Capítulo 16

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-La vida tiene maneras dolorosas para recordarnos que debemos disfrutar lo que tenemos, pues, no sabremos por cuánto tiempo estará ahí, puede ser por el resto de nuestra vida o solo un periodo de esta, -ambos hemos aprendido ello de una forma difícil-. He vivido el proceso un par de veces.

Cierra la caja que ahora está vacía y me mira.

-Nos entregamos tanto a lo que estamos viviendo, que la felicidad nos ciega y olvidamos por completo que nos puede ser arrebatado -me siento a pensar en aquellas veces que he perdido algo que amo o alguien que amo, y sonrío con las que en su momento dolieron, pero ahora me parecen cosas sin sentido.

No he superado a Dasom.

-Nada que haya vivido antes se compara a lo que sentí al perderte a ti -sus ojos se encuentran con los míos y veo el dolor en ellos, el mismo que vi años atrás.

Me duele saber que le he ocasionado tal sufrimiento, cuando él solo me ha dado alegría, cuando trata de cumplir cada uno de mis sueños y me ha apoyado en cada prueba, incluso ahora que no estamos juntos. Dasom me ha regalado tanta felicidad que no soporté pensar en todo el dolor que estaba pasando por mi culpa, dolor que sigue viviendo.

-Perdóname... -mis ojos se llenan de lágrimas al recordar su mirada aquella noche, el dolor en su voz cuando me hablaba o la cantidad de lágrimas que resbalaron por su rostro, lo he herido tanto.

-¿Por qué te estás disculpando, Ayla? -No sé si quiere que diga exactamente a qué me refiero, o si realmente está confundido, pero por muy difícil que me sea hablar del tema es momento de hacerlo.

Me despierto por la presión en mi vientre y hago una mueca al pensar que mi periodo está por llegar. Abro los ojos tratando de ver con la poca luz de la luna, pero no logro ver nada.

El dolor me hace apretar mi vientre con fuerza. Me siento en la cama para encender la lámpara de noche y el miedo me inunda al recordar que no puede ser mi periodo, pues estoy embarazada. Logro encender la lámpara y levantar el edredón, agradeciendo que no haya sangrado. Aun así, el dolor es cada vez más fuerte, por lo que decido despertar a Dasom con calma para no asustarlo.

-¿Estás bien? -es lo primero que dice mientras pasa una mano por su rostro somnoliento, su expresión cambia a una totalmente preocupada cuando me ve tratando de sostener mi casi inexistente vientre.

-Me duele mucho, -se lanza de la cama con rapidez y va al armario, vuelve con un par de chaquetas y me ayuda a ponerme de pie, observa la cama atrás de mí y se apresura a ponerme la chaqueta y llevarme al auto-. Dasom...

-Estoy seguro de que todo está bien, -no digo nada más, siento que voy a llorar en cualquier momento.

Hace exactamente cuatro días estuvimos en nuestro primer control prenatal donde tuvimos la oportunidad de conocer un poco más de esta etapa y lo que debemos esperar de ella. También pudimos escuchar el latido de nuestro pequeño, quien tenía seis semanas y dos días. Decidimos no decirles a nuestras familias por el momento y le pedimos a Connor guardar el secreto hasta cumplir las doce semanas, cuando mi vientre estuviera un poco más abultado y nuestro bebé fuera más grande que una semilla de sésamo.

Ahora no sé si eso será posible.

Agradezco mentalmente que el hospital está cerca de casa y no tardamos mucho en llegar, porque aunque el dolor ha disminuido, la preocupación sigue en aumento. Dasom baja del auto y me sostiene para ir al interior del hospital, donde me pide sentarme en una silla de ruedas.

El dolor regresa esta vez más fuerte, pero trato de relajarme a medida que empuja la silla por los pasillos hasta la sala de espera donde la enfermera nos indica, que debemos ir.

Olvidando a Dasom MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora