconocido
-¡Ella despertó Tom, Soy Nick! ¡Ella finalmente despertó!
No pude contener mi alegría, parecía un niño pequeño saltando y festejando por toda la casa
-¿Que sucede?!
Pregunto mi hermano, quien parecía que había estado durmiendo
-¡Despertó, Bill! ¡Milán despertó!

Milán
Desde que desperté, supe que no iba a poder evitar confesar lo que estaba sucediendo.
El doctor dijo que había bajado 10 kilos demasiado rápido, y estaba atravesando un periodo de depresión.
Esa noche, yo salí corriendo del edificio, y me doble el tobillo, pero al estar tan débil, tropecé y un auto me atropelló.
Me habían dado un antidepresivo por primera vez, me entristecía tanto verme así, tener que haber llegado a ese punto
De pronto, miré por la ventana, y me di cuenta de que estaba en la misma habitación que el año pasado, cuando el finalmente se declaró.
Pude visualizar el lugar en donde nos besamos por primera vez, entre las amapolas y las margaritas. Parecía que había Sido ayer, ese patio estaba intacto.
Y como ese 11 de marzo, la habitación fue invadida por una presencia armoniosa, que, aún estando a mil kilómetros de distancia, podría adivinar quién era
No quise voltear a verlo, estaba demasiado apenada. Mi rostro no era el mismo de antes; tenía ojeras, los labios lastimados y la cara pálida.
-Milán, mi amor...
Su voz entrecortada me obligó a verlo fijamente a los ojos, los cuales estaban hinchados del llanto
-¿Me recuerdas?- llevo sus manos a mis mejillas, y yo no podía hablar
-Dime que si, cariño, te lo suplico- se puso de rodillas, mientras besaba reiteradas veces mi mano derecha. No podía esconder las lágrimas
-Como voy a olvidarte, Tomie
Su vista se reencontró con la mía, luego de tanto tiempo, volví a sentir su calidez
Se levantó de un salto, tomo mi rostro entre sus manos, y...
-¿Que esperas para besarme?
Sonrió embobado y finalmente lo hizo.

Tras ya dos horas a su lado, supe que no podía perder un minuto más para ayudarla
-Milán...
-¿Es necesario hablar de eso ahora?
-Linda- acaricié suavemente su mejilla -No sabes lo horrible que fue estar tres días creyendo que...que ya no estabas. No aceptaré un no por respuesta, no volveré a perderte
Sus ojos inocentes lagrimeaban, mientras hacía un pequeño y rápido puchero, como si fuera una niña pequeña. Me alegra saber que soy el único que la conoce tanto como para saber, que sus pucheros son una señal del enorme dolor que carga.
La abrace fuertemente, mientras ella lloraba desconsoladamente