XI

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Satoru no era estúpido, su subconsciente empezaba a decifrar sus sentimientos por Shoko. El porque de sus reacciones cada vez que la tenía cerca, la razón por la que su corazón se aceleraba cuando la castaña le sonreía.

El chamán se estaba enamorando de la doctora, aunque ahora que lo pensaba siempre lo estuvo solo que nunca se dió el tiempo de hacerselo saber a si mismo.

El de los seis ojos medito sobre el tema cuando Yaga, una de las personas que más respetaba se lo pregunto. Dos de sus amigos le habían hecho la misma pregunta con anterioridad. Sin olvidar que durante el último mes ella no salía de sus pensamientos.

— Satoru, estas enamorado de Shoko?— el director quien tejía un adorable muñeco para su colección questiono algo realmente interesante y delicado para el albino

El mencionado escupió el té que ingeria ante el poco tacto del mayor, ser directo es una de las características de su antiguo maestro, el más alto tosió en un intento de no ahogarse. Aunque no lo quisiera sus mejillas se tornaron de un color carmesí.

— ¿Que dices? — exclamó avergonzado, Yaga sonrió ladino

— Te conozco desde que eras un mocoso indisciplinado, sin mencionar que has estado distraído — dijo mirando con detenimiento a su ex-alumno frente a el.

Gojo enterró su mirada en el suelo mientras se sonrojaba aún más, tal acción le hizo enter al mayor que ni el mismo estaba al tanto de sus sentimientos.

— ¿C-Cómo podría saberlo? — dijo con timidez y su mirada gacha, no era mentira decir que el también quería aclarar su revoltosa mente

Shoko siempre estuvo ahí, cuando todos se alejaron ella fue la única que se quedó a su lado. Jamás olvidaría como la médico lo abrazo mientras lloraba, aún podía recordar la calidez de su cuerpo.

— Hmmmm — el director detuvo su acción para poner una mano sobre su barbilla mientras pensaba

— No puedo decirte algo con exactitud, se trata del corazón humano,tan incomprendible y increíble como las maldiciones — hablo Yaga, el de los seis ojos se mantenía callado mientras lo escuchaba

— Similar a las técnicas malditas este se da de diferentes formas — dijo con mucha determinación volviendo a mirarlo

Gojo apretó los labios un poco preocupado, se escuchaba como una locura pero tenía bastante sentido. El mayor continuo rebuscando entre sus memorias hasta que finalmente dió con algo

— Sentimientos — musitó sin más confundiendo a Satoru

— ¿Que? — no entendía, por lo menos no por ahora

— Los sentimientos son la clave — repitió, el albino seguía sin comprender

— No estás entendiendome — dijo al ver el rostro de su ex-alumno, el asintio

— Bueno, en palabras sencillas es lo que te haga sentir — dijo, Gojo se sorprendió para volver asentir

— Comprendo — su cerebro empezaba a máquinar la información

— Si, debes estudiarte a ti mismo. Que clase de sentimientos provoca en ti— Yaga se tomaba muy enserio lo que decía, contagiando al de los seis ojos quien estaba sumamente concentrado.

Las palabras del director hicieron eco en el interior del albino, esto lo hizo tomar riendas de lo que estuvo posponiendo por tanto tiempo

El chaman más fuerte guardo silencio mientras pensaba para si mismo después de la clase proporcionada por su ex-maestro. Sus recuerdos junto a la doctora hicieron que su corazón se acelerace de una manera única.

Se levantó del sillón en el que se encontraba sentado para retirarse de la oficina de Yaga, este lo miro curioso

— Tengo algo que hacer — musitó Satoru de espaldas para que el contrario no viera su sonrojado rostro

— Si... — respondió el mayor no muy convencido

El más alto salió del sitio, la necesidad de ver a Ieri lo inundó por completo llevandolo a encaminarse hacia su laboratorio. En pocos segundos estuvo frente a la puerta del lugar, tocó un par de veces pero no obtuvo respuesta.

Gojo abrió la puerta del laboratorio para después asomar su blanquecina melena seguido de su gran cuerpo, al entrar se encontró la escena más tierna que jamás haya visto.

Ieri dormia sobre su escritorio usando sus brazos como almohadas, se arrecosto a unos papeles donde logro conciliar el sueño mientras su rostro era cubierto por su cabello.

El corazón de Gojo latio enternecido, se sustuvo del mueble más cercano para no caer mientras tapaba su sonrojado rostro con su mano libre, eran tan linda como un pequeño gatito.

Después de unos minutos donde logro recuperarse de tal sobre dosis de ternura se incorporo para acercarse a la chica, estaba cautivado pero también preocupado, conocía a Ieri y sabía que no era una persona que acostumbraba dormirse en el trabajo.

Estando frente a ella extendió una mano hasta su rostro, acomodo con sumo cuidado y delicadeza cada uno de sus cabellos detrás de su oreja dejando su rostro descubierto. Gojo jadeo ligeramente impresionado ante su semblante dormido, no era la primera vez que lo veía pero su enamorado corazón no le permitía inmutarse al poder verla tan de cerca.

Se inco a su lado para admirarla con detalle, definitivamente era una belleza nunca antes vista. Su piel de porcelana, sus suaves mejillas y sus tentadores labios, una vez más ese deseo de besarla entro llegó a el pero se contuvo con todas sus fuerzas, sin mencionar que Ieri lo mataría si llegase a despertar.

El albino se avergonzó ante sus pensamientos y su corazón se agitó al recordar lo dicho por su ex-maestro. Bajo su mirada mientras negaba con la cabeza.

— ¿Mierda, que me sucede? — se preguntaba así mismo en su mente

Tenía una mezcla de emociónes provocadas por la castaña.

— Es Shoko — dijo levantando su mirada para volver mirarla

— Es mi amig..... — iba a decir pero las palabras de Yaga resonaron en su interior

¿Que clase de sentimiento provoca en ti?

Satoru frunció el ceño al traer de vuelta a su memoria momentos vividos junto a Shoko a lo largo de su vida desarollando un calor inigualable en su pecho.Desde que eran estudiantes hasta convertirse en lo que son.

Ella siempre estuvo junto a el, si Ieri estaba cerca se sentía feliz. Disfrutaba de su compañía, le gustaba que tomase sus lentes y los usará.

Shoko era la persona que curaba sus heridas después de las misiones cuando aún no aprendía la técnica de maldición inversa.El día que Suguru murió y se sintió fatal ella fue la única persona que estuvo ahí para cuidarlo.

Su corazón dió un fuerte latido,juraba poder sentir sus delgados brazos rodearlo. Le faltarían dedos para contar todas las veces que ella tomo sus manos cuando más débil se encontraba.

Satoru se levanto para buscar una manta a sus alrededores, afortunadamente Ieri tenía un par en su poder , regreso con ella en manos para arroparla. El albino no la beso como su mente tanto lo pedía, simplemente se acercó a ella dejando un beso sobre su cabeza.

No, no podía decir que era una amiga, no cuando se había convertido en la dueña de los latidos de su corazón.

Fin del capítulo
Gracias por leer❤️

Vieron los spoilers del manga?!?
Ando colapsando

𝙈𝙮 𝙤𝙣𝙡𝙮 𝙡𝙤𝙫𝙚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora