Capítulo 1

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Observo sus ojos azules mientras estos siguen las letras que teclea en su computadora a una velocidad a la cual yo no estoy acostumbrada. Su cabello rubio se mueve suavemente con el aire que llega al balcón y sus labios pálidos se fruncen mientras parece pensar.

«Es muy guapo».

Lleva alrededor de cuarenta minutos en la misma posición, desviando su vista solo para ojear las carpetas a su izquierda y volver a centrarse en la computadora que mantiene en sus piernas.

No puedo quejarme, pues, así lo conocí, siendo un hombre trabajador y eficiente, lleno de entusiasmo y devoción por lo que hace, algo que admiro en cantidad.

Recuesto mi cabeza en su hombro tratando de llamar su atención, pero una vez más, no lo consigo. Cansada de esperar y con muchas cosas por hacer, opto por ir a casa y dejar que siga concentrado en su trabajo.

—Tienes mucho trabajo y yo también, creo que lo mejor es si me voy y preparo todo para mañana, será un día bastante ocupado para mí también, —argumento.

El lunes es por lo general el día más ajetreado en lo que a mí concierne. Para Erik, cada día es un lunes.

—Lo siento, no pensé que rechazarían la propuesta, este es un contrato importante y no puedo dejarlo para mañana. —suspira—. Te pedí pasar el domingo juntos porque pensé que estaría disponible, —continúa mirando la pantalla mientras se disculpa por lo ocurrido. Sonrío, aunque sé que no me observa y me inclino para besar su mejilla captando finalmente su atención, aunque solo por unos segundos. Sonríe y toma mi mano para darle un suave apretón—. Prometo compensarte.

Vuelvo a sonreír aún sabiendo que no estoy en su campo de visión y entro en la sala de estar para buscar mis cosas. Apago la televisión que se mantiene en pantalla de descanso y tomo mi bolso para iniciar mi camino a casa.

Es una bonita tarde de domingo, perfecta como para pasarla al aire libre sin preocuparte del calor o el frío, del sol o la lluvia, de los mosquitos o la humedad. Es uno de esos días perfectos que son poco frecuentes durante el verano, de los que no he aprovechado uno solo para hacer algo al aire libre.

Mi casa se encuentra a diez minutos de distancia del apartamento de Erik, claro está, si estuviera en mi auto. El servicio de Uber es tan escaso el día de hoy que el conductor más cercano está a veinticinco minutos de mi ubicación, un largo tiempo para esperar, pero se siente cómo menos, tomándome un café y disfrutando de todo a mi alrededor.

Cierro la puerta y me cambio los zapatos antes de entrar, es una costumbre que aprendí años atrás y que me encantó. Voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua para seguir a mi habitación y cambiarme por algo más cómodo. Lavo mi rostro, trenzo mi cabello y cepillo mis dientes.

Voy a mi estudio lista terminar lo que empecé la noche anterior y esparzo un par de dibujos en el suelo para observarlos a detalle y así llevarlos a la perfección, o bueno, a lo que yo considero perfección.

Tres meses antes de graduarme de diseño de modas, empecé mi propia línea de ropa, usé el conocimiento de mi padre y hermano en la administración de empresas y lo uní con mi sueño de compartir mis diseños con el mundo, y me arriesgué.

Desde que tengo memoria siempre amé diseñar, coser y reparar ropa. Lo hice para mis muñecas, lo hice para mí y ahora lo hago para docenas de mujeres que se sienten identificadas con mi arte y la han apoyado llevándome a crecer en lo que amo.

Olvidando a Dasom MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora