La luz del sol entra por la ventana y llega perfectamente hasta mis ojos, obligándome a despertar antes de lo planeado. Busco mi teléfono para mirar la hora y veo que son poco más de las ocho, pero por lo que escucho, la rutina en casa de mis padres ya inició, así que voy a bañarme para bajar a desayunar.
Mi cabeza duele de tanto llorar y pensar, pero siento mi mente más liviana.
Trato de escoger algo de ropa de mi antiguo armario. Para ser sincera, no hay mucho de donde elegir, me decido por un pantalón marrón y una camisa negra. Después de una ducha rápida, hidrato mi rostro y maquillo un poco, sin poder hacer nada por mis ojos inflamados.
Bajo a saludar a mi familia esperando que el ambiente no se sienta extraño. Mis padres se encuentran cocinando mientras, Gale y Connor hablan y ríen de forma casual. En cuanto me ven avanzar en su dirección, todos me dan los buenos días, hago igual.
Nadie se comporta diferente, «a eso también le temía». Me aterraba la idea de ser mirada con lástima.
Me siento en medio de mis hermanos y mis padres sirven el desayuno. Después de unos minutos, los chicos se ponen de pie para llevar la comida al comedor, y yo los sigo de cerca con el jugo de naranja y el agua.
Estamos listos para comer.
-¿Acaso nadie en esta casa tenía que trabajar? -preguntó mirando a los tres hombres a mi alrededor.
-Soy mi propio jefe, trabajo cuando quiera -dice Connor con una sonrisa.
-Conozco al jefe y no tiene problema con dejarme llegar tarde -continúa Gale haciendo un guiño con dirección a mi padre.
-Lo mismo que dijo el rubio -mi padre señala a Connor y ambos ríen. Mi madre sirve jugo de naranja para los hombres y agua para mí.
-El trabajo nunca será más importante que la familia, además, todos estamos felices de poder desayunar juntos de vez en cuando.
Sé que esta es la forma en la que me están mostrando su apoyo y espero que ellos sepan, lo mucho que significa esto para mí.
Desayunamos en silencio, Gale y Connor me sonríen siempre que nuestras miradas se cruzan y mis padres asienten comprensivos cada vez que los miro.
Al finalizar nuestro desayuno, Gale y yo nos encargamos de limpiar los platos mientras Connor los seca y los guarda. Mis padres fueron a arreglarse, pues mi padre debe trabajar y mi madre tiene cosas que hacer.
-Me gusta verte sonreír, espero que eso nunca cambie -dice Gale cuando terminamos de limpiar. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba sonriendo, probablemente mi cuerpo y mente se sienten tan tranquilo que sonríe de forma involuntaria-. Debo ir a trabajar, te veo pronto pequeña.
-Gracias por venir -lo abrazo con fuerza y después se despide de Connor, dejándonos solos.
-Me siento tan orgulloso de ti, supongo que hablar con Dasom es lo que necesitabas para empezar a sanar, -se acerca para abrazarme y besa mi frente. Su teléfono anuncia un mensaje y él lo lee a mis espaldas justo antes de separarse de mí.- Tengo que irme, avísame si quieres ir a cenar conmigo esta noche.
-Llámame cuando termines tu trabajo y te diré que tanta energía tengo -sonríe.
-No trabajaré hoy, voy a ir a llevarle a Dasom unas cajas que me pidió días antes para su mudanza. También me pidió ayudarlo a empacar antes de que se vaya a Seúl. -Explica mientras escribe algo en su teléfono. Escucharlo decir que Dasom se va a mudar, no es una sorpresa, pero confirmar que su destino es Seúl hace que mi corazón palpite rápido y con fuerza-. Te llamaré más tarde...
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Olvidando a Dasom Moon
Teen FictionAyla cuenta con una familia amorosa que la apoya en cada decisión de su vida, incluso en las malas. El dolor y los secretos la han orillado a tomar la peor decisión, aunque, todavía puede retractarse. Pero primero, necesita sanar todo aquello que l...