Hasta Que La Muerte Nos Separe

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Pasaron unas lindas y romántica semana más en aquella cabaña, aunque debes es cuando Alex notaba algo extraño y misterioso a su ahora prometido, pero él siempre encontraba una forma de distraerla para que no le preguntara lo que pasaba.

A la mañana siguiente de haberle pedido matrimonio le entregó un hermoso anillo de oro blanco con diamantes.

En esa semana tuvo como se le hacía costumbre días buenos y malos, los malos eran cuando el simple hecho de levantarse la agotaba y se agitaba como si hubiera corrido un maratón, dormía casi todo el dia y Bastian velaba su sueño asegurándose de que aún respiraba.

En esos días Alex se replanteaba haber aceptado ser su esposa, no quería que él sufriera y a su lado lo estaba haciendo, no quería eso para el. Varias veces quiso hablar con él sobre eso, pero leía sus intenciones y evadía el tema haciéndole el amor.

-no podrás evitar que hablemos del tema haciéndome el amor por siempre- le dijo, cansada y satisfecha encima de su pecho.

-puedo intentar, ademas no pones mucha resistencia- dijo sonriente paseando sus dedos por su espalda.

-eres muy bueno persuadiendome- dijo acomodándose mejor sobre su pecho.

- lo que me recuerda que nos vamos mañana- le aviso y ella asintió quedándose dormida.

Bastian los cubrió mejor y se quedó un rato mirándola dormir, el miedo de que él una dia despertara y ella no lo hiciera más lo paraliza va, pero esperaba que no pasará y su diosa se pusiera bien.

Al dia siguiente despues de desayunar, salieron de la cabaña, Alex creyó que regresarían en carretera a Seattle, pero desechó esa idea al ver que se dirigían al aeropuerto y vio el jet privado del griego, además tampoco iban a Seattle, pero eso no lo sabía.

-Bienvenidos- los recibió una azafata, mientras Bastián le quitaba el abrigo- tomen asiento por favor, despegamos en unos momentos- les aviso y Bastian la llevó a sus sillas.

Eran tan amplias que dos personas se podían sentar en ellas, pero a la hora del despegue y aterrizaje era mejor que cada uno estuviera en su silla. Una vez en el aire Alex se acomodó felizmente al lado de su prometido, para besarlo todo el viaje.

-En menos de 15 horas estaremos llegando al destino señor- aviso el piloto y Alex se separó confundida.

-dónde estamos?- preguntó.

-en aspen mi amor- dijo tratando de besar de nuevo, pero Alex lo detuvo.

-ok, entonces a donde vamos que estaremos aquí 15 horas?- preguntó.

Bastian sonrió de esa manera que a ella le encantaba metiéndola debajo de su blusa, acariciando su piel justo en los lugares donde la hacían olvidar cualquier otra cosa menos a él, besó y mordió su cuello y ella encantada le dio mejor acceso.

-no se vale que siempre me hagas esto...- se quejó mordiendo su labio inferior- para distraerme.

El no dijo nada y continuo con lo suyo bajando hasta sus pechos mordiendo sus pezones por encima de la tela de su blusa .

-Bastian- gimió, él sonrió complacido, estaba más que dispuesto distraerla las horas restantes del vuelo.

-( mi amor, llegamos despierta)- le susurro al oído, ella se removió un poco y se abrazó más a él para seguir durmiendo.

********

El ruido afuera de la habitación despertó a Alex de su plácido sueño, envuelta entre las sábanas y cobijas. Le costó unos momentos acostumbrarse a la oscuridad, las ventanas estaban cubiertas, pero podía ver era de dia.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2023 ⏰

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La Otra Hija De Anastasia Y Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora