Capítulo 15

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-Estoy tan feliz de que ya sepan el sexo, a Jia apenas y se le empieza a notar el vientre, -mi madre revisa el menú que tiene en sus manos y mi padre hace igual con la carpeta que tiene en las suyas-, estoy segura de que es una niña.

-Lo mismo dijiste cuando quedaste en embarazo de Gale, ya no confió en tu sexto sentido mujer -recrimina mi padre mientras acomoda los lentes sobre su nariz-. Me alegra que Jia esté mejor, estaba preocupado con la amenaza de aborto que tuvo.

-¿Jia tuvo amenaza de aborto? -pregunto confundida. Mi padre asiente.

-Un par de semanas antes, la mandaron a reposar y Dasom estuvo encargándose de administrar ambos restaurantes -eso quiere decir que todos sabían y nadie me lo dijo.

Dasom evitó mencionarlo.

Mi mente me lleva a momentos que no son de mi agrado, así que opto por despedirme argumentando que tengo mucho trabajo y que nos veremos en la cena.

Susan está en el escritorio y se pone de pie al verme salir, pero solo sonrío de forma forzada y camino a paso veloz para salir del lugar. El dolor aumenta a medida que avanzo y mi pecho duele solo con respirar.

Estoy experimentando un ataque de pánico.

Me detengo para apoyarme de una pared cuando siento que mi cuerpo tiembla y respiro de forma pausada durante un minuto mientras cuento mi respiración como aprendí tiempo atrás.

1,2,3,4,5...

Cuando alcanzo el número veinte estoy más tranquila, pero mi mente sigue su línea de pensamientos negativos y sé que lo mejor es llegar a casa pronto y evitar que alguien me vea así.

Retomo mi camino hacia la puerta del hotel para ir a mi auto e ir a casa tan rápido como puedo. Sin levantar la mirada, avanzó por el vestíbulo y salgo.

-Mira por dónde caminas, puedes tropezarte- me detengo y levantó la mirada para encontrar a Dasom frente a mí con un par de carpetas en sus manos y una sonrisa. Nos vemos casi de la misma estatura, pues está un escalón más abajo que yo. Lo observo unos segundos y mis ojos se llenan de lágrimas, al mismo tiempo que los latidos de mi corazón se vuelven más fuertes, que trato de seguir mi camino, pero me detiene:- ¿Estás bien?

«¿Estás bien?»

-¿Puedes llamar a Connor y decirle que lo espero en mi casa? -su mano sostiene mi brazo con suavidad y yo respiro profundo-. Necesito irme Dasom, por favor.

Agradezco mentalmente cuando me libera y avanzo hasta mi auto ignorando la preocupación de su rostro, subo al auto y conduzco a casa, concentrada en mantener mi respiración pausada, ni siquiera respondo el teléfono que no para de sonar.

Me quito los zapatos y voy a mi baño para llenar la bañera de agua fría y sin quitarme la ropa entro en ella y dejo que la baja temperatura relaje mis músculos y mente.

Mis pensamientos se detienen cuando mi mente se concentra en el frío de mi cuerpo, me mantengo en la bañera.

-¿Cómo voy a decírselo? -Connor sonríe tratando de tranquilizarme, pero no lo logra.

Hace casi tres meses me mudé con Dasom a la casa que compró, una casa que cumple la mayoría de nuestras expectativas, y aunque le faltan unas cuantas, puede llegar a ser todo lo que hemos soñado. Todo ha sido maravilloso y, aunque a veces tenemos nuestras diferencias, siempre podemos resolverlo de forma pacífica y rápida, haciendo que nuestra vida juntos sea fácil y placentera.

Tan solo una semana antes estaba sintiéndome enferma y Connor también me veía diferente, por ello hoy vino a visitarme con una prueba de embarazo, la misma que tengo en mis manos y en la que puede leerse que tengo más de tres semanas de embarazo.

Olvidando a Dasom MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora